Tim y Ella hicieron el amor esa mañana. Se amaron hasta que sus cuerpos no sintieron más satisfacción, hasta que sus labios no sintieron más necesidad, hasta que sus manos recorrieron cada centímetro de sus pieles calientes.
Tim recorrió el poco espacio de la habitación hasta la cama con Ella enrollada en su cintura, lentamente la recostó en el acolchado y siguió besando sus labios con una calma y lentitud impresionantes, Ella bajó sus manos de su cuello a su espalda y recorrió cada pulgada de ella sobre la tela de la camisa.
De pronto, y sin aviso, Tim separó sus labios de los de Ella, mirándola fijamente con esos orbes cafés llenos de deseo, admirando la belleza de sus pupilas dilatadas, de sus labios hinchados por el largo beso de los suyos, de su blanca y tersa piel, de su cabello alborotado regado en la sábana blanca de su cama.
Ella le miró, cuestionándole, esperando ansiosa a que Tim decidiera de nuevo besarle y no se arrepintiera de lo que estaba haciendo.
"¿Estás segura?" le susurró Tim acariciando su mejilla con el dorso de sus dedos, enviando señales confusas a su cerebro y a esa parte de su cuerpo que Ella no se imaginó que podría estar tan viva como lo estaba en ese momento.
"Creo que..." susurró Ella bajando su mano de su espalda a su pecho, acariciando los botones de su camisa uno a uno hasta llegar a su abdomen, disfrutando de la respiración pesada de Tim chocando con su rostro, mordiendo su labio y subiendo su mano hasta su pecho de nuevo, con la intención de empezar de nuevo el recorrido anterior. "creo que..." susurró de nuevo, mirándolo a los ojos. "nunca he estado más segura de nada en mi vida." Tim suspiró y le regaló una de esas sonrisas que le subía hasta los ojos.
Las manos de Tim bajaron de su rostro a su cintura, moviendo sus pulgares de arriba abajo, Ella volvió a tomar su nuca con las manos y lo acercó a sus labios, besándole de nuevo, jugando con su boca un juego que Tim creyó que no había jugado antes.
Ella empujó a Tim hacia la cama y con una rapidez casi inhumana se acomodó encima de él, colocando sus muslos por cada lado de su cintura, sacándole una carcajada e interrumpiendo su risa con otro beso, de esos que solo ella le daba, besos que nadie nunca le había dado, besos que le volvían loco y le sacaban de este mundo.
Ella tomó las manos de Tim que permanecían a sus costados y las colocó en su cintura, apretando al mismo tiempo la piel por encima de su sudadera, él recorrió su espalda y la encerró entre sus brazos bajándola de su cuerpo, colocándola suavemente de nuevo en el acolchado sin separarse un centímetro de sus labios, las manos de Ella le acariciaban por encima de la ahora incomoda tela de su ropa, rasguñando, pidiendo secretamente tocar su piel, recorrer con las yemas de sus dedos cada poro, conocer cada centímetro de su cuerpo y reconocerlo de nuevo sin necesidad de tocar, pidiéndole más de su abrazo, pidiéndole más de su cuerpo.
"Quítate la ropa." susurró Ella cuando Tim tomó la oportunidad de comenzar a repartir besos en su cuello, respirando en su piel, erizando los vellos de su nuca, acariciándole con sus labios. Él se separó de su cuello con dificultad para mirarla, para admirar de nuevo sus ojos, negros de la excitación, excitación por hacer algo desconocido, por adentrarse en la aventura del sexo, por conocer a fondo a otra persona que no fuera ella misma, admiró sus mejillas de niña, sonrosadas por el calor que su cerebro le estaba enviando a su cuerpo, admiró sus labios rojos, hinchados por los besos que los suyos le regalaron, admiró y acarició su cabello, despeinado por la inconciencia de Ella hacia sus movimientos, admiró el coraje y la valentía de la chica que tenía bajo su cuerpo, desesperada por sentirle, por saborear su piel húmeda, por introducirse en el mundo de un placer desconocido, por respirar el olor de una pasión que no sabía que sentía, por descubrir el funcionamiento de ella misma en la situación en la que se encontraba, admiró la mirada que le dio, dulce, inocente, virginal, y al mismo tiempo sensual, llena de deseo, deseo profundo, un deseo que Ella sentía por él, desde el primer momento en que le vio.
Y lo hizo.
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¿Cuál es tu nombre?
Lãng mạn"¿Cuándo te das cuenta de que tus acciones tienen consecuencias? ¿Cómo sabes que realmente conoces a alguien? Ella Clark pensó que en su vida nada tendría valor alguno como para vivir por ello después de haber sufrido tanto, toda su existencia se ha...