VII

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Abro los ojos cuando notó la luz del sol dándome en toda la cara.
Maldita ventana y maldito quien la inventó.
Miro el móvil resoplando, ya son las once de la mañana, y jamás había dormido tanto. Si, yo soy de las que madruga, pero ayer tuvimos una noche bastante larga intentando que Miriam no me odie más de lo que ya lo hace.

Me levanto y me miro al gran espejo que hay en una de las puertas del armario y suspiro.
Llevo un moño mal echo, una cara de sueño importante y una camiseta de Matt que me llega por los muslos.

Me calzo las chanclas y decido bajar a desayunar. Si, hoy va a ser uno de esos días en los que no pienso hacer nada.

No hay nadie en la cocina para preguntar dónde están las cosas, pero aun así busco entre los armarios las galletas oreo, sin saber aún exactamente donde encontrarlas.

Cuando ya las tengo, las agarro y voy hacia el salón donde se oye el ruido de la televisión mientras miro el móvil detenidamente.

¿Porque carajos mi foto con Jesús en el escenario está por todo Instagram?

Oigo la estúpida risa de Elena  y entro aún sin despegar la vista de una de las fotos.

-Elena, ¿tú has visto...?-levanto la vista y abro los ojos como platos, si, como si estuviera viendo un maldito fantasma.-Ay mi Dios.

¿Cómo reaccionaríais vosotras al ver a uno de vuestros ídolos sentando en el sofá de tu casa  y por encima tú con una cara de dormida impresionante  y con unas pintas de gitana pobre?

No lo sé, pero parece que Elena si, así que se levanta del sofá y Daniel Oviedo la sigue divertido.

-Yo a ti te mato.-le digo en un susurro aún sin poder apartar la vista de Dani.-¿Cómo osas hacerme esto?

-Buenos días princesa.-me sonríe Dani coqueto.-¿Y esos humos?

-Elena, me dijiste que tenían conciertos.-la maldigo viendo cómo se ríe en mi cara.-Esta te la guardo.

-Oh vamos, pero sí ha sido el mejor despertar que podías tener.-se burla, sentándose de nuevo en el sofá y dejándome sola enfrente de Dani.

-Esto, buenos días a ti también, principeso.-reacciono al fin sonriéndole tímida.

Lo veo fruncir el ceño y luego sonríe divertido.

-¿Tú no eres la que hizo que Jesús de casi se mee literalmente de la risa?-dice aumentando su sonrisa y acercándose más a mi.

-Veo que te acuerdas de mí.-me muerdo el labio nerviosa pero sonriente.-Tu hermano también me subió al escenario, no os creía con tan poca memoria.

-Lo he dicho para romper el hielo.-admite dando una pequeña carcajada.-Solemos acordarnos de todas las niñas, sobretodo de las más guapas.-me guiña un ojo tan tranquilo.-¿Cómo te llamas?

Frunzo el ceño por lo directos que pueden ser a veces y me giro con una sonrisa, decidida a cambiarme de ropa y parecer una persona normal y corriente y no una loca los gatos.

-Kaila.-giro un poco la cabeza para verlo sonreír de lado.-Kaila Morgan.

Desaparezco viéndolo sonreír divertido, subo lo más rápido que puedo las escaleras y entro en mi habitación con una sonrisa de tonta en la cara.

Abro el armario decidida y saco unos shorts vaqueros y una camiseta de tirantes básica, uno de mis bikinis, y las deportivas.
Seguidamente me meto en la ducha y salgo enseguida, intentando no perder más tiempo y poder estar con mis ídolos.

Varios minutos después aparezco en el comedor y veo cómo Dani no para de hacerle cosquillas a mi hermana y ella se ríe con su estúpida risa.
Qué buena pareja hacen.

-Elena, pareces una foca.-le digo apoyándome en el marco de la puerta y observando cómo los dos se separan sonrientes y me miran.-Dani.-me acerco.-¿Dónde te has dejado a tu fotocopia?

-Miriam lo ha raptado.-dice sonriendo de medio lado y ruedo los ojos con cara de asco.-¿Me haces el favor y vas a buscarlo?

-Ni de coña.-contesto tranquila, cosa que hace que me miren extrañados.-¿Qué?, Miriam ya me odia.

-Queremos irnos a la piscina.-me mira Dani con cara de niño bueno.-¿No vas a dejar que Jesús sufra no?

-¿Y cómo crees que va a reaccionar cuando me vea aparecer por la puerta como si me conociera de toda la vida?-les digo obvia.

-Compruébalo.-me reta y resoplo pero al final accedo y vuelvo a subir en busca de la prohibida habitación de mi hermanastra.

Me muerdo el labio ya delante de la puerta rosa claro y suspiro nerviosa.

Abro la puerta ni si quiera sin llamar y ambos, que estaban sentados muy juntos en la cama, me miran sorprendidos.

-Vuestros hermanos os reclaman.-anuncio intentando ocultar mis nervios.-Quieren ir a bañarse, así que daros aire que os esperamos abajo.

Veo cómo Jesús sonríe y se levanta, pero Miriam me mira con una cara de asco que no olvidaré jamás.

-¿No serás tú la bonica de mi princesa, no?-sonríe divertido mientras sale de la habitación detrás de mí.

-Una entre muchas.-le sonrío y me dirijo a las escaleras.-Te dije que nos volveríamos a ver, bonico.

-Lo sé, pero no creía que tan pronto.

-Ni yo.-admito tímida y nos dirigimos hacia Elena y Dani.-Os lo traigo sano y salvo, me debéis una.

-¿A qué no ha sido para tanto?-se ríe Dani, haciendo que me entren ganas de achucharle los mofletes.

-¿Y mi hermana?-pregunta la rubia mirando hacia las escaleras.-Decidme que no viene, por favor.

-Ha dicho que bajaba, creo.-murmuro con cierta cara de pena.-Pero oye, otra más.

Nos sentamos todos en el sofá sin decir ninguna palabra mientras esperamos a Miriam.
No es que me caiga mal, es solo que... no la aguanto.

-Dios, he visto a tortugas más rápidas.-digo desesperada acomodándome bruscamente en el sofá.-¿No se estará maquillando para ir a la piscina, no?

-Tiene un maquillaje especial.-se ríe Elena y abro los ojos sorprendida.

No puede ser verdad.

-No me jodas.-me levanto a punto de explotar a carcajadas.-Enserio, no me jodas.

-Es cierto.-apunta Dani.-Yo lo he visto.

-Ay la madre de dios.-los miro a todos aún sin creerme semejante estupidez.-¿Enserio no me estáis vacilando?-niegan con la cabeza divertidos.-¿Me estáis diciendo que enserio existe ese grado de estupidez?

-Chicos ya estoy.-aparece coqueta  y la miro para comprobar todo lo que dicen, y en efecto, va perfectamente maquillada, como si se fuera de fiesta y enserio, esta es otra de las cosas por la que no la aguanto.-¿De qué hablabais?

-De qué estás más pava que na.-suspiro sincera. Oye, mi lema es siempre decir las cosas a la cara, yo no pienso ser una falsa con nadie.

-Ya estamos otra vez con lo mismo.-refunfuñe.-¿No te has parado a pensar que lo único que me tienes es envidia, guapa?

Eres el punto débil que me hace fuerte.{Gemeliers}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora