La marca

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Hermione estaba acostada en su cama. Hace cinco minutos que había dejado su libro y apagado la lámpara. Ahora a oscuras, toda su atención se centraba en el silencio que rodeaba su habitación y las estelas de luz que anunciaban una tormenta. Ella dejó escapar un gruñido, estaba aburrida y no podía dormir gracias a una extraña sensación que tenía en su pecho desde hace días.

Después de unos minutos la castaña se rindió y decidió bajar por un poco de leche tibia con miel, un relajante seguro. Bajó las escaleras a oscuras, ella se conocía todo el lugar de memoria, cada curva y relieve. Si de algo le habían servido esas semanas de vacaciones era para conocer a su familia y recorrer secretamente todos los rincones de su casa.

Ya en la cocina, ignoró a los elfos y comenzó a prepararse un poco de leche con miel. A pesar de todo, sus pensamientos iban hacia una sola dirección, Draco. Tres semanas atrás se despidieron en el anden y a estas alturas no sabía nada de su paradero. Él fue su némesis, pero en poco tiempo se convirtieron en algo más... como cómplices o al menos así lo sentía ella. No podía llamarle su amigo porque había mucho por conocer, sin embargo, estaba segura que no lo odiaba más

-Eres igual a tu madre cuando siente que algo pasa... -Hermione se giró nada sorprendida y fijó su mirada en Gilbert, su padre. –Ella baja siempre por las madrugadas a cocinar o simplemente se sienta a charlar con algún elfo.

-Bueno, tengo algo en común con ella –afirmó encogiéndose de hombros. –Cuando vivía con los Granger me la pasaba toda lo noche en la cocina. Hacía pasteles y toda clase de repostería.

-Ella no es tan buena cocinera de todos modos, pero nunca he dejado de probar cada creación suya –susurró y la castaña fue capaz de ver su estremecimiento. –La verdad es que me he enfermado por su culpa un centenar de veces, pero siempre estaré feliz de probar lo que ella prepare.

-Eso esta bien... -susurró mirándolo. –No pretendo presumir, pero hago unas tartas excelentes. Tal vez algún día les cocine.

-Y nosotros estaremos encantados de probarlas –aseguró apartando un mechón del cabello de su hija. –Ahora dejemos de evitar el tema y cuéntame... ¿Qué es lo que te preocupa?

Ella cruzó sus piernas de una forma muy infantil y algo incomoda, al menos eso pensaba su padre. Había desviado la mirada mientras pensaba que decirle y como explicarle algo que de seguro ya sabía. Hermione dio un sorbo de su bebida mientras sus pensamientos viajaron a los últimos días que supo de él.

"Los Rosier habían llegado a la mansión a eso del medio día. Oriana correteaba emocionada por los jardines mientras que Diane la seguía con una sonrisa. Gilbert ingresó a la mansión y Hermione caminaba tomada de brazos con su hermano. Todos esos meses le había enseñado a apreciar las pequeñas cosas que le regalaba la vida.

Cuando se enteró que no era una Granger, ella se limitó a sobrellevar la situación y aparentar. Poco a poco esa pantalla fue cayendo y le parecía más tolerable estar rodeada de personas como los Slytherin. Debía admitir que tenía un mal concepto de ellos, aunque algunos no son buenas personas.

Conoció a fondo a las personas que llamaba sus amigos ahora, Pansy y Nott. Al principio chocó mucho con sus personalidades, pero supo comportarse y manejarlo, sobre todo con cierto rubio que solía ser su enemigo. Ahora ella no sabía lo que sucedía entre los dos, pero definitivamente no lo odiaba más y estaba más que claro su empatía hacia ese chico. Por otro lado, no imaginó sentirse tan bien al saber que tenía hermanos, fueron su principal apoyo y los amaba; fue realmente fácil encariñarse con ellos y estaba agradecida por ponerlos en su camino.

Desde el día de su llegada, Hermione mantuvo una comunicación estrecha con su prima, ahora su mejor amiga; le escribía una que otra carta a Teo que resultó ser más divertido de lo que imaginó. Sin embargo, Draco le enviaba cartas a diario donde le contaba los por menores en su hogar. Lo mucho que Narcisa sufría por su destino y él también, lo leía entre líneas. Pero de un momento a otro, dejó de escribirle y la ansiedad comenzó a propagarse como un veneno. Necesitaba saber de él."

Gryffindor nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora