Ilusión igual a mentira

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Ella observaba todo en cámara lenta. Sus ojos estaban perdidos en el lugar donde habían desaparecido, alternándose en el collar que le había regalado minutos atrás. A veces podía sentir el toque de personas que trataban de ayudarle, estaba herida y lo sabía, pero tampoco le importaba. En ocasiones, ella era capaz de percibir los movimientos a su alrededor, le hablaban o simplemente intentaban levantarla para alejarle de allí. No lo haría, no por ahora. Hermione parpadeó un par de veces con incredulidad, era impresionante el vacío que la inundaba en ese momento y ella sabía el porqué. De cierto modo fue culpable de esa noche, ella contribuyó a que eso ocurriera.

¿Cómo podían existir seres así? La respuesta llegó de pronto como un haz de luz...

**

"Día de noche buena, por la mañana"

Hermione reía abiertamente con las ocurrencias de su hermana. Era sorprendente que se sintiera tan feliz, después de todo solo habían pasado un par de meses desde la revelación de su verdadera identidad. Estaba consciente de ello, pero no le dolía más esa perdida y mucho menos la traición porque, de cierto modo, se sintió traicionada por la mujer que llamó madre por más de quince años. También por aquellas personas que dijeron ser sus amigos y luego le dieron la espalda al no soportar los cambios en la vida de la castaña.

No todo el tiempo fue fácil para ella, los profesores no le trataban igual y todas esas personas que conocía le ignoraban de la peor manera. Tal vez pesaron que, al ser una Slytherin, había cambiado. Que equivocados estaban, todos.

La antigua Hermione Granger, gozaba de la buena lectura y la tranquilidad, también lo hacía ahora como Rosier. Sin embargo, lo que muchos no sabían de ella era que trataba de mantener un bajo perfil. Eso se decía a los miles de recuerdos que tenía de su infancia, su comportamiento altivo la llevó a la soledad; la castaña se vio obligada a esconder su personalidad prepotente en muchos sentidos, ya que opacaba todo lo bueno en ella. Pero al ser una Slytherin, sorprendentemente, podía ser ella mima.

-Te lo juro, esos leones echaban fuego en la biblioteca al ver que uno de sus cachorros hablaba conmigo –dijo indignada su hermana. -¿Qué tiene de malo? Esa estúpida rivalidad entre casa... Jaden fue mi amigo antes de ser un Gryffindor y una endemoniada casa no lo cambiara.

-Estoy de acuerdo, a veces es casi insólito el odio que podemos tenernos –admitió la castaña sonriente. –Solo mírame a mí, soy un ejemplo fiel de eso. Las especulaciones y viejos rencores calan hondo en cada casa. Por lo menos yo nunca me di la oportunidad de conocer más a fondo a alguien de Slytherin... en mayoría son pura apariencia.

-Sí, también es crianza –Oriana se encogió de hombros. –Evy, ¿qué crees que estén haciendo Pansy y mi hermano en la biblioteca? Asumo que comiéndose mutuamente.

La castaña soltó una carcajada. –Es probable. Sam piensa que nadie se ha dado cuenta, pero que conveniente que nuestra madre les permitiera estar solos allí y nos ordenara no molestar... -indicó con tono irónico.

-Obviamente –secundó la pelinegra bajo el mismo tono. -¿Sabes? Me alegra que la estés aceptando...

Le tomó solo un par de segundos entender de lo que estaba hablando.

-Difícilmente lo ignoraría, ella se coló en mi corazón rápido –admitió esbozando una media sonrisa. –No te mentiré, hay días que me levanto desorientada, como si perdiera mi identidad. Luego recuerdo todo... -soltó una pequeña carcajada sin humor-, ella no se merecía perder a su hija de esa manera y yo no tengo derecho a alejarla de mí. Lo mínimo que puedo hacer por ella..., por ustedes, es aceptarlos e intentarlo.

Gryffindor nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora