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Las primeras dos semanas del segundo mes del nuevo año se pasaron tan rápido como llegaron y Ella y Tim se habían alejado un poco otra vez, las clases consumían el tiempo de todas las alumnas de último año al acercarse el fin de sus cursos y los preparativos de la graduación.

Una de las clases de Historia había terminado y Tim estaba tan consumido en revisiones de pruebas que no notó que Ella había dejado uno de sus libros hasta que la siguiente clase llegó y una de las alumnas se lo entregó en la mano.

Tim se levantó de su escritorio para estirar su espalda, entumida por mantenerse en la misma posición por más de cuatro horas seguidas, su aula ya se encontraba vacía, cuando volvió a sentarse miró el borde del libro de pasta dura que Ella había olvidado y lo tomó en sus manos, percibiendo como en la mitad del libro se notaba una delgada separación de las hojas.

Abrió el libro en dicha separación y se encontró con un papel doblado a la mitad, frunció sus cejas y dudó por unos segundos en tomarlo. Después de soltar un largo suspiro lo cogió entre sus dedos y lo abrió;

"Hasta estando detrás de ti puedo notar como ODIAS que no te haga caso, cariño, tienes que aprender que dentro de esta aula es no es el Tim al que besaste todas las vacaciones y con el que follaste hasta el amanecer, es el profesor, compórtate."

Tim sintió un leve calor subiendo por sus mejillas hasta postrase en sus pómulos y se mordió el labio, Emma era una de las chicas más sincera que había conocido y le gustaba como hacía que Ella de una o de otra forma pudiera recobrar la cordura, pero al leer ese pedazo blanco de papel se dio cuenta de que, en efecto, hacía mucho tiempo que no le dedicaba tiempo a su pequeña novia, hacía mucho que no le invitaba un café o que le daba un beso sin tocarle de forma sexual. Y el libro que tenía en las manos le abría la puerta de nuevo para tener un encuentro romántico con su enamorada.

Salió del aula con el libro en la mano dándose cuenta de que el horario de clases había terminado debido a las pocas alumnas que se encontraban en los pasillos, se dirigió al final del corredor para subir las escaleras, pasando por el aula de ciencias de donde salieron varias chicas que se detuvieron a saludarlo, Emma estaba entre ellas, y cuando las señoritas se dirigieron a las mismas escaleras, Emma le hizo un gesto discreto, señalándole que entrara al aula.

Dudando por un segundo obedeció a la chica y entró en el aula mientras el grupo de jóvenes desaparecían al final del pasillo.

Dentro del aula encontró a Ella ordenando varios tubos de ensayo en uno de los mesones del aula, subiéndolos a la altura de sus ojos para examinarlos y haciendo anotaciones rápidamente en un pequeño cuaderno.

"Hola pequeña científica." susurró Tim a su oído mientras Ella cerraba su libreta de apuntes, provocando que se sobresaltara y que se llevara una mano al pecho por el asombro.

Ella se giró en sus talones quedando frente a él encerrada por sus brazos que se apoyaban a los dos lados del mesón y le sonrió, negando con la cabeza mientras Tim abría su sonrisa.

"¿Qué haces aquí?" le preguntó Ella tomando sus antebrazos y apretando su agarre, él miró hacia la puerta y luego la miró a ella, borrando su sonrisa.

"Vine a traerte esto." respondió Tim, quitando sus brazos del mesón y recogió el libro de historia que había dejado en él antes de hablarle. Ella le sonrió y tomó el libro, dejándolo arriba de la pila de libros que tenía cerca de los tubos de ensayo.

"Muchas gracias..." le susurró acercándose a él y tomando las solapas de su chaqueta café "no sabía que podrías ser tan servicial..." le dijo sonriéndole, sacándole del pecho a Tim una carcajada que provoco que inclinara su cabeza hacia atrás. Él colocó sus manos en la cintura de Ella y se acercó a su rostro, rozando etéreamente sus labios sobre los de ella, parando en el momento y alejándose varios centímetros de su cuerpo y de sus labios. "¿qué pasa?" le dijo Ella acercándose de nuevo a su cuerpo, tratando de subir sus manos al cuello de Tim mientras éste la esquivaba.

"Alguien puede entrar y vernos..." Ella paró sus movimientos y le miró, frunció el ceño por un momento y luego suavizó su expresión, alzó las cejas y le sonrió mordiéndose el labio inferior. "¿qué?" preguntó Tim confundido a ver semblante de Ella, totalmente cambiado, travieso y divertido. Sin decirle nada se acercó a él y tomó el único botón que mantenía su saco sujeto y lo desabotonó, él levantó sus manos para parar las suyas pero Ella fue más rápida, paseando sus manos por el pecho de Tim, subiéndolas hasta su corbata azul, la cual desanudó "Ella basta." susurró en medio de un suspiro refregándose los ojos.

"Vamos Tim..." susurró Ella desabrochando los botones de su camisa blanca uno a uno con una lentitud extraordinaria mientras le miraba "esto es emocionante, ¿nunca has hecho algo loco en tu vida?"

Él soltó un suspiro resignado y le regaló a la chica que amaba una sonrisa, negó con la cabeza mientras acunaba su rostro con las manos, se acercaba a sus labios y les daba una suave caricia con su dedo pulgar. Ella enredó sus brazos en su nuca y cerró la distancia entre ellos, besándose con parsimonia, en un movimiento lento y sutil, simple roce de labios que le destinaba a Ella delicadas corrientes eléctricas que recorrían toda su espina dorsal, escalofríos que erizaban su piel y le hacían soltar leves gemidos que chocaban con las paredes de su garganta pero que a Tim le volvían loco.

Tim paseó las manos por su cuerpo hasta llegar a su cintura y como si de una pluma de ave se tratara la levantó en el aire y la colocó en el mesón donde sólo unas horas atrás Ella había tomado clase.

Sus labios se movieron con más intensidad, Ella entreabrió su boca dándole paso a la lengua de Tim, quien saboreó su gusto mientras usaba sus manos para recorrer sus muslos por debajo de la falda de su uniforme.

Ninguno de los dos escuchó las risas que se acercaron por el pasillo.

Ninguno de los dos se dio cuenta del pomo de la puerta que estaba siendo girado.

Ninguno de los dos se percató de que alguien les estaba observando.

"Ay. Dios. Mío."

Ella empujó a Tim y se bajó del mesón acomodándose la falda mientras él abotonaba su camisa y se limpiaba los labios.

Tim suspiró mirando hacia la puerta.

Ella sintió la garganta hecha un nudo y los ojos llenos de lágrimas.

Clarissa sonreía en el umbral cruzando los brazos.


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