Mi Pequeña Monstruo [Finalizado]

Cap. 13: volveré por ti

Comenzaba a atardecer en Hoenn, para aquellos entrenadores que viajaban en busca de volverse más fuertes el atardecer les indicaba el momento de buscar un hospedaje para la noche, o simplemente acampar.

Para Yadira, lo más importante era buscar alguna cueva o similar para proteger a Cinder, el pequeño Cyndaquil que se optó en estar a su lado. Caminaban en los bosques próximos al monte pírico, donde los pokémon fantasma habitan tranquilos y asustando a los que pasan, pero para ambos, eso no era relevante por ahora solo querían un lugar para descansar, y eso fue lo que encontraron al ver una gran estructura de roca. El pokémon miró extraño a Yadira que apoyó su mano en la estructura, pero pasados unos segundos su sorpresa aumentó al ver cómo ella retrocedía y como si sus manos estuvieran pegadas a un gran fragmento de roca, que cuando salió la chica dejó a un lado.

Ambos miraban la nueva cueva, tal vez no era gigantesca ni con decoración, pero podrían dormir esta noche tranquilamente.

-Bueno Cinder, ahora debemos buscar la cena, madera para fuego y muchas hojas para crearte una cama, cuando tengamos eso crearé un pequeño pozo para que bebas agua dulce y deliciosa-

Y así fue, ambos ocultaron la entrada y salieron en busca de bayas Meloc, las cuales se convirtieron en sus favoritas. Luego de eso, buscaron muchas ramas fuertes y que los mantendría sin frío, lo extraño ocurrió después de recolectar grandes hojas de palmeras y llegar a la cueva.

Pov. Yadira

Llegamos cuando el sol había desaparecido y la luna comenzaba a iluminar el bosque, modifiqué una roca para crear un agujero en ella y crear una fuente para almacenar las bayas, después buscamos el centro de la cueva para ordenar la madera y con unas llamas de Cinder logramos prender el fuego, mientras él comía bayas miraba las hojas extraña. Le dije que le haría cama pero no sabía cómo....

De la nada en mi mente se formó una imagen en primera persona, donde estaba en la cima de un árbol sacando hojas de palmera, las mismas que traje, estaba tranquila hasta que escucho unos gritos del suelo.

-¡Salvaje! Estamos de viaje y para que te sientas cómoda te había traído un saco -

Miré hacia abajo para ver una silueta negra que tenía el mismo tono de voz que ese tal Ruby, no era como un sueño ya que de la nada hablé:

-¡No me gustan esas cosas inútiles! Prefiero crear mi propio colchón que es más cómodo que tu "saco"- le decía haciendo enfasis a la ultima palabra.

-¡Entonces no me vengas a llorar a mitad de la noche cuando tengas frío- y la silueta se acercó a una pequeña fogata.

Después, todo se volvió negro y ahora estaba en la tierra doblando las hojas. Veía como mis manos las doblaban de tal forma que cuando terminé se formó un nido, o como decía un "colchón"

-¡Vaya! Y yo pensaba que eras una simple cavernícola- miré al dueño de la voz para ver claramente el ostro de Ruby con una sonrisa y otra vez todo negro. Abrí mis ojos y me encontré de nuevo en la cueva, y cuando miró mis manos las hojas se habían convertido en el nido que vi en mi mente.

Observaba asustada lo que había creado, la última vez me había sucedido con las bayas, y ahora mi mente creaba otra visión que nunca había tenido. Mantuve la compostura y le entregué su cama a Cinder, quien saltó por todos lados demosrtrando su alegría contagiosa.