Capítulo 44.

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En los años que América llevaba en la otra ciudad solo había ido unas dos veces, pero nunca había estado en el apartamento en el que había estado viviendo con Maxon en el último año.

Era un lugar pequeño, pero acogedor, perfecto para solo ellos dos, aunque ya se encontraba lleno de cajas a medio llenar.

—Perdón el desorden, Max había comenzado a empacar las cosas para no tener que hacerlo cuando tenga más avanzado el embarazo.

No Charlotte ni yo prestamos atención.

Maxon estaba en silencio, pareciendo cansado.

—¿Dónde dormiremos? —pregunté yo, al ver que solo había una habitación. América nos dio una mirada a Lotty y mí, sonriendo culpable.

—Maxon organizó todo en casa de Aaron, para que pases más tiempo con él y no tengan que sufrir por el desorden de aquí.

Bien, me daba un poco de vergüenza tener que dormir en una casa perteneciente a personas con las que no había hablado hacía mucho tiempo. No me caían mal los padres de Maxon y Aaron, al contrario, pero no los veía desde hacía muchos años atrás, el mismo tiempo en el que se habían tenido que ir del pueblo.

El intercomunicador sonó. América, con solo ver la pantallita, dejó pasar a la persona que había llegado. Nos miró, sonriendo.

—Llegó nuestra comida.

No dijo nada más porque pronto la puerta se estaba abriendo. Me quedé congelada al ver a Aaron con una caja de pizza antes de reaccionar y salir corriendo hacia él.

Se rio cuando mi cuerpo impactó con el suyo. Dejó la caja de pizza a un lado para abrazarme de vuelta, alzándome del suelo por la fuerza de su abrazo.

—¡Amor mío! —Reí, feliz de verlo.

—No me doy cuenta de cuánto te he extrañado hasta que no te vuelvo a ver.

—Oh, pero luego cuando nos dejamos de ver desapareces de mi vida. —En respuesta le di con mi puño, sin fuerza, en su hombro.

—Calla, que tú también desapareces.

—¡Eso es lo que pasa cuando tienes una novia celosa! —gritó Maxon desde la habitación, logrando que Aaron pusiera sus ojos en blanco. Los ojos de mi mejor amigo se desviaron detrás de mí, para notar a Charlotte—. Lotty ¿verdad? —Le tendió la mano a mi amiga, quien asintió.

Se habían visto pocas veces, en especial en navidad, pero nada más que eso. Me sorprendí de que Aaron la recordara.

—¿Y tu novia? —pregunté, pero él hizo una mueca, encogiéndose de hombros.

—De seguro haciendo algo que me duela por haberle cancelado para venir a verlos.

Torcí mis labios. Lo que en un principio parecía ser una relación próspera se había convertido en algo tóxico para mi amigo.

—Lo siento.

—Oh, no lo hagas. De un corazón roto nadie se muere, y si las cosas siguen mal solo me libraré de algo que no me conviene. ¿Y tu novio? —devolvió la pregunta, yo, en respuesta suspiré.

—Tuvo que quedarse, pero mandó a su linda hermana a hacerme compañía —dije, jalando a Charlotte en un abrazo—. De hecho, tengo que llamarlo.

Los dejé a ellos conversando y me salí del apartamento para llamar a mi novio. Alan había estado preocupado y estresado. Nunca había querido ser el líder y justo tenía que tocarle en un momento en donde me había mandado lejos.

No estaba conforme con esa decisión, pero no podía hacer más. Entendía lo que decía, por lo que había pedido que me quedara apartada de todo ese problema, sin embargo, también pensaba en que no estaba ahí para él.

Lunas escarlataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora