Parpadeo varias veces, observando el aparato de nuevo.
¿Qué mierda es esto?-Dani, yo..-susurro en busca de una explicación lógica para contestarle.
-Elena.-me frena.-Joder, ¿que hacemos ahora?
-Pero Dani...-intento hablar de nuevo pero niega con la cabeza cortándome.
-Tio que soy un famoso adolescente.-se peina frustrado.-Madre mía.
-¡Pero que no estoy embarazada!-alzo la voz haciendo que las dos rubias que bajan por las escaleras se me queden mirando sorprendidas.
Miro a mi hermana, que traga saliba nerviosa. Luego a Dani, que no sabe que expresión poner.
Sostengo el test de embarazo en la mano sin saber que decir.
Madre mía la que se ha liado.-Me temo...-suspira Miriam ya a mi lado.-Que eso me pertenece.
La miro con los ojos como platos, minutos después a Kaila y luego de nuevo a ella.
-¿Qué?-susurro viendo como agacha la cabeza sin saber lo que decir.-Pero tía...
-No me digas nada.-suspira mirando a Kaila.-Y a ella tampoco, le hice mentir para que nadie lo supiera, y joder, ha acabado ella más jodida que yo.
Kaila mira el suelo unos segundos y luego sonríe de lado, como si no le pasara nadie. Se muerde el labio y se acerca a Dani, el que no se ha atrevido a decir nada aún.
-¿Y Jesús?-susurra dudosa y al final, Dani reacciona.
-Tengo que hablar con él.-la mira y sale de la casa corriendo sin apenas despedirse.
-¿Y ahora que hacemos?-les pregunto, con la cabeza rayada y comenzando a mareaerme por la nueva noticia.-Papá nos nos va a matar.
-Me va a matar.-susurra Miriam, derramando una lagrima.-Soy yo la que tiene un bebé dentro.
-No.-le agarro del brazo y le sonrío débilmente.-Estamos juntas en esto, en todo, ¿recuerdas?
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Espero a que mi madre descuelgue en la otra línea siendo observada por las gemelas.
-Joder.-murmura por tercera vez Miriam, dando vueltas de un lado a otro del salón.
-Hola mama.-resoplo cuando descuelga.-¿Cuando ibais a volver?-trago saliba.-Es que tenemos un pequeño problema.
-Oh, ¿que pasa?-se preocupa enseguida.
-Es un tema un tanto delicado para hablarlo por aquí.-respondo mirando a Miriam.-¿Tardaréis aun unas semanas?
-Una semana como mucho, esto es genial, pero os echamos de menos.-ríe coqueta, sin imaginarse el problemón que tenemos encima.-Y también tenemos una noticia que daros.
-Esta bien.-suspiro. -Adiós mamá.
Cuelgo y me guardo el móvil en el bolsillo, dejando un silencio un tanto intimidante por unos segundos.
-Una semana.-suspiro colocandome de cuclillas delante de ella.-Al menos tienes tiempo para pensar que quieres hacer.
Miriam mira a su hermana y luego a mi, sin saber que decir.
Se lleva las manos a la tripa y suspira.-Tengo miedo.-murmura aguantandose las lágrimas y suspirando.-Tengo a alguien dentro de mi.-traga saliba.-Y aunque no os lo creais también es algo precioso.-nos mira.-No sé qué será mejor para mi, pero desde luego, tendré que elegir bien que me hace feliz.
-Debes tener en cuenta los pros y contras.-comenta Elena, sentándose a su lado.
-Y piensa que tienes toda la adolescencia por delante, que aún eres muy joven y que tienes que disfrutar de la vida.-asiente.-Además, sólo tú sabrás que hacer, porque eres quien te conoce de verdad.-la miro.-Solo... elige bien.
-Lo haré.-me promete con una sonrisa.-Bueno, cambiando de tema.-bufa intentando deshacerse del sofocón.-¿Que haces aun aquí?
-¿A donde demonios quieres que valla?-le pregunto incorporándome.
-A hablar con Jesús.-dicen las dos a la vez y suspiro ruidosamente.
-No.-niego con la cabeza.-Que venga él, yo no he echo nada.
-El orgullo es malo, Kaila.-me recuerda Elena y bufo.
-¿Enserio te vale la pena dejarlo todo así por el orgullo?-se sorprende Miriam.-¿Dónde está la Kaila que conocí?
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Miro a mi hermano con el ceño fruncido. Aún no me creo todo lo que se ha liado en menos de unas horas.
Y lo más importante es, ¿Por qué he sido tan gilipollas?
¿Que demonios he echo con mi vida echándole en cara a Kaila algo que no tenía sentido? ¿Como coño he desconfiado de ella?
Y lo más importante, ¿Cómo se supone que voy a recuperar su confianza después de hablarle así?Parpadeo varias veces antes de salir corriendo escaleras a bajo sin decir nada.
Salgo de casa y corro como si me fuera la vida en ello, observando de reojo como toda la gente me mira raro.
Paso por delante de Kaila, que frunce el ceño al verme así. Cuando me doy cuenta de que es ella, doy media vuelta y voy hasta ella a paso rapido, ya que se ha parado a esperarme.
-Te estaba buscando.-suspiro apoyándome en mis piernas para recuperar la respiración.
-Y yo a ti. -murmura haciendo que la mire sonriendo de lado.
-Creo que te debo una disculpa.-comento peinándome nervioso.
-Y yo.-habla sorprendiéndome.-No debería haberte hablado así, estaba nerviosa por lo que acababa de pasar y...
-No, te entiendo.-sonrío agarrandole de un brazo.-Y no tienes porque disculparte, soy yo el gilipollas que se acojono y no supe actuar.
-¿Te acojonaste?-frunce el ceño con una sonrisa divertida.
-Si, bueno...-miro el suelo sonrojado.-Creía que te habías cansado de mi.
Empieza a reirse y frunzo el ceño, siendome imposible mantenerme serio porque su risa es muy contagiosa, y bonita, muy bonita.
-¿Qué?-pregunto rascándome la nuca, viendo como se tapa la cara para que no la vea reir.
-Eres tonto.-bromea, sonriendo de oreja a oreja.-Y estás loco.-apunta.-¿Enserio te crees que es fácil cansarse de Jesús Oviedo?-me pregunta haciendome sonreír como un tonto.-¿No te valoras o que?
-Bueno, si, pero si se trata de ti...-admito viendo como no puede dejar de sonreir.
Se sonroja y ambos miramos al suelo unos segundos.
-Bueno, que, ¿amigos?-me pregunta tendiéndome la mano.
-¿Qué?-me río agarrandole del brazo y atrayendola a mi.-¿Aun no te ha quedado claro que no quiero que seas solo mi amiga?
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Eres el punto débil que me hace fuerte.{Gemeliers}
FanficQuizás solo se trate de encontrar a quién te sigue mirando cuando tu cierras los ojos.