El chico de los Dínamos se incorporó a la realidad de un brinco. Las extremidades temblorosas y la respiración rápida y entre cortada, eran señal de lo obvio: Había tenido una pesadilla. Solía tenerlas con frecuencia. Pero pocas eran capaces de robarle el aliento y de hacerle temblar el labio inferior; Podría decirse que en cierto modo, él ya estaba acostumbrado. Hizo un esfuerzo para controlarse, intentando, primeramente, controlar su respiración, intentar lanzar el aire por el estómago. Su pulso cobró ritmo poco a poco. Sin encender una vela, se sentó al borde de la cama. La luz que se colaba desde la ventana, permitía que su alcoba no estuviera en la penumbra.
Trató de recordar, con todas sus fuerzas, algunas de las pesadillas que más lograron traumatizarlo. Al principio, recién fallecidos sus padres, eran demasiado frecuentes, tanto, que el muchacho había optado por intentar no dormirse nunca. Pues cada vez que cerraba los ojos, un repertorio infernal de sangre y violencia obscena se mostraba ante él. Add había leído en algún lugar, que los sueños son fragmentos de recuerdos, una especie de cóctel que el cerebro se toma la molestia de fabricar cuando uno no está en sus cinco sentidos. Pero ¿Qué había sido eso? ¿De dónde habían salido aquellos ojos tan inquietantes? Se sentía mareado y muy confuso, pero más que eso, dolido consigo mismo. Por provocar un pandemonio tan grande, manchando la pulcra imagen de una de las pocas personas a las que de verdad amaba.
Se pasó la mano por los pálidos cabellos, y ya convencido de que se encontraba en una pieza, salió al lavabo. Abrió la puerta y tan pronto como pudo, abrió la llave y se mojó la cara, amén de tomar un poco, tenía la garganta seca. Sentía todavía como todo le daba vueltas, como si tuviera la traquea aplastada...
Cuando se aclaró más la vista y vio bien en el espejo, le pareció ver, que traía marcas de rasguños en el cuello...
Sintió arcadas...
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Ya bien avanzada la mañana, Eve se dispuso a bajar al comedor. Había estado trabajando bastante, y sus nuevos modelos eran espectaculares. Pero tenía un problema, el Éldrit que ella controlaba era demasiado pequeño y al mismo tiempo, demasiado inestable. Por horas estuvo cavilando, en silencio. La diadema con flor se había quedado guardada en el cajón de su mesita de noche.
Una de las pocas ideas que se le ocurrió, fue la de intentar utilizar un fragmento más grande, pero sin embargo, entre más voluminoso fuera el fragmento, más inestable sería. Se sentía preocupada, pues creía que el tiempo era un factor decisivo. Entre más tardara en encontrar una solución, más tardaría en la creación de una nueva raza. Ese ideal significaba todo para ella, en un todo porque sabía que no tenía más opción. Después de arreglarse su bella cabellera caucásea, bajó con el mismo semblante se siempre. Con sus pasos elegantes y su porte habitual. No escuchó el escándalo de siempre.
Escuchó en cambio, un par de voces provenir del comedor.
Con cautela se acercó. Eran dos personas que casi no hablaban, pero una de ellas gimoteaba...
Eran Elsword y Aisha.
-No deberías ponerte así- dijo la voz femenina.
-Pero ¡es que a estas alturas...!-
-shhh ¡calla de una vez! Siempre lo vuelves todo más complicado-
-¿Rena ya lo sabe?-
-Y Ara y Chung, solo faltan Eve, Ciel, Add y Lu-
-Y Elesis...-
-¿Se fue esta mañana, verdad?- la voz de Aisha sonaba consternada.
Elsword no dijo nada.
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Elsword: Crónicas del Caos
Fanfic||:. Elsword; Chaos Chronicles Project.:|| ║Se están editando algunos errores de ortografía y redacción║ Desde el punto de vista de Add, el resto de su grupo de acompañantes, son sólo un inconveniente, salvo por cierta Nasod, a quien debe obtener...