2.19

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El gran mesón que las monjas decoraron con velas rojas, listones dorados y flores artificiales a medio limpiar estaba lleno de señoritas, Ella se encontraba entre Melissa McLaren, una chica que había llegado de Escocia hacía algunos años y que aún conservaba su raro y hermoso acento, y que compartía las clases de matemáticas y de ciencias con Ella, pero que a pesar de compartir aulas nunca había hablado con ella, y entre Helen Peterson, una chica menor que ella a la que ayudaba algunas veces como su tutora en química, materia que Ella amaba pero en la que Helen era muy mala.

Mientras la Madre Superiora Travis pronunciaba el típico discurso del cumpleaños de Jesús que daba cada año y del que jamás cambiaba ni una sola palabra Ella miró hacia la puerta del comedor, por donde Tim entraba con un traje completamente diferente a los que siempre usaba, pantalones y chaqueta del color del vino que tomaban esa noche, vestía una camisa negra con una corbata del mismo color del traje, entró sonriendo, entró llamando la atención de todas las señoritas sentadas en el mesón, entró interrumpiendo el discurso de la Madre Travis y Ella notó como ni siquiera le interesó, se sentó al lado de la Hermana Alice, una mujer de veinte y tantos años que Ella conoció desde su primer día en el Instituto y de la que sabía mucho pero poco al mismo tiempo, ella le sonrió y él curveó sus labios correspondiendo, pasando sus manos por su saco y desabotonando el botón que la cerraba, subió la mirada hacía los rostros de las chicas que llenaban el mesón buscando la única que le hacía sentir tranquilo, y la encontró.

Ella le miraba desde el otro lado, le miraba fijamente con una sonrisa escondida que solo Tim sabía detectar, él le sonrió con los ojos, regalándole a Ella un dulce aire de complicidad y de secretismo que hizo a Ella sentirse llena de adrenalina.

Tim levantó su mano izquierda y bajó discretamente el puño de su camisa y de su chaqueta, dejándole ver la trenza doble de cuero negro de la cual colgaba una pequeña placa redonda con el grabado "E&T" que Ella había hecho con sus propias manos una semana antes y que había decidido dársela por navidad.

Ella le guiño el ojo y el bajó sus puños acomodándose las mangas y mirando hacia la Madre Travis, Ella soltó un ligero suspiro y sonrió para sí misma, sin darse cuenta de la mirada de Clarissa, que había notado todo aquel contacto visual que habían tenido desde que Tim entró al comedor.


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