Vigilia

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Eco era una de esas personas sonrientes. No era muy alta, y sobre todo, era demasiado cabeza dura. Sin embargo, eso no quitaba que ella había siempre ayudado incondicionalmente al equipo. 

Add se limitó a mirarla. A diferencia de sus de sus compañeros de viaje, ella era un poco más tolerable.

-Escucha bien- le dijo ella -aunque no perdiste el ojo, saliste muy malherido. Eso no fue todo- la alquimista bajo aun mas la voz, y le dijo en tono confidencial -tu ojo fue alcanzado por una porción pequeña de energía del Éldrit contaminado. No pude eliminar la impureza por completo; tengo la esperanza de que salga por si sola, que tu cuerpo la elimine. Te recomendaría llevar el ojo tapado. Mas que por estética. Quizás comiences a ver cosas- le advirtió.

Add sonrió irónico. Pero el rostro de Eco era severo. No estaba de broma.

-Bien, veamos que puedo hacer con tus ropas- añadió sonriente.


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Cuarenta minutos más tarde, Add se dio cuenta que se las tendría que arreglar por su propia cuenta; al no haber nada que le gustara, usó una sudadera con amplia capucha negra por encima de la playera. No quiso ponerse una prenda cualquiera. Para un innovador como él, lucir como una persona común, era nefasto. Tenia una gran necesidad de demostrar su propio concepto de "revolucionario" con su atuendo. A final de cuentas, la apariencia es la carta de presentación.

Llevaba los mismos pantalones.

Se negó a salir de la habitación. Durante lo que duró la estadía bajo los cuidados de Eco, Add se mantuvo en cautiverio. Interrumpiendo su estado ermitaño únicamente para comer.

El animado ambiente que había durante los convivios alimenticios en el comedor, era cortado en ocasiones por cierta Nasod; quien había estado comportándose muy extraña desde el día del incidente. Luciendo una nueva forma, ella decía que había encarnado al Éldrit.

Add no lo había notado, hasta que un día, la miro bien. La falda de su nuevo traje era corta y realmente llamativa,  con vivas tonalidades rosadas. Ademas traía la espalda descubierta, casi en su totalidad. Add quien nunca había sentido la necesidad de mirar a una mujer (ya que lo consideraba una necesidad "primitiva" y superflua ) no pudo evitar sonrojarse; pues la vestimenta de la reina era bastante llamativa. La hacia lucir estupenda. En cierta forma, su piel, en contraste con sus ojos, lucia perfecta. 

Eve lucia una actitud incluso todavía mas fría que al principio. Evitaba mirar a Add a toda costa.

Aquella noche, el chico de los Dinamos se encerró en su habitación. Lo hacia siempre, sin embargo, aquella vez, necesitaba un corto espacio de tiempo para meditar una cuestión que hace tiempo lo tenia preocupado: Sus Dínamos. Solo quedaban un par de ellos, funcionando. Y tras la pelea con Banthus y aquella mujer demonio, comprobó lo que siempre temió; su sistema Dínamo se encontraba obsoleto. Ya no eran mas que basura.

-¿Qué puedo hacer para remediar esto?-

Sin duda, la opción mas sensata, era crear un sistema nuevo desde cero. A pesar de ello, recordó el arduo trabajo que le costó crear la base desde cero. Y mas aun, porque los Dínamos estaban hechos a partir de trozos de chatarra Nasod.

La única opción , era esperar a que todos durmieran, y apoderarse de Eve y sus códigos de una buena vez.

El problema era, que Eve se encontraba en plena forma. Y con únicamente dos Dinamos funcionando, su taza de éxito era del 20% como máximo.

¿Cómo podría entonces mejorar el sistema Dinamo, sin exponerse o tener que hacer un esfuerzo titánico?

De nueva cuenta, sus pensamientos lo redirigieron a Eve.

La vio cambiar...

Convirtiéndose en algo muy...bello

Otra vez...se ruborizaba.

-Maldición - masculló -debe ser por culpa de la caída. Quizás sigo desorientado kehehehe-

Eve cambió...con ayuda de un fragmento del El...

Quizás, si combinaba un trozo del El con el antiguo sistema Dínamo, obtendría mas poder...sin embargo, los únicos fragmentos con los que podría trabajar, habían estado en posesión de los Pongus..

...y ahora estaban en manos de Banthus (y en realidad no había una garantía de eso; Banthus podría haberse desecho ya de ellos).

Quizás, si regresaba al lugar del combate, podría encontrar pistas. 

Sin pensarlo, cubrió su cabeza, tomo sus ropas desechas dentro de un morral y se lo echo a la espalda. Llamó a su par de Dínamos y sin hacer ruido, salio por la ventana

-¡Hehehehehe! Muy bien Banthus ¿Donde te escondes? Primero iré a por ti. Y cuando me vuelva más poderoso, volveré por la Nasod- prometió Add bajo luz de la luna menguante, quien le devolvía la sonrisa desde el azulado cielo nocturno.




Elsword: Crónicas del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora