Premoniciones

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Después de una noche agitada, el grupo se dispuso a desayunar, para después poder atar algunos cabos sueltos. Pese a eso...no fue un almuerzo precisamente acogedor y tranquilo. No.

La tensión en el comedor se podía cortar con un cuchillo. Hacia poco que todos se habían levantado de la mesa...exceptuando a dos personas.  Pues allí, en la solitaria mesa de Eco,  se hallaban sentados Add y Lu, cada uno en el extremo opuesto de la mesa, respectivamente.

Add tenía los puños fuertemente cerrados y la mandíbula apretada. Por su parte, Lu golpeaba repetidas veces la cara de la mesa con cada uno de sus dedos. Su elegante cola demoníaca se movía de un lado a otro. Tal y como lo haría un felino enojado. 

De igual manera, Add imitaba este movimiento, usando las dos correas que pendían del cinturón, las cuales eran osciladas con suavidad con ayuda de un Dínamo. Cada movimiento podía desatar una guerra. La mirada del chico era hostil, mientras que la niña lo miraba vacilona. Sus curiosos ojos celestes se fijaban en el único ojo que Add mostraba.

Exactamente en el centro de la mesa, había un tazón de pálida porcelana. En el interior había una única galleta con chispas de chocolate. Tanto Add como Lu sabían, que pasaría un buen tiempo hasta que volvieran a ver otra galleta en su mesa. En las villas lo que mas se cocina es el pan. Y el cacao es difícil de obtener.

De pronto, Lu sonrió satisfecha y cerrando los ojos, le dirigió las siguientes palabras -Sé que eres un buen adulto, y como tal, aceptaras que los niños coman más -y luego añadió con toda la alevosía de la que fue capaz -¡ya que los adultos son fuertes!- le esbozó una enorme sonrisa, mostrándole los blancos dientes. 

-Si, supongo que es cierto- dijo Add, previendo las verdaderas intenciones de la chiquilla. Muy confiada, desde su lugar, Lu acercó su mano al tazón y tomó la galleta...

-Pero da la casualidad...- continuó Add mientras le sostenía el brazo con fuerza -...de que no eres una niña- acto seguido, se subió a la mesa jalando a Lu, jalándola hacia arriba  y sin que esta hubiera podido soltar el crujiente postre, Add le pasó toda la lengua por la superficie al descubierto. Su rostro se deformo en una mueca terrible, se le contrajo tanto la pupila que parecía tener un alfiler dentro de su único orbe violeta. 

Lu se horrorizó y más aun que eso, se asqueó. Lanzó un chillido de indignación y soltó la galleta. Add la devoró en un instante como un poseso. Haciendo unos ruidos guturales mientras la tragaba.

La chiquilla no cabía dentro de si de la indignación y, para tratar de amedrentarle la conciencia, dejó asomar una lagrima desde su ojo izquierdo y empleando la voz más lastimera que pudo usar en ese instante, le recriminó-¡Eres realmente cruel!- y fingió un sollozo.

-Los adultos son crueles- dijo el chico de los Dínamos con una voz rasposa y pequeña.

El burdo intento de Lu por chantajearlo había fallado miserablemente. Estaba enfurecida. Soltó un alarido y sin pensarlo, saltó sobre Add, volcando la mesa y rompiendo todo lo que se hallara en ella, para después, prenderse como una garrapata de los cabellos de Add.

-¡Aah! ¡Mocosa suéltame!-

-¡Imperdonable! ¡Los adultos deben ceder a los niños su comida quieran o no! ¡Es la ley!-

-¡Cállate! ¿De quien es esa ley? ¿Tuya? ¡No me jodas!-

-¡Eres horrible!- (Para este punto, Add se retorcía por todas partes, tratando de librarse de aquella mini-plaga)

-¡Enana maldita! ¡Ey! ¡Ya!...¡Suéltame! ¿Crees que soy de hule?-

-¡Cretino! ¡Mereces morir!-

Elsword: Crónicas del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora