Gryffindor nunca más

Decisiones Parte II El guardapelo de Salazar Slytherin

Quiero disculparme por la tardanza, es de verdad super difícil concentrarme en este momento con todas las cosas que está viviendo mi país y les juro que este medio es liberador en muchos sentidos. Quiero que tengan un poco de paciencia cuando deje por mucho tiempo la historia. Les aseguro que no la he olvidado y quiero terminarla, solo que a veces es difícil. Este capítulo tiene dos puntos de vista. El de Ron y Oriana. (Y disculpen el error de hace unos minutos)

Disfruten... Besos

Ron

Estoy sorprendido y puedo decir que Harry está igual, no logramos entender porque para la Señora Malfoy era más fácil viajar al estilo muggle. Ese método, aunque seguro, era muy lento y poco eficaz a mi parecer. De vez en cuando podía ver como la mirada de esa señora se perdía en el camino, como si sopesara miles de posibilidades que solo ella conocía. Harry por su parte se la pasó todo el tiempo en silencio, lo cual era conveniente pues... desde mi experiencia en esas mazmorras me he vuelto más inseguro de lo normal y no quería contestar ningún tipo de pregunta. Aunque debo admitir que me siento algo decepcionado, ni siquiera ha intentado acercarse para hablar.

Observé detenidamente a mis dos acompañantes para luego preguntarme, ¿cómo rayos pasó todo esto? Meses atrás no habría imaginado nunca encontrarme en esta situación; escondiendome de un mago oscuro y, al mismo tiempo, intentando destruirle; mucho menos codearme con miembros de la familia Malfoy o Rosier... sí, aunque Hermione fue mi amiga, por meses la odie. Un odio sin sentido, algo más parecido a la envidia si soy sincero. En fin, no es que tenga muchas opcione en estos últimos días. ¿La verdad? Estaba tan cansado de estar asustado, tan temeroso de que una noche apareciera algún mortifago que lo más razonable para mi fue ayudar en esta misión. Necesito avanzar, darle un propósito a mi vida porque después de rescatarnos aquella noche, no hacía otra cosa que llorar, esconderme e intentar dormir sin pesadillas... aunque lo que más hacía era cuidarla a ella, velar sus sueños como hice muchas veces en aquel lugar.

Luego de lo que parecieron horas, salimos por fin de ese cacharro infernal que los muggles llaman metro... sí, es cierto que se parece mucho a los trenes tradicionales, pero el espacio era casi asfixiante. Harry y yo seguimos en silencio a la Señora Malfoy por unos corredores que parecía conocer muy bien, se podía notar que no era la primera vez que hacía este recorrido. Sin darme cuenta llegamos a una taberna llena de muggles ebrios. Por un momento dude del buen juicio de esa señora hasta que el dueño pareció conocerla.

-Cisa... -jadeó el cantinero con sorpresa. -Santo cielo, no sabiamos nada de ti. Espera que Sandra se entere...

-Por favor... no tengo mucho tiempo, necesito que me des una habitación -pidió ella con prisa. -Potter, busca cabellos de muggles para transformarnos. No podemos ni remotamente aparecer bajo nuestra verdadera apariencia.

Harry saltó de su lugar, para luego perderse entre las mesas. Yo en cambio sentí que sobraba en ese momento.

-No pienses que por no recibir órdenes o no tomarte en cuenta en primer lugar eres menos importante en esta misión -murmuró ella fijando su mirada en mí. -No somos amigos y dudo mucho que todo cambie de la noche a la mañana, pero siempre tomo en cuenta a los amigos y allegados de mi hijo; por eso me permitiré decir estas palabras... no vivas una y otra vez en la pesadilla que te tocó enfrentar en las mazmorras, debes seguir adelante porque sino todo lo que te hizo mi hermana y esos malnacido valió la pena.

Mi boca se secó al escuchar sus palabras.

-¿Cómo sabe...? -ella esbozó una pequeña sonrisa que a simple vista no tenía ningún significado, pero sus ojos mostraban vulnerabilidad. -¿Usted...?