Reencuentro...

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Snape trataba con todas sus fuerzas de no jadear ante el dolor, no se lo podía permitir. Por ello centraba toda su atención y sus fuerzas en llegar lo más rápido posible al dichoso campamento. Él sabía que se encontraba en algún lugar de ese parque, pero jamás pensó que Draco fuera tan eficaz con los fidelius, aunque teniendo a su lado a Hermione lo creía posible ya que ambos formaban un equipo algo inusual. Juntos representan lo bueno y lo malo del mundo mágico.

-Un pensamiento algo novelesco -murmuró Narcisa a su lado. -Tienes tanto dolor que ya prácticamente te escucho gritar en tu mente.

-Pero cierto... -casi tan rápido como soltó esas palabras se encontraron rodeados por seis varitas.

Los encapuchados no mostraban ningún tipo de vacilación mientras caminaban en círculos, al punto de preocupar a Snape. Después de tanto tiempo ayudándoles había fallado...

-Severus Snape... -dijo uno de ellos con voz distorsionada. -¿Qué fue lo último que le dijiste a Draco Malfoy?

-¿Tener cuidado con el Señor Tenebroso? -preguntó él jadeante. -¿Quienes son ustedes?

-¿Qué diría mi Señor si se enterara de todas las cosas que hiciste para salvar a estos mocosos? -Preguntó con un deje de burla en su voz. -Vaya, pero no estás solo...

El encapuchado más alto se acercó sigilosamente a la rubia, ella se encontraba tensa y temerosa, lo podía ver a simple vista.

-Lastima que no llegaste media hora antes -murmuró entre risas sardónicas. -Te hubiera encantado ver como matábamos a tu hijo lentamente.

La rubia dejó escapar un par de lágrimas y por un momento comenzó a romperse antes de volver a mostrar el frío porte aristocrático de los Malfoy. Snape por su parte se mostraba más pálido de lo normal, tomó con fuerza a Narcisa antes de caer de rodillas.

-Draco por favor, deja de jugar con nuestras mentes... -jadeó el pelinegro con dificultad. -No tienes que comprobar nada más, sabes que somos nosotros.

-Debo ser precavido, lo sabes bien... -murmuró apartando la oscura tela de su rostro.

Tomó a su padrino para ayudarlo y quitarle el peso muerto a su madre. Mientras caminaba les lanzó una mirada llena de reproche a Pansy y a Sam, ¿Como no pudieron ayudarle? Después se encargaría de hablar con ellos dos. Lentamente comenzaron a desaparecer sus acompañantes encapuchados dejando sorprendidos a todos, pero no se iba a detener para dar explicaciones. Debían llegar lo más rápido posible a la carpa, allí intentarían sanar la herida de Snape, luego alimentarían a su madre y a sus amigos. Cuando estaban a punto de acercarse al lago y el rubio no parecía querer detenerse Pansy le llamó.

-¿Estás seguro que este es el camino? Solo veo el lago... -murmuró con nerviosismo.

-¿Estás segura de estar completamente sana? -Preguntó de vuelta y al ver confusión en el rostro de su amiga le respondió-. Porque de no ser así me debes muchas explicaciones, como el dejar que una señora cargue sola el peso muerto de un hombre.

-Pero yo...

-No trates de explicarme nada... solo dejame guiarlos y luego hablaremos -se limitó a responder.

Tardaron solo un par de minutos antes de observar como Draco desaparecía de la nada con Snape en sus brazos completamente inconsciente, para luego aparecer y hacerles una seña para que le siguieran. Los nuevos integrantes del campamento exhalaron un suspiro colectivo, en realidad se encontraban muy alejados del lago, pero las imágenes que observaron minutos atrás les hacía pensar todo lo contrario, hasta el punto de creer que si se acercaban pronto estarían sumergiéndose en las aguas heladas del lago.

Gryffindor nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora