XXVI

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Bajo rápidamente del coche, estirando las piernas y bostezando como nunca.
Miro la gran casa con una mueca de preocupación, que Elena, desgraciadamente nota.

-¿Tan pocas ganas tenías de llegar?-se ríe, haciendo que asienta débilmente.

-Me gusta eso de ir a conciertos seguidos de mis ídolos.-admito riendo, arrastrando la maleta hasta la acera.

Ambas nos giramos y nos despedimos con un saludo y una sonrisa de todos, para entrar en casa segundos después.

-¡Miriam, ya hemos llegado!-grita Elena haciendo que suene un rotundo eco.

-Estará durmiendo.-murmuro tirando de la maleta hasta mi habitación.

Saco toda la ropa y voy hasta el baño para echarla a labar, y cuando estoy dispuesta a volver, un brazo me agarra y tira de hasta la habitación de Miriam.

La miro unos segundos, tiene unas ojeras enormes y los ojos rojos e hinchados.

-¿Estás bien?-susurro cuando mira al suelo.

-No.-niega y va hasta su cama para tirarse encima sin mirarme.-Soy gilipollas.

-Ya.-me siento a su lado haciendo que me mire.-¿No se lo vas a decir, no?

-Ni loca, Kaila.-suspira.-Ya me odia bastante.

-No te odia.-bufo.-Es tu hermana.

-Me echará todo en cara y ya me repito yo bastante lo tonta que soy.-se quita una lagrima que había dejado escapar.-¿Me acompañas a la farmacia?

-Sí.-me levanto resoplando. 

-¿Y que le decimos a Elena?-me mira dudosa.

-No me gusta mentir.-la miro tragando saliva.-Pero le diré que he quedado con Jesús.-susurro.-Solo esta vez.

-Gracias.-sonríe levantándose y mirandome.-¿Puedo darte un abrazo?

-Claro, boba.-le contesto abriendo los brazos.-Sal tu primero, no creo que te pregunte nada.

Ella asiente y se separa para sonreirme levemente. Ojalá que no haya nada dentro de ella, porque si no, no me quiero ni imaginar la que se va a liar.

-Bueno, voy a cambiarme mientras tanto, quedamos en la esquina de abajo.

******

Me hago una coleta descuidada, hace apenas unos minutos que Miriam ha desaparecido por la puerta sin decir nada.
A veces es tan maja que me sorprende.

Tocan varias veces a la puerta y me giro para ver
a Kaila sonriendo nerviosa.

-Hola.-me saluda y le sonrio como respuesta, volviendo a centrarme en mi reflejo.-Voy a ir a hablar un momento con Jesús, no volveré tarde.

Me vuelvo a girar con el ceño fruncido, viendo como se aparta el pelo de la cara algo nerviosa.

-Pero si lo acabas de ver.-le acuso.

-Si, pero...-bufa.-Ya le echo de menos.-sonríe.-¡Me voy o llego tarde!

Y sin decir más, desaparece dejandome algo aturdida.

Sin muy bien saber que hacer, me decido por bajar un rato a tomar el sol, y cuando ya llevo unos cuantos minutos, una sombra me lo tapa.

Abro los ojos y me quito las gafas con una sonrisa, que enseguida se me quita al ver a ambos gemelos sonriendome.

-¿Y Kaila?-pregunto dirijiendo mi mirada hacia Jesús, el que frunce el ceño.

-Eso mismo te iba a preguntar yo.-susurra sentándose a mi lado.
Saludo a Dani con un débil beso en la comisura de los labios y acabo por sentarme en sus piernas para seguir con la conversación que tenemos pendiente.

-A mi me ha dicho que había quedado contigo.-digo extrañada.

-Pues no.-bufa él frustrado.

-Parece que me ha mentido, ¿no?-susurro decepcionada.

-¿Donde estará?-pregunta esta vez Dani, abrazándome cariñosamente.

-Pues no lo sé.-suspiro aun algo aturdida.

-Seguro que me esta poniendo los cuernos.-salta el muy mal pensado de mi cuñado.

-Ella no es capaz de hacer eso.-la defiendo.

-También creíamos que no era capaz de mentir y mira.

Me echo las manos a la cara, Kaila no sería capaz de engañar a Jesús con nadie, la conozco lo suficiente.

-Jesús, es tu novia.-ruedo los ojos.

-No es mi novia.-suspira aturdido.

-Pero de cierta manera es tuya, deberías fiarte de ella.

Me mira unos segundos y acaba por asentir cansado.

-Es que...-nos mira a ambos.-Tengo un miedo de cojones a que alguien más se de cuenta de lo increíble que es.

*******

-Aquí pone que tienes que mear sobre esto para saberlo.-se lo tiendo, leyendo las instrucciones.

-Pues que asco.-se queja, sentándose.-No me hago pis.

-Toma.-le tiendo una botella de agua.-Bebetela toda.

Da un suspiro y comienza a beber mientras yo releo las instrucciones.

Nos encontramos en el baño del Mercadona, ya que si volvíamos a casa todo se descubriría.

-Y dime, ¿Como fue?-murmuro, haciendo que me mire sorprendia.-¿Qué?

-¿Eres virgen?-abre la boca y asiento dudosa.

-Si, pero no me refiero a eso.-pongo una mueca de asco.-Quiero decir que como narices se te ocurrió.

-Lo hice con Marc, el chico más potentorro de todo el instituto,ya lo conocerás.-asiento.-No era la primera vez, porque llevamos años haciéndolo, pero queríamos probar cosas nuevas, como si borrachos sintiéramos más.

-Entiendo.-suspiro.-¿Te meas ya?

-No.-se encoje de hombros y da otro trago.-¿Nunca has pensado en hacerlo con un chico?

Ruedo los ojos sentandome a su lado en el suelo.

-Pues no, la verdad.

-Con Jesús caerás.-murmura y me sonrojo al segundo.-Tranquila,lo hace de muerte.

La miro sorprendida y ella simplemente rie dando otro trago.

-¿Con Jesús...?-suspiro y asiente.

-Si, fue una noche loca, y ambos estabamos muy cachondos, ya sabes, las hormonas.-trago saliba.-No te preocupes por eso, puedes estar tranquila, entre él y yo solo queda amistad.

-Vale.-susurro.-Bueno, ¿Te meas ya o que?-le digo borde, si, me ha sentado como una patada en la boca, pero debería tenerlo ya asumido.
Es el mismísimo Jesús Oviedo.

-Si.-contesta levantándose.

Me giro incómoda, no es bonito de ver, la verdad.

Minutos después, se levanta del váter y me tiende el pequeño aparato.

-Miralo tu.-me pide y lo cojo con paciencia.-Si es que si, no digas nada, y si es que no, grita.

Asiento dudosa, mirando por fin el aparato.
Espero unos minutos a que se complete y después abro la boca sorprendida.

-¿Qué?-insiste.

La miro y trago saliba.

Oh, oh.

Eres el punto débil que me hace fuerte.{Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora