Veo como Jesús se acerca peligrosamente a mi haciendo que nuestras narices se rocen y trago saliva nerviosa. Por mucho que quiera apartarme de él por si vuelve a jugármela mi cuerpo me lo impide, no puedo moverme.
Sonríe de lado y me muerdo el labio inconscientemente, odio que me haga sentir tal nerviosismo, joder.-Kaila, tengo que...-dicen de repente, abriendo la puerta.-¿Interrumpo algo?
Me separo rápidamente de Jesús para mirar a Alvaro algo sorprendido, joder.
-Eh, no.-ando hacia él.-¿Qué pasa?
-Tenemos que hablar.-dice tragando saliva y lo miro preocupada. Esas palabras jamás son buenas.
-Esta bien, ahora vengo.-les digo y le echo una mirada nerviosa a Jesús, que sonríe débilmente.-Bueno, vamos a mi habitación, si quieres.
Me sigue en silencio y trago saliva. Jamás había estado tan raro y eso me duele.
-¿Te acuerdas que te dije hace unos meses que envíe una solicitud a una academia?-me dice sentándose en mi cama y asiento nerviosa.-Pues...-se rasca la nuca.-Me han aceptado.
-¡Eso es genial!-sonrío.-¡Te abrazaría pero te mancho!-niega con la cabeza y lo miro extrañada.-¿Qué pasa?
-La academia es en Estados Unidos, Kaila.-susurra y me quedo quieta unos segundos.
No, ósea, no. Me niego.
-¿Te vas?-susurro intentando aceptar lo que acaba de decir.
Lo veo asentir con la cabeza agachada y me tapo la cara con ambas manos. Intento no llorar, pero me es prácticamente imposible. Él siempre ha sido mi mejor amigo, el único que vio en mí algo bueno, el único que me acepto cuando llegue.
Ha sido mi pilar día tras día, y aunque ahora tenga nuevos amigos, él es más importante que todos los demás.-No me llores.-se levanta y me agarra las manos.-Anda, ven, que me da igual ensuciarme si es por ti.
Lo abrazo con todas mis fuerzas, jamás podré querer a alguien como lo quiero a él. Es como mi hermano, joder, lo adoro.
-Mi niña.-me acaricia la espalda.-Vendré a verte, lo prometo.
-Te voy a echar muchísimo de menos.-le susurro y me separo para intentar sonreírle.-Joder, claro que lo voy a hacer.
-Y yo rubia.-me promete agarrándome con fuera la mano.-Me voy dentro de una hora.-me informa y abro los ojos como platos.-Se han complicado las cosas y mis padres se han quedado haciéndome la maleta.-asiento mirando al suelo.-No podía irme sin despedirme de ti.
-Te quiero.-le digo segura y vuele a abrazarme con fuerza.-Muchísimo.
-Y yo.-me sonríe besando fuerte mi frente.-No sabes cuánto, de verdad.-sonrío débilmente.-Cuídate.-asiento.-Y dile a Jesús que te cuide.-me río.-O si no lo mataré.
-Vale.-dejo caer unas cuantas lagrimas más.
Me mira fijamente sin dejar de sonreír y me muevo un poco algo intimidada.
-Siempre he estado flipado por el increíble color de tus ojos.-susurra haciéndome reír.-Y por su brillo, créeme que es precioso.
-No me digas estas cosas antes de irte, anda.-le hago reír.-Sabes que soy una cabezona y jamás te daré la razón.
-Lo sé, pero quería oírte quejarte una vez más.-sonrío.-Tengo una cosa para ti.-me tiende una bolsa que llevaba todo el rato encima.-No lo abras aún, quiero un último abrazo antes de irme.
Me lanzo como un koala entre sus brazos y lo estrecho con más fuerza que antes, joder, que mierdas voy a hacer sin él.
-Me tengo que ir.-suspira dejándome en el suelo.-Te llamaré nada más llegar, lo prometo.
-Adiós.-susurro mirando cómo se marcha esa gran parte de mi vida.
Me quedo quieta, aún intentando asumirlo.
Que mierdas voy a hacer sin él, joder.Me quedo ahí plantada, dejando que mis lagrimas caigan libremente por mis mejillas.
Oigo unos pasos por el pasillo y miro el suelo sin poder moverme.-¿Estás llorando?-susurra alguien entrando en mi cuarto.-Kaila.-me levanta la cabeza.-¿Qué te pasa?
-Jesús.-susurro abrazándolo con fuerza y llorando a gusto en su hombro. Me acaricia la espalda atrayéndome más a él y sonrío un poco. A él también lo quiero mucho.
-¿Que ha pasado?-me mira y me quito las lágrimas con fuerza.-¿Le tengo que matar?-dice y niego con la cabeza.-Bueno, le reñiré, que nos ha interrumpido.
-Se va a Estados Unidos.-susurro y se le quita esta sonrisa de la cara.-Joder, se va.
-Pero...-me agarra una mano.-¿De vacaciones?
-No, a una academia.-miro al suelo.-Y me alegro por él pero... es como si a ti se te fuera Dani.
Me mira unos segundos sin saber qué decir y luego sonríe de nuevo, y creías o no, su sonrisa me alegra aunque sea un poco.
-Pues yo cubriré el hueco que ha dejado él.-me dice y niego con la cabeza porque es imposible.-Déjame al menos intentarlo, yo también quiero cuidarte.
-¿Y eso por qué?-me cruzo de brazos sonriendo de lado.
-Por qué tú me has demostrado muchísimas cosas.-me mira fijamente.-Y porque te quiero, y a las personas a las que se les quiere, lo único que se hace es cuidarlas.
-¿Me quieres?-me río intentando olvidarme un poco de todo este tema y él asiente sonriente.
-Y no podría desquererte ni queriendo.-se ríe y me echo las manos a la cara.-Sí, vale, soy un cursi.-asiento sonriendo como una tonta.-Pero te he echo sonreír y eso es lo que de verdad importa.
-Que mono eres.-le despeino cariñosamente.-Bebé.
-Soy más mayor que tú.-levanta las cejas.-Tu eres el bebé.
-Cállate.-me río mirándolo a los ojos.
-Cállame.-sonríe y levanto las cejas cruzando de brazos.-Joder, ya es hora de que acabemos lo que habíamos empezado.
-Habías empezado.-le corrijo haciendo que ruede los ojos.-Y... ¿Cuánto tiempo estarías dispuesto a esperar?
-¿Por ti?-pregunta y asiento.-Toda la vida.-sonrío mordiéndome el labio.-Sí sabes lo mucho que me gustas, ¿a qué tienes miedo?
-A todo lo que le tiene miedo una chica.-lo miro.-A que la destrocen.
-Te repito que yo estoy aquí para cuidarte, no para destrozarte.-me agarra de la cadera acercándome lentamente a él.-¿Por qué no me dejas demostrártelo?
ESTÁS LEYENDO
Eres el punto débil que me hace fuerte.{Gemeliers}
FanfictionQuizás solo se trate de encontrar a quién te sigue mirando cuando tu cierras los ojos.