Capítulo 18

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Narra Ji Ho

Era mi primer día en la universidad, salí de casa con los reclamos de mamá por no ir bien vestido pero por lo menos no llevaba puesta la gorra que tanto odia, aunque me la puse al llegar. Como otros yo no estaba emocionado de comenzar, estudiaría algo que realmente no me interesa, para lo que no tengo vocación pero mi madre eligió por mí ya que es el negocio de la familia y desde que nací estuvo planeando que yo también fuese abogado. Mejor hubiese sido futbolista como quería papá, aunque eso tampoco me gusta, yo quiero ser artista pero supongo que ese sueño quedó en el pasado y ahora es un simple hobbie.

Rebuscaba el horario de clases en mi bolso, sabía que lo había metido la noche anterior pero no lo encontraba así que me detuve un momento para ver mejor y alguien que pasó corriendo a mi lado, me tropezó e hizo que todo se me cayera al suelo. El muy idiota me miró, si es que podía ver algo a través de ese flequillo largo, y ni una disculpa me ofreció, tan sólo siguió su camino como si nada. Estaba sorprendido que esa misma tarde fui a entregar una pizza del restaurante donde trabajo y justo era a la casa de ese chico que me tropezó pero ahora podía verle un poco mejor la cara y aunque fuese un grosero, era muy lindo. Esperaba volver a verlo de lejos en la universidad y de vez en cuando lo veía correr de aquí allá, era realmente adorable.

Hubo un día en la universidad donde una noticia comenzó a correr, una que decía que un chico libremente había escrito en su blog que había besado a su amigo y le gustaría llegar a algo más con él y también que le paga a prostitutos por sus servicios. Todos hablaban de eso de una forma tan despectiva que me parecía estúpido ya que se la querían dar de inocentes cuando nadie lo es en realidad, sólo los niños lo son. No le di importancia porque no me gustan los chismes y no iba a perder el tiempo con eso cuando tengo que estudiar tanto pero al momento de enterarme quien era la víctima de todas esas humillaciones y miradas acusantes, se me apretó el corazón. No lo conocía pero algo me decía que eso que estaba en su blog no era verdad y más por cómo se encontraba de deprimido. En cada rincón lloraba o simplemente se escondía de los demás para evadir sus miradas, incluso hasta un día lo escuché en el baño del piso de la facultad de derecho y le regalé un pañuelo de papel para que limpiara sus lágrimas.

-Deja de llorar - le dije como si fuera tan fácil, como si alguna vez cuando a mí me lo dijeron logré hacerlo.

Me daba lástima por el pobre chico del que supe se llamaba Yu Kwon, no quería que estuviese triste, quería que en su lindo rostro hubiese una sonrisa pero estaba solo y nadie lo ayudaba para hacer eso posible. Quise acercarme pero supe que H.I, el matón de la universidad el cual tiene una muy mala reputación, tenía al chico en la mira y si me le acercaba seguramente me metería en problemas. Suena cobarde de mi parte pero es que vengo de una familia de buenos principios, muy recatada y que es muy conocida en nuestra comunidad y en la iglesia a donde vamos. Todos creen que somos un ejemplo, la familia perfecta, pero eso tan sólo es una fachada de lo que en realidad somos. Mis padres me han presionado toda mi vida, papá me obligaba a jugar fútbol mientras al mismo tiempo mamá quería que me comiera los libros para ser el mejor de la clase y siempre sacar la mejor nota, si no lo hacía, ella se sentía muy decepcionada. Las peleas eran constantes en casa porque mi padre decía que debía ser deportista y mi madre decía que debía ser abogado como ella, mi abuelo y mi bisabuelo. A la final ella terminó ganando y papá tuvo que aceptarlo.

Mis padres pensaban que hacían lo mejor para mí al decidir mi futuro pero fue todo lo contrario. He deseado acabar tanto con éste sufrimiento que ellos me hacen pasar, es fácil, tengo pastillas, hay cuchillos en la casa y vivo en un pent house pero no puedo hacer eso, no tengo las agallas para terminar con mi vida y no le haría eso a las dos personas más importantes para mí, Yu Kwon y Jaehyo que más que mi mejor amigo veo en él al hermano mayor que perdí por mi estupidez.

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