Jarabe para la tos

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║... ║

De la cocina emanaba un olor que hacía que a cualquiera le cosquillearan las incesantes ganas de bajar corriendo; dulzón, el olor del cacao es reconfortante...

Sé que si bajo ahora, por más apetito que este señuelo me haya despertado, no podré comer nada hasta que se haya enfriado. La casa entera huele a galletas recién hechas.

Ella se ha tomado un momento para satisfacer un capricho mío

La luz del sol de media tarde se cuela desde el ventanal frontal...de pronto todo se inunda de un cálido color anaranjado...

Oigo su voz llamándome...

Me cuesta incorporarme; siento mis manos húmedas...

Veo un enorme charco de color carmín tiñendo todo el suelo de mi habitación; mi pulcro librero está repleto del líquido espeso. Manchas con bordes irregulares, de todos los tamaños, salpicadas en vulgar caos acaban con la pureza natural de este lugar...

¿Cómo voy a llegar hasta ella si todo se encuentra así? ¿Si ni siquiera sé si puedo moverme de nuevo?

Un claro se abre en el techo de la casa. Una nueva luz, cubierta de una espesa neblina, con olor a jarabe para la tos, se cuela desde el agujero en el plafón.

Escucho su voz nuevamente...

Veo una de sus manos, llena de cicatrices, con las uñas hechas pedazos...

No puedo alcanzarla...


... ║

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Cuando Add  despertó, le inundo un aura de confusión tremenda.  El lugar donde se encontraba era suave, con sensación a mantas limpias y olor a líquidos esterilizantes. Era demasiado el olor a medicamentos, la nariz le cosquilleaba. Poco a poco, la vista nublada se aclaraba...

Sobre la mesita de humilde madera, habían varios vasos con agua, así como analgésicos, antisépticos y antibióticos. Se incorporó, enderezando la almohada para ponerla después tras su espalda. Había una botella de medicina para la tos. Muy probablemente eso emplearon para dormirle.

Algo obstruía su ojo izquierdo. Se palpó con una mano (desprovista de guantes) y noto que había algo cubriéndole la mitad del cráneo. 

De pronto, azotando la puerta de madera, entró a la habitación Elsword con una sonrisa. Add le dirigió una mirada irritada. El pelirrojo se sentó en su cama y con una enorme sonrisa le dijo...

-¡Gracias al cielo que despertaste! Estábamos preocupados-

Miro de nuevo al chico, para ver si no bromeaba. Por lo que sabia, todos en el grupo lo consideraban un lunático. Pero sus ojos brillaban con la emoción con la que se mira a alguien que se ha extrañado profundamente...¿acaso este chico tiene complejo de Ara? Add no le contestó.

-Dicen que por poco pierdes el ojo ¿sabes?-

...

"-¿Perder el ojo?-" dijo Add dentro de su mente.

-¿Ah si?- le devolvió con ironía

-Si- le contesto Elsword apenado, acto seguido, le paso un trozo de espejo. En efecto, traía un gran vendaje cubriéndole el rostro. Observo con atención su aspecto. Traía unas marcadas cicatrices, que lucían un color rojizo, y marcas de puntos.

No quiso ni mirarse las ropas que llevaba puestas. Suficiente humillación...y todo por proteger a esa...Nasod. Bien pudo haberla dejado morir...sin embargo, bien sabia Add que si Eve sufría daños, no podría obtener lo que tanto deseaba. Fingió que no le importaba. No buscaba congeniar en absoluto con ese crío.

-Kehehe mira mi aspecto, puedo volverlo fabuloso y aún más misterioso- continuó Add -si le agrego un parche sera maravilloso- dijo como si le ilusionara la idea. Que quizás no era tan mala. 

El rostro de Elsword se contrajo en una mueca.

-si...vaya que cambiarías- 

Elsword se levantó, puso ambas manos tras su cabeza y con alegres pasos se dirigió a la puerta.

-Me alegro que todo haya acabado bien. Mi hermana también se encuentra a salvo-

"-¿En qué momento pregunté?-" pensó irritado el chico de los Dinamos. 

-Te dejo para que ella pueda hacer algo con respecto a tus ropas. Ah..por cierto...muchas gracias- dijo Elsword sin vacilar.

-¿Agradecerme por que?- pregunto curioso Add.

-Por salvar a Eve ¡diablos! eso fue muy valiente. Yo no pude ni siquiera moverme. Seguro que Eve te estará agradecida- y regalándole una sonrisa amistosa, se marchó.

Un sabor agridulce le paso por la garganta. Genial, ahora todos lo veían como un héroe o alguna patraña similar. Ahora sería mucho más complicado tratar de obtenerla...

Aunque...ahora que lo razonaba; tendrían más motivos para confiar en él. Y al mismo tiempo, más motivos para detenerlo si los traicionaba. 

Volvió a su cabeza el prestar atención a su alrededor. Por alguna razón, sentía que conocía el lugar. La habitación era más parecida a una cabaña, con techo de madera, ventanas sencillas y con una buena entrada de luz.

Una cara familiar entró a la recamara.

-¡Vaya vaya! mírate ¿En qué problemas te metiste esta vez?-

No había duda alguna, aquella cabaña, era el hogar de Eco; la alquimista.



Elsword: Crónicas del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora