Dos días después Ella seguía enferma. Al terminar una de las clases Tim se dirigió al dormitorio de Ella con su bolsillo lleno de notas sin leer que Clarissa le había dado al terminar, entre y empezando las clases. Tocó la puerta dos veces y detrás de ella escuchó esa voz. Algo rasposa pero al fin, su voz.
"¡Adelante!" Tim abrió la puerta y asomó la cabeza por el umbral y la vio sentada en la cama, en flor de loto, en pijama, viendo el libro de historia que él le había regalado. "¡Tim!" sonrió, cerrando el libro y poniéndolo a un lado, palmeó la cama unas cuantas veces "ven..." dijo, sorbiendo un poco la nariz, gesto que a Tim le pareció más tierno y gracioso que asqueroso. "siéntate aquí." El aludido obedeció y pasó a la habitación no sin antes mirar a los dos lados del pasillo y confirmar que nadie estaba mirando. Él le sonrió y se sentó a su lado en la cama. No dijeron nada, solo se miraron, pro un corto o largo tiempo, no importaba, sólo se miraron.
"¿Te gusta el libro?" preguntó Tim apuntando vagamente al tomo sin despegar la mirada de los ojos de Ella.
"Si, mucho..." sonrió y despegó su mirada, enviándola a otros lugares de la habitación mientras la de Tim, desesperada, la seguía. "¿Qué te trae por aquí?" preguntó Ella, mirando su reloj de muñeca. "aún es horario de clases."
Tim sonrió y se aflojó un poco la corbata, pasando la mano por su pecho hasta meterla en el bolsillo interior del saco y de él sacó un puño de pequeños papeles rosados, robándole a Ella una carcajada.
"Necesito a mi lectora de mensajes..." y le sonrió, Ella admiró las arrugas que se hicieron en sus ojos y sus pecas adornando las mejillas. Ella amaba esas pecas y cada que las notaba le daban ganas de contarlas una por una.
Tim le tendió todos los mensajes y Ella los fue leyendo uno por uno. Terminando cada lectura con la cara más seria que podía colocar y luego sonriéndole.
Tim adoraba que Ella sonriera. Y sin importar el contenido de cada pedazo de papel, Ella le sonreía. Y él no sabía si era para tranquilizarlo, para apoyarlo o para burlarse de los ofrecimientos inoportunos, insistentes y descarados de Clarissa, pero le gustaba.
"No puedo creer que Clarissa siga insistiendo..." dijo levantándose de la cama y tomando un libro que Tim reconoció como el de Historia, metiendo las notas entre dos páginas al azar. "¿Cuántas veces le has dicho que no?" le preguntó.
"Tres." Le confesó Tim, admirándola mientras se movía por la habitación recogiendo pequeños pañuelos arrugados y tirándolos en un cesto de basura.
"Y sigue insistiendo..." le miró y se sentó de nuevo en la cama. "es toda una zorra..." Tim abrió los ojos sorprendido y soltó una carcajada. Ella le miró reír con una sonrisa en los labios. Esa era la primera vez que Ella decía algo parecido en frente de él. "no se ha dado cuenta de que un hombre como tú..." dijo señalándolo. "no te enrollarías con una alumna..." susurró, mirándole a los ojos, provocando que parara de reír. "¿verdad?" le preguntó levantando las cejas y sin despegar su mirada penetrante de él. Tim carraspeó y evitó su mirada. "Tim..." le susurró Ella cerca del oído mientras él seguía evadiendo su mirada. "era solo una broma..." le dijo acercándose más a él y colocando la cabeza en el hombro de su profesor. "gracias por venir a verme, por cierto." Susurró de nuevo y giró la cabeza para alcanzar la mejilla de Tim y darle un pequeño beso. Tim la miró y Ella se separó inmediatamente de su cuerpo, bajando la mirada, avergonzada y sonrojada.
Le había dado un beso.
Dulce, un suave roce con sus labios.
Todo en lo que había pensado en esa silla de escritorio dos días antes se le borró de la cabeza por completo.
Él tomó su barbilla y la subió con el dorso de su mano. Miró sus mejillas y sonrió al verlas agresivamente de color rosa. Ella le miró y él se derritió al ver la vergüenza en sus ojos.
¿Cómo alguien podía hacer que su corazón se apretara de esa forma?
Él la miró, como pidiendo permiso.
Ella asintió, como concediéndoselo.
Tim se acercó a Ella y la tomó de las mejillas con las dos manos. Respiró de su fragancia, dulce aroma a vainilla.
Y la besó.
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¿Cuál es tu nombre?
Romance"¿Cuándo te das cuenta de que tus acciones tienen consecuencias? ¿Cómo sabes que realmente conoces a alguien? Ella Clark pensó que en su vida nada tendría valor alguno como para vivir por ello después de haber sufrido tanto, toda su existencia se ha...