Capítulo 26: Chicago es un lugar mágico -Klaus y Stefan I.

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Un todoterreno llegó a un pequeño almacén. De él se bajaron Stefan y Klaus. Esa noche acababa de llegar Stefan al lugar de Klaus, ni siquiera había visto a ________ aún cuando Klaus lo metió en el todoterreno. 

- Bienvenido a Chicago, Stefan. 

Stefan miró el lugar curioso, no recordaba mucho de Chicago. Siguió a Klaus hasta una puerta, la cual abrió dejando ver el exterior del almacén. Un camión acababa de llegar. 

- ¿Qué hacemos aquí? 

- Sé lo mucho que te encantaba este lugar. - contestó con una sonrisa. - Recordando los viejos tiempos de destripador - Stefan se colocó a su lado con las manos en jarras en su cadera. - Bloqueados la mayoría de ellos. 

- Mucha sangre, mucha diversión. Los detalles son borrosos. 

- Bueno, - ninguno miraba al otro - eso es una verdadera vergüenza. - Los detalles son lo que lo hacen legendario...

- Se dice que el destripador de Monterrey se quedó solo, así que escapó a la ciudad por comodidad. Había prohibición, todo estaba fuera de los límites por aquel entonces, lo que hacía que todo fuera mucho más divertido. 

Stefan estaba devorando el cuello de una muchacha dentro de un carruaje a las fueras de ese mismo almacén, el cual por aquella época no existía. Retiró la boca exhausto, miró a la muchacha sin vida. Cogió el pequeño tocado en forma de rosa blanca de su recogido y se lo colocó en la chaqueta del esmoquin. Salió del carruaje como si nada hubiera pasado y se adentró en un local bastante animado donde servían copas con espectáculo. 

- Adivinen, ¿qué acaban de ver mi ojos, damas? - la cantante de color comentó dejando de cantar . -¿Quiere pasar un buen rato, Sr. Salvatore? 

- Guárdame un baile, Gloria. - comentó él bajando al piso central del local. 

Con una sonrisa orgullosa alzó la mano para coger la copa de alcohol que un camarero llevaba en una bandeja para ser servida. Una mano fue más rápida que la suya. Una mujer de cabellos dorados se la había arrebatado. 

- Oh, por favor, sírvase - dijo mirándola de arriba a abajo. 

- Siempre lo hago. - contestó la mujer dándose la vuelta. 

- Hmm 

- Tenga cuidado Sr. Salvatore. - se acercó despacio hacia él, chocando casi los labios con los de él y con la mano libre sobre el brazo. - Aún lleva a su cita encima. - susurró en su oído a la vez que unas pequeñas grietas moradas aparecían bajo los ojos de ella. - Ella es adorable. - se separó de él. 

- No, no, no, - rápido la cogió del brazo antes de que se fuera. - ¿Quien eres? 

La rubia coqueta se llevó el dedo índice sobre los labios y lo mando callar para después volver a su camino. 

Stefan miraba la noche por la puerta que Klaus había abierto antes. 

- Chicago era mágico. - comentó Klaus detrás de él. 

- Sí, bueno - contestó después de asentir levemente. - tendré que creerte.- se volvió hacia él.- Como ya te dije, no recuerdo la mayor parte de las cosas. - se adentró en el almacén. 

- ¿Listo para trabajar entonces? - preguntó cerrando la puerta mientras Stefan se volteaba hacia Klaus. 

- ¿Por qué sigo contigo? Nos divertimos, tus híbridos no funcionaron, ahora está aquí mi hermana. ¿No quieres seguir adelante?

- Vamos a ver a mi bruja favorita. Si alguien puede ayudarnos con nuestro problema con los híbridos, esa es ella. 


Ambos llegaron a un bar completamente vacío, bastante extrañamente familiar para Stefan. 

- Parece familiar, ¿no es así? 

- No puedo creer que este sitio siga aquí. - comentó Stefan echando un vistazo al lugar. 

- Tienes que estar bromando. - una voz femenina atrajo la atención de los dos vampiros. 

- Un híbrido entra a un bar y le dice al barman... 

- Para. Puede que seas invencible, pero eso no te hace gracioso. - la mujer era de color con el pelo rapado en color blanco. -  Me acuerdo de tí. - dijo mirando a Stefan. 

- Sí, eres Gloria. ¿No deberías estar...?

- ¿Vieja y muerta? Y si muero, ¿quien va a atender este lugar? 

- Gloria es una bruja muy poderosa. - explicó Klaus. 

- Puedo retrasar un poco el envejecimiento. Hierbas y hechizos, no te preocupes me alcanzará algún día.

- Stefan, por qué no vas y nos preparas algo detrás de la barra. 

-  Claro, - sonrió falsamente -  seguro. - Stefan salió de la situación.

- A propósito, luces deslumbrante. 

- No empieces. - Gloria seguía seria, no le apetecía volver a ver al original. - Sé por qué estas aquí. - comentó sentándose junto a Klaus en una de las mesas. - ¿Un híbrido para crear más híbridos? Ese tipo de nuevos viajes. 

- Entonces, ¿qué es lo que estoy haciendo mal? Rompí la maldición, - esa conversación podía ser oída por Stefan mientras preparaba cualquier cosa. 

- Obviamente hiciste algo mal. - siguió la bruja. - Todo hechizo tiene una fisura, pero una maldición así de antigua. Tendríamos que contactar con la bruja que lo creó.

- Bueno, eso sería la bruja original. - obvió Klaus. - Está bastante muerta. 

- Lo sé. Y para contactarla, necesitaré ayuda. Tráeme a Rebekah.  

En ese instante, Stefan encontró una foto bastante extraña colgada en la pared justo detrás de la barra del bar. 

- Rebekah. Rebekah está un poco ocupada.

- Ella tiene lo que necesito, tráemela 

- ¿Qué es esto? - Stefan aún no lo entendía. 

- Bueno, te lo dije Stefan. - contestó Klaus divertido. Se levantó de su asiento sin dejar de mirar a Stefan. - Chicago es un lugar mágico. 

- Pero este soy yo. Contigo. 

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Aquí os dejo el cap, espero que lo hayáis disfrutado. 

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Se os ama!

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