- Bueno, ya estamos aquí, ¿qué quiere que haga? –preguntó Adam.
Acabábamos de llegar a mi apartamento, estábamos en la entrada del cuarto rojo, aún en mi mente seguía pensando en qué hacer con él aquí, pero ninguna idea me llega a la cabeza, pero al verlo tan entusiasmado, las ideas me llegan como una lluvia torrencial.
- Desvístase, en lo que yo me voy a preparar –le ordené.
Me acerqué al cajón dónde tenía cada una de las cosas que vestía en estos casos, tengo que estar a la altura del momento, tomé unas cuantas prendas.
Cerré con seguro la puerta de la habitación, y me fui directa al cuarto de baño que tengo en esa habitación, sé que lo que haré con Adam es una locura, pero es una locura a la que soy completamente adicta, lo acepto, desde el momento en el que él atravesó la puerta de mi oficina, él se ha convertido en mi loca adicción.
Lentamente me quito mi ropa, quedando completamente desnuda, me asusta el ver que mi entre pierna está preparada para la ocasión. Pero rápidamente lo ignoro.
Me coloqué lo más rápido que pude mi sostén de piel color rojo, creo que es el más apropiado, y después me puse mis bragas, combina tan bien con mi sostén, es también rojo y de piel.
Luego, me puse unas botas altas, que me llegaban hasta mi rodilla, negras y de piel, perfectas para la ocasión.
Me solté el cabello, me arreglé cada una de las ondas de él, tomé un labial, y lo pasé por mis labios, queda de más decir que también es rojo.
Después me veo, lista, preparada para tomarlo, pero esta vez es diferente, nunca había sentido esto antes de empezar con los demás, es bueno, me gusta, y en eso salgo, y al salir veo a Adam de espaldas, completamente desnudo, esperándome, listo para esto.
Haciendo como que ignoré eso, me fui a las repisas donde tengo los látigos y las fustas, creo que usare algo ligero, usaré el flogger, es un látigo de colas, lo dejo ahí esperándome.
- Recuéstese sobre la cama –le indico.
Inmediatamente me hace caso, y ahí noto que está listo para mí.
Tomo uno de sus brazos y lo ato a uno de los pilares de la cama, después hago lo mismo con el otro, luego tomo una de sus piernas, y también lo ato a la cama por el tobillo, después hago lo mismo con el otro.
Regreso a las repisas, tomo un antifaz, me acerco a Adam para cubrirle sus ojos, no habla, no se niega a nada, me espera.
- ¿Recuerda las palabras de seguridad? –Pregunté.
- Sí –respondió.
- ¿Cuáles son?
- Rojo y amarillo.
- Muy bien, no las olvide.
Luego, regreso a las repisas, tomo el flogger, me acerco a dónde está Adam, me paseo alrededor de la cama, contemplándolo, hasta que me decidí a empezar la diversión.
El primer golpe que le doy fue en el abdomen, no se quejó, no gritó, y le pregunto:
- ¿Qué sintió?
- Nada, fue rico, me gustó.
- Muy bien, eso me gusta.
Y le vuelvo a dar otro golpe, pero esta vez en su erección, su cuerpo reaccionaba lleno de placer, y yo sentía lo mismo al verlo así.
Lo golpee varias veces, en diferentes partes, y él reaccionaba de la misma manera, con ganas de sentir su piel, solté el flogger en el piso, rápidamente, me desvestí, y sólo me quedé con las botas.
Me subí encima de él, pegué mi pecho al suyo, y posé mis labios a los suyos, yo no soy de besar, pero con él quería hacerlo diferente. A los pocos segundos, Adam abrió su boca para darle acceso a mi lengua, y nuestras leguas empezaron una danza formidable.
Lentamente, comencé a besarle su cuello, y Adam gruñía cual hombre que es, poco a poco bajé a su amplio pecho, fue inevitable ignorarlo.
Podía haber seguido venerando su cuerpo, seguir jugando con él, pero mi cuerpo lo llama a que esté dentro de mí, así que le quité el antifaz, y vi su azulada mirada tornada salvaje, lujuriosa, me deseaba, al igual que yo lo deseaba a él.
Me quité de donde estaba, y lo desaté de la cama, después me tomó, y me besó, al separarnos, entre jadeos le dije:
- Tómeme como usted sólo sabe hacerlo.
Dicho esto, me empujó hacia la cama, y luego sin dame cuenta, él estaba encima de mí, besando mis senos, mordiéndolos, haciendo me vibrar una y otra vez.
Besándome bajó hasta mi humedad, y al llegar empezó a jugar con su lengua con mi hinchado clítoris, y yo arqueaba mi cuerpo, con mis manos apretaba el colchón de piel de la cama, y de la nada me llevó al orgasmo.
De nuevo se posó encima de mí, volviendo a besar mis labios, mostrándome mi sabor, abrí mis piernas, y él poco a poco me penetró, no supe cuántas veces, pero si supe que fueron muchas.
En un instante supe que a Adam le faltaba poco, y después me di cuenta que me esperaba.
- Míreme. –Le dije en un suspiro.
Obedeciéndome, posó su mirada en la mía, y nuestros cuerpos empezaron a fundirse en uno sólo.
A los pocos minutos, Adam se levantó y se fue al baño, después regresó con una toalla húmeda, y me limpió, ese detalle nadie lo había tenido antes.
Después me tomó en sus brazos, y salimos del cuarto para ir a mi habitación. Con un brazo, movió el edredón de la cama, me dejó sobre ella, me quitó las botas, y me cubrió con las sábanas.
- ¿Puedo dormir aquí o va a querer que me vaya a mi habitación? –preguntó.
- Puede dormir aquí.
Con una sonrisa en sus labios, se fue hacia el otro lado de la cama, también movió el edredón, se recostó, y se cubrió con él.
Sin demorar mucho, me voltee hacia él, y le dije:
- ¿Sabe?, usted ha sido muchas primeras veces para mí.
- ¿En serio?
- Si, usted ha sido mi primer polvo, con eso me refiero a tener sexo convencional, mi primer empleado en llegar tan lejos, el primer hombre con el que duermo, el primero que me pide que lo lleve a ese cuarto, el primero al que le dejo llevar las riendas en ese cuarto, el primero al que beso en ese cuarto, y el primero que me invita a cenar.
- Usted también ha sido muchas primeras veces para mí.
- ¿De verdad?
- Sí, usted ha sido mi primera vez en el sexo, la primera jefa con la que me dejo llevar, la primera jefa con la que he dormido, la primera mujer con la que hago esas cosas en ese cuarto, la primera mujer que no es mi madre que me compra ropa, la primera mujer con la que he tenido sexo estando borracho, la primera mujer con la que he cometido el mejor error de mi vida, y la primera mujer de la que creo que me estoy enamorando.
Estoy impactada, cuando tuvimos sexo borrachos era virgen, pero lo que más me impresionó es que se esté enamorando de mí, debo de sacarlo de su error antes de que sea demasiado tarde.
- Usted no se puede enamorar de mí. –dije.
- ¿Por qué? –preguntó.
- Porque no soy mujer para usted, y ya no pregunte más, hay que dormir, ya es tarde, mañana hay que trabajar.
- Buenas noches, Catherine.
- Buenas noches, Adam.
Y en segundos, me quedé completamente dormida.
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Loca adicción (Loca adicción 1, Completa)
Ficción GeneralMi nombre es Catherine Roberts, tengo 29 años, soy dueña de mi propia empresa de publicidad y marketing, soy Dominante, y estoy en busca de un nuevo sumiso. R17 - contenido altamente EXPLÍCITO (Loca Adicción 1)