paper hearts ; jjk.

; eleven.

ㅡEspera... estás diciendo que lo viste, ¿pero no sabes quién fue? ㅡCuestionó YoungJi, abriendo ligeramente sus ojos más de lo normal y la menor asintió en afirmaciónㅡ Sabía que eras despistada, pero tampoco tanto.

Ambas estaban sentadas bajo un árbol en el campus conversando y recuperando el tiempo perdido cuando la mayor enfermó y faltó unos días a clases. La mente de la pobre SuYeon se la estaba carcomiendo al querer saber en ese instante quién era el propietario de las cartas, no obstante, lo veía como algo imposible en ese momento.

ㅡGracias por la ayuda, eres la mejor. ㅡResopló dejando reposar su cabeza entre sus manos y lloriqueó mientras golpeaba el piso con sus pies, sentía molestia al no recibir ayuda de su amiga, pero le entendía porque poniéndose en su lugar, tampoco sabría qué hacerㅡ ¡Veo miles de personas al día! ¿Cómo quieres que identifique quién es con exactitud?

Cuando ya estuvo más tranquila gracias a las suaves caricias de la contraria en su cabeza, volteó a ver a su lado, justo donde su cuaderno de dibujo se encontraba. Sus labios se abultaron, dudando un poco en si abrirlo o no al consciente de que entre las hojas había una carta pendiente por leer.

ㅡ¿Tienes un corazón ahí? ㅡEscuchó al lado contrario del lugar donde observaba y no hizo más que asentirㅡ ¿Qué esperas para abrirlo, boba?

El silencio se hizo presente entre ellas, YoungJi, esperando respuesta alguna, y SuYeon, combatiendo en su interior lo que debía hacer o lo que iba a hacer. Sentía que su cabeza pronto explotaría por tanto forzarla este último tiempo.

ㅡEstaba pensando en dejarlo para leer en casa... pero ahora no lo sé, estoy ansiosa. ㅡMurmuró en un tono de voz perceptible para la ajena, llenando sus pulmones de mucho aire, el cual segundos después dejó salir al mismo tiempo en el que tomaba el cuadernoㅡ Tengo miedo de que al final todo sea una broma. Tú sabes que no me gusta que jueguen con los sentimientos de nadie, ¿verdad? Si me llegan a hacer algo así, no sabría cómo reaccionar. ㅡSacudió el objeto en sus manos y, del interior del mismo, cayeron varios papeles, entre ellos, el dichoso corazón. Lo tomó con cuidado y se quedó observándolo por unos minutos, pensativa, temerosa, confusa, y por sobre todo, ansiosa.

"No sé por qué me pongo tan nervioso al escribir una carta, ¿tienes la respuesta a mi duda, bonita? Porque yo no, quizás porque pienso que sabes quién soy y no quieres decirlo, o tal vez porque soy un tonto locamente enamorado de ti con un miedo enorme a confesarse en persona..."