Latidos de la Noche

Capítulo 17. Ese "alguien".

<<Ding dong>> 

El timbre resonó en toda la mansión. Esperanzado, Damon abrió la puerta queriendo encontrarse con una muchacha de pelo azabache y malas formas. Pero todo lo que consiguió fue toparse con un hombre que podía doblar su musculatura. El hombre tenía la cabeza gacha esperando a ser recibido. Moreno, con las manos metidas en los bolsillos de sus vaqueros caídos. Llevaba una chaqueta de cuero que desconcertó a Damon. Hacía casi 40 grados. Fijó mejor su vista y vio una moto. No era cualquier motocicleta. En su entrada estaba aparcada una Yamaha Custom en negro. El hombre musculoso levantó la cabeza mirando al dueño de la casa. Moreno y ojos claros. ¿Quien coño es este hombre? 

- ¿Puedo ayudar en algo? - Damon envió su tono desconfiado.

- No mucho. Solo he venido a por unas cosas. 

Y sin permiso de nadie entró lentamente en la mansión. Echó un leve vistazo. Se la habían descrito bastante bien a decir verdad. Muebles de madera, suelo de roble y columnas antiguas. Sí, aquella era la casa Salvatore. Damon lo siguió con la mirada. No olía a humano. No notaba su sangre bombear por el cuerpo del hombre. Si era un vampiro, ¿como ha conseguido entrar sin ser invitado? 

- ¿Quien eres? - Damon llegó con su velocidad cortándole el paso. El hombre echó una risa poco audible y negó varias veces sin mirar a Damon. - ¿Qué haces aquí? 

- Tú debes de ser Damon. El desconfiado. - vale, aquello no se lo esperaba. ¿Quien le conocía? - Solo cojo unas cosas y me voy, sin problema. 

El hombre trató de dar un paso hacia las escaleras de la casa pero Damon no se lo permitió. Empezaba a perder la poca paciencia por la cual es conocido Damon. Moreno, ojos claros y terco. 

- Hay dos formas de hacer esto. - amenazó el Salvatore. - O me dices quien eres, que haces aquí exactamente y te largas... 

- O... - le animó el gran hombre. 

- O te mato y se acabaron las dudas. - Damon lo soltó como si una cosa común se tratara, sin dejar de emitir su sonrisa divertida. - Tú eliges. 

- Solo debes saber una cosa Damon Salvatore. Voy a llevarme lo que he venido a buscar y me iré. 

Decidido se abrió paso chocando fuertemente el hombro con el de Damon. Aquel gesto movió un tanto a Damon. Moreno, ojos claros, terco y fuerte. Aquello ya no era algo de desconfianza. Ya estaba metido el orgullo de Damon. Nadie se iba de rosas sin dejar bien claro quien es el dueño de esa casa. Volvió a cortarle el paso al hombre. ¿Cuantos años tendrá? Aparenta entre los veinte llegando a los treinta y no más que treinta y cinco. Era más mayor que Damon, sin contar los años vampiricos de ambos. 

- Se te está haciendo costumbre cerrarme. 

- Será que no quiero que un extraño quiera entrar en... -giró su cabeza hacia la puerta por la cual quería entrar el hombre. - ¿La habitación de mi hermana? - volvió su cabeza hacia el moreno con el ceño levemente fruncido ante la confusión. - ¿Que tiene mi hermana para ti? 

- Para mi no. Solo cojo lo que tengo que coger y listo. - terco. Aquello era oficial. - Ahora si me permites... 

Moviendo a Damon abrió la puerta. Entró delicadamente, como si en cualquier movimiento se fuera  a romper algo. Con la miraba divisó fácilmente lo que había venido a buscar. La maleta perfectamente preparada encima de la cama doble. La habitación aún olía a ________. Tres días después y aún se sentía la presencia de ________. Con una sola mano cogió la dichosa maleta que Bonnie se había encargado de no mover. Salió de la habitación un tanto serio. Cuando_________ le comentó sobre Damon Salvatore pensó que exageraba al ponerlo tan desconfiado. Pero se equivocaba. Se había quedado corta. Solo venía a por una maleta.  

Ni una palabra de los dos. Damon lo siguió mientras bajaba las escaleras. Eran apenas las once de la mañana y solo estaba él en casa. Stefan había ido con Elena, Caroline estaba ayudando a Tyler y Bonnie buscaba algo con que encontrar a _________. 

- Un placer Damon. - estaba saliendo de la mansión cuando Damon, derrotado, le gritó. 

- ¿Conoces a mi hermana? - el hombre se giró y asintió levemente. - No me dirás donde está, ¿verdad? - no contestó. - ¿Está bien al menos? 

El hombre, por segunda vez, sonrió. Damon si se preocupaba por ella. Ahí, _______ era la equivocada. Si la querían y demasiado como para no mover en absoluto sus pertenencias. Los ojos de Damon lo delataban. 

- Está bien, Damon. No os preocupeis. 

Colocó la maleta en uno de los compartimentos, sujetándola bien para evitar posibles desastres. Se colocó un casco negro como la propia moto con el cristal tintado. Se subió en ella, quitó el soporte que evitaba que cayese y giró la llave. La moto hizo un ruido fuerte levantando un poco de polvo del paseo de la mansión. Giró un poco el acelerador y con un gesto se despidió de Damon para poner rumbo a Norfolk. 

Aquel hombre sin nombre debió de ser ese alguien. Bonnie les comentó que _______ le dijo exactamente "alguien vendrá a por mis cosas". Ese era ese "alguien". Damon cerró la puerta y volvió a la cocina, donde un vaso de whisky a medio servir lo esperaba. Terminó de prepararlo y lo bebió. ¿Qué había pasado? Le molestaba sentir aprecio por alguien. Pero _______ lo merecía. No le gustaba mostrarse débil ante nadie y mucho menos ante un desconocido. A pesar de eso, si no se lo preguntaba, notaría que explotaría. Al menos sabe que está bien. 

Una llamada lo desconcertó de sus pensamientos. Llevó su mano al bolsillo y vio una llamada entrante de la shérif. Extrañado puso una de sus mejore sonrisas y contestó. 

- Hola Lyss. ¿A que se debe tu llamada? 

- Tenemos un problema Damon. 

Dejó su postura cómoda para ponerse rígido. Ese tono nunca terminaba en "era broma". 

- Ha habido un gran ataque en pleno bosque. Muchas personas están desangradas y tiradas en el suelo del bosque. - algo le decía que las consecuencias de la huída de Klaus no era una idea lejana. - Te necesito aquí. 

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Siento que el capítulo sea un poco más corto. De todos modos espero que aún así os guste. 

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