XXVII

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Ruedo los ojos cuando Elena y Dani se dan el quinto beso en un minuto.
Que empalagosos son, joder.
Giro la cabeza incomodo, y decido por levantarme y salir de la gran casa algo cansado de esperar.
¿Donde y que demonios estará haciendo Kaila?

Me siento en los escalones de la entrada, donde hay algo de sombra y puedo pensar sin morirme de calor. No pasan ni cinco minutos cuando veo aparecer a Kaila por una esquina.

Me levanto algo enfadado y ando hasta ella decidido a pedirle explicaciones.

-¿Donde estabas?-la sorprendo, haciendo que me mire seria.

-No te importa.-murmura dolida, pasando por delante de mi.

Me giro y le agarro del brazo, haciendo que ruede los ojos molesta.

-¿Qué te pasa?-bufo.-El que debería estar enfadado soy yo.

-¿Enfadado por qué?-me mira alzando las cejas.-Que yo sepa no te he dado motivos para que lo estés.

-¿Donde estabas?-le repito intentando tranquilizarme.

-Que no te importa.-me desafía con la mirada.

-Por lo menos dime que te pasa conmigo.-le pido sin soltarle el brazo.

-Que me mentiste.-contesta con dureza.-Me dijiste que tu y Miriam nada, y ahora me entero de que tu y Miriam todo.-se deshace de mi agarre.-Sabes lo mucho que odio las mentiras, Jesús, lo sabes.

Me rio irónico enfadándome más aún. Claro que lo sé, pero no quería que supiera esos pequeños detalles. Porque para mi no significó nada.

-¿Te da gracia?-se sorprende, con la mirada mas dolida que he visto nunca.

-Deberías aplicarte el cuento.-le digo sacando todo el orgullo que tengo.-De las mentiras, digo.

-Yo no te he mentido.-me repite aumentando su enfado.-A ti no.-susurra.

-¡Que dejes de negarmelo!-le grito asustabdola.

-Mira, vete a la mierda.-musita con rencor y me mira una última vez antes de acelerar el paso.

Me quedo quieto, apretando los puños. No pienso ir detrás de ella si es lo que pretende.

Maldita rubia, joder, es la primera que me saca de quicio y, hace que de verdad me importe.

*********

Oímos un portazo y giro la cabeza para encontrarme a Kaila con los ojos rojos y enfadada, muy enfadada.

-¡Kaila!-la llamo en un grito.

-¡Dejarme en paz!-grita y por su voz noto que esta dolida.

-¿Que le pasa?-susurra Dani y me encojo de hombros algo aturdida.

-¿Que son todos estos gritos?-pregunta Miriam, apareciendo por la puerta del jardín.

-Kaila.-murmuro y mira al suelo unos segundos, para luego mirarme preocupada.

-¿Que le ha pasado?-traga saliba y me encojo de hombros mirandola con el ceño fruncido.
¿Desde cuando mi hermana se preocupa tanto por Kaila?

-Creo que ha discutido con Jesús.-murmura Dani leyendo un mensaje en su iphone.-Me esta diciendo que valla.

-Pues ve.-suspiro. -Yo hablare con Kaila.

-No.-me frena Miriam.-Ya voy yo, todo esto es culpa mía.

-¿Culpa tuya?-preguntamos Dani y yo a la vez, haciendo que nos miremos con una débil sonrisa por unos segundos.-¿Por qué?

-Luego os lo explico.-nos dice, subiendo corriendo las escaleras.

*********

Tocan varias veces a la puerta y me tapo la cara con un almohadón.

-Vete.-digo con la voz rota, pero parece que la otra persona no está dispuesta a marcharse.-Quiero estar sola.-insisto cuando se abre la puerta.

-Lo siento.-musita la voz de Miriam, cerrando tras de sí.

-Tranquila, no es culpa tuya.-alzo la mirada.-Jesús se ha empeñado en que le he mentido y no lo he echo, joder, ¿que demonios se piensa?

-Lo habrá malinterpretado todo.-suspira sentándose a mi lado.-Seguro que acabará pidiéndote perdón.

-¿Como estas tan segura?-la miro sin ninguna expresión.

-Porque se ve que te quiere.

La miro unos segundos y me echo para atrás cansada.

-¿Se lo has dicho ya a ese tal Marc?-le pregunto cambiando de tema, viendo como oscurece la mirada.-No has podido, eh.

-No sé cómo se lo va a tomar.-mira al suelo.-No sé cómo se lo va a tomar la gente.

-¿Y tu?-le pregunto tragando saliva por la importancia del tema.-¿Ya has tomado una decisión?

-No.-suspira.-Pero tome la decisión que tome, seguro que el que elige es papá.

-A lo mejor elige lo mejor.

-Lo mejor para él.-derrama una lagrima.-Pero...¿Y si no es lo mejor para mi?-traga saliba.-¿Y si no es lo que quiero?

********

Vuelvo a casa de Elena después de soportar al gilipollas de mi hermano con una de sus rayadas.
Se lo he repetido mil veces, el orgullo tiene que aprender a tragarselo por personas que valen la pena.
Las dudas siguen en su cabeza, y ahí a que se pusiera idiota y que me mandara a la mierda. Se que no quería hacerlo y que acabará pidiéndome perdón, pero es insoportable cuando se pone de esa manera.

Voy tan metido en mis pensamientos que no me doy cuenta cuando tropiezo con la pequeña papelera que hay en la puerta del jardín trasero volcandola por completo.

-Mierda.-murmuro agarrando toda la basura que puedo y metiendo la de nuevo en el cubo, con cierta expresión de asco.

Agarro con extrañeza lo que parece un test de embarazo y lo observo tragando saliva.
Me quedo callado unos segundos mientras lo analizo y segundos después aprieto las manos con fuerza.

Mierda, joder.

Entro en la casa dando un portazo y llamando la atención de Elena, que se encontraba viendo la tele.

-Ya parareís con los portazos, macho.-murmura molesta, girandose para mirarme y sonreir, aunque la quita al no ser correspondida.-¿Que te pasa a ti ahora?

-¿Cuando pensabas decírmelo?-la acuso tendiendole el test.-¿Creias que tirandolo podrías ocultar una cosa así?-frunce el ceño y lo observa sorprendida para luego mirarme nerviosa.-¿Estás embarazada, Elena?

Eres el punto débil que me hace fuerte.{Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora