Encuentros y explicaciones

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Unos ojos color avellanas permanecían fijos en la tela oscura de la carpa que cumplía la función de techo. Ya era su segunda noche en ese lugar y se sentía cada vez más enferma, sola y desalentada. Jamás pensó que su mejor amigo, la única persona que le comprendía y de quien estaba enamorada con toda seguridad se iba a aislar tanto de todos, al punto de no hablarle desde el exacto momento que tocaron Glenn Affric. Era toda una ironía o al menos eso pensaba Hermione desde su perspectiva. Por si fuera poco, su hermana estaba pegada a su ex mejor amigo como una garrapata. La castaña no pudo evitar sonreír ante tal pensamiento, solo a ella podía ocurrírsele comparar a su hermana con un parásito, si se llegaba a enterar de seguro le lanzaba un imperdonable. Negando con la cabeza, se incorporó para luego salir rápidamente de allí.

Cuando el aire frío golpeó sus pulmones no pudo evitar estremecerse, era la época del año más ruda en ese lugar que tantos recuerdos hermosos le traía. Recuerdos donde era hija de los Granger y estaba segura de ser amada. "Recuerdos falsos de una vida falsa", repitió una vocecilla en su cabeza, la que siempre le recordaba cual era su realidad. Por unos instantes ella dejó de compadecerse, dejó de lado todo y se preguntó cómo estaría su familia; devastados de seguro al no saber nada de sus hijos. Se detuvo a imaginar que tan mal estaría la Señora Weasley al no conocer el paradero de sus dos hijos menores y por último en su madrina. Narcisa Malfoy que lentamente robó su corazón y demostró no ser la persona fría y calculadora que pensaba.

La castaña caminó lentamente hacia el borde del muro protector y deseó salir de esa pesadilla. ¿Cómo era posible que, fuera de esos muros invisibles de magia, se encontraba un peligro mayor? Con un suspiro entrecortado tomó una decisión... explorar el bosque, ampliar sus horizontes porque si de algo estaba segura era de no soportar tanta tensión bajo un mismo techo.

Con mucha cautela Hermione comenzó a caminar por uno de los tantos senderos hasta llegar al lago que, como era de esperarse, se encontraba completamente solo. Sin detenerse a esperar comenzó a lanzar hechizos de protección. Esbozó una sonrisa ladeada, se sentía genial volver a hacer magia sin temerle al rastreador. ¿Cómo podía hacerlo? Pues su cumpleaños número 17 fue hace un par de días atrás y no tenía cabeza para celebrar algo así. Al terminar, bajó su varita para luego sumergirse en las heladas aguas del lago.

Cuando era niña resbaló en el lago mientras jugaba en la orilla, nadie lo había notado y mientras se hundía cada vez más podía sentir como sus latidos se hacían cada vez más lentos y sus pulmones comenzaban a quemar por la falta de aire, deseo con todas sus fuerzas respirar, no tener ese final. De pronto, algo la succionó desde dentro asustandola más de lo que ya estaba, momentos atrás estaba hundiéndose lentamente en el oscuro y frío lago, y ahora se encontraba alejada de la orilla, tosiendo en busca de aire. Ese fue su primer episodio mágico, la que la marcó para siempre y le hizo comprender que no era una chica ordinaria.

Lentamente ascendió en busca de aire y alivio. Ya su cuerpo se sentía entumecido...

-Unos minutos más y me iba a ver obligado a buscarte- esa era la voz de Harry. -Pero supuse que no eras tan estúpida como para quitarte la vida...

-Claro que no... -respondió la castaña entrecortadamente. -Sólo quería pensar...

Sintió como se acercaba murmurando algo como "Vaya forma de pensar" y se sentaba muy cerca de ella mientras le tendía una manta. Eso le hizo sonreír.

-Acaso llevas mantas a todos lados, Potter -le dijo con sorna. -De todas formas gracias...

-No, sinceramente Ginny te vio salir y vio la oportunidad de... ya sabes -murmuró algo incómodo.

-Arreglar las cosas -completó sin muchos ánimos. -¿Sabes Harry? Cuando los Grangers me soltaron la noticia no supe como sentirme. Era como si todo eso era mal sueño y cuando despertara seguirían las cosas tal cual... Pues ya ves que no fue así. Ni siquiera pude dudar, yo era tan parecida a Diane que fue imposible no creer, me sentí sorprendida y entre en algo parecido al shock. Sin pensarlo dos veces me fui con los Rosier, pero no te negaré que mientras transcurrían los minutos deseaba volver para exigirles una explicación y que terminaran de una vez por todas con esa broma tan absurda, luego recordaba todos esos años donde la persona que llame papá por quince años me despreciaba, era algo sutil pero me hacia daño, sentía que no era lo suficientemente buena... Inteligente o aplicada para ganar su reconocimiento.

Gryffindor nunca másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora