El fin del honor

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Unos enormes trozos de cristal, similares al cuarzo pero con el brillo poderoso de la ágata rosa, y de un intenso tono púrpura abrían paso al nuevo mundo. El chico de los Dinamos utilizó el Reverse Circle para tele-transportarse a los tiempos añejos. Con sumo cuidado, asomó la cabeza fuera del portal y con pasos tímidos salió completamente fuera de él.

Lo primero que pudo constatar, era una tempestad amenazaba la región. El aire olía a humedad de manera morbosa. En medio del bosque, el rocío en las hierbas y sobre todo, en el creciente musgo que se alojaba en las raíces de los arboles, indicaba lluvia.

-Esto es extraño- comentó para si mismo. Hasta donde sabía, o intentaba recordar, aquel día no había llovido.

Add se examinó con detenimiento. Su aspecto le encantaba, era simplemente alucinante y fantastico, la chaqueta de talla corta y justa al torso, con mangas amplias, los elegantes guantes, otro de sus característicos rasgos. Usaba un par de botas ligeras y aerodinámicas, equipadas con un par de pantalones que lo hacían ver bastante delgado y esbelto. Los colores del nuevo atuendo contrastaban perfectamente entre si, ese color uva matizado con negro, gracias a esto, sus cabellos lucian un tenue brillo purpura. El Éldrit yacía en el centro de su pecho, junto con la camiseta que lucia características lineas onduladas hacia arriba, además, tres correas que terminaban en pincho le colgaban a modo de adorno. Ya no necesitaba de un colgante para llevarlo consigo. Esta auto-evaluación de si mismo, le hizo olvidarse de las inclemencias del tiempo y como era previsible, empezó a llover. Parecía una brizna ligera, de esas que dan paso a una tormenta. Una de las grandes.

Momentos después, Add se dio cuenta de su primer error.

Él había abierto el portal desde el bosque, en Peita. El sitio en el que se encontraba era el mismo, solo que mucho tiempo antes y hasta donde sabia, su casa aun quedaba lejos desde ese punto. Aunque viéndolo desde otra perspectiva, esto le vendría bien. Le ayudaría a familiarizarse con el entorno que lo rodeaba, además, desde que inició la Guerra Nasod, muchas porciones de tierra quedaron sin trabajarse. El continente se dividió de manera inevitable y por ello, existía la posibilidad de que, su antiguo hogar y su aldea, se hallaran bajo el agua en el futuro** del cual provenía.

**N.A: Dudo mucho que se le pueda llamar presente, ya que, se encuentre Add en el tiempo que se encuentre, se vuelve presente en automático**

Sin ocuparse sobre la lluvia, Add comenzó a levitar. Ya no necesitaba de la ayuda de los Dinamos para poder sobrevolar los alrededores. Aquello era un autentico alivio. Los Dinamos Nasod eran ahora de mayor tamaño, tenían una forma similar a la de un romboide, con materiales de alta resistencia y durabilidad, y con colores a juego con su nuevo traje. El muchacho pensó en todo, hasta en un diseño elegante, aerodinámico y sobre todo "Cool". 

El Chaparrón no se detuvo. A pesar de tener la posibilidad de ir mas rápido, Add no lo hizo. Iba demasiado tranquilo, con la vista al frente y los puños cerrados; las manos le comenzaban a transpirar. Tras un pequeño trayecto hacia donde las coordenadas indicaba, el ambiente se le hacia más familiar. Más abajo, los Dinamos detectaron un par de presencias. El chico de los Dinamos observó desde las alturas, oculto entre las ramas de los arboles; eran un par de Nasods, sus expresiones eran similares a las de un maniquí. Ambos recolectaban frutas silvestres.

Aquello era extraño. Pese a que el ambiente estaba nublado, se observaba una aldea a no más de dos kilómetros. Para esas fechas, las cosas entre humanos y Nasods habían llegado a su punto más tenso...

Siendo eso así ¿Qué hacían esos dos ahí? Sin importar que tan bien diseñados estuvieran, la falta del poder del Él sobre sus cuerpos, les daría la desventaja.

Elsword: Crónicas del CaosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora