Elsword: Crónicas del Caos

Ángeles y demonios

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No basta, no es suficiente, necesitamos más poder. El resto de ellos viven sus vidas felices y ¿Qué hay de nosotros? Nadie lo podrá entender, nadie ninguno. Merecen sufrir, merecen probar lo que hemos padecido, sin duda...

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La mente de Add se quebró; se dividió en dos fragmentos. Una dualidad que contrastaba con el dolor y la agonía. Por una parte, estaba la quisquillosa voz demoníaca que lo indultaba a llevar a cabo sus acciones de venganza y rabia, por la otra, no había más que un chico con el corazón y las alas rotas, que sucumbió ante la oscuridad que prometía, ser menos dolorosa que la realidad.

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"-¡Pero aun así...¿Qué fue lo que le hice a Glave? Ese hombre era igual a mí. No era correcto-"

"- ¿Y eso importa? Él estaba utilizándote, ¡entiéndelo!-"

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Una risa maníaca volvió a brotar del interior del rastreador mientras su enorme guarida se trasladaba a otro sitio.

"-Oh ¿pero qué diablos? ¡Si yo ya sabía que yo era el mismísimo demonio! -"

Sus risotadas continuaron.

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Si bien la situación requería de medidas "extraordinarias" y sobre todo, rápidas, tampoco podían aventurarse sin tener algún plan previo.

Algunos hombres  de Velder estaban reunidos en el lugar, amén de varios más que, dadas las circunstancias, llegaban de todos lugares, debatiendo acerca de que sería mejor hacer. Los chicos del El Search Party se encontraron con una mujer de nombre Rose, que llevaba el cabello rubio atado en una coleta, y desordenado con varios pinchos de pelo en todas direcciones. Su aspecto era notablemente marcado al de Chung.

-Se parecen- insinuó Rena

-¡Para nada!- inquirió el buen príncipe de Hamel con discreción –ella es una mujer y yo soy un hombre. Nuestras facciones son distintas-

Aisha tosió un poco

-Sus facciones son igual de finas- susurró. 

Mientras Elsword y Elesis intercambiaban palabras con ella.

-¿Has intentado traspasar esa cosa?- preguntó la hermana mayor del espadachín

-Sí, la esencia maligna que emana de ella es impresionante pero...parece distinto a otros demonios a los que me he enfrentado- Rose se acomodó el flequillo, en un movimiento similar a los que Elesis hacía de vez en cuando con la cabellera –pero es dura como el ónix- agregó –Pero es posible abrirse paso, si intentamos usar ataques combinados; podría ser-

-Bien- intervino Elsword –eso suena más alentador. Nuestra amiga Eve debe entrar ahí-

Esto sorprendió aún más a la chica de los cañones.

-¿Van a meterla ahí?-

-Si- dijo Elsword asintiendo severamente –el chico que está dentro de esta mmm cosa, es nuestro amigo. Ha viajado con nosotros y ahora tiene el corazón roto, su sueño y las personas a las que trató de proteger...bueno todo se vio frustrado y todo se salió de control. Intentaremos rescatarlo. Eve es mi amiga, y ella lo aprecia demasiado, aunque parezca fría y dura, quizás ni ella misma sabe en qué forma le quiere, pero no soporto ver sufrir a nadie-