23- Rose Weasley

3.2K 234 28
                                    

Narra Aylien

—La casa de Godric Gryffindor a ganado el respeto del baile de navidad por casi 10 siglos y no voy a permitir que ustedes ensucien el nombre, como sabrán, es una tradición del Torneo de los Tres Magos: el Baile de Navidad, siempre los campeones abren el baile junto a su pareja. Por tal motivo, en su lista de libros para este curso, se les adjunto una túnica de gala— explicaba McGonagall, el cuchicheo se hizo evidente hasta que nos mandó a callar. Nunca he asistido a un baile, debe ser emocionante. —Así que, les enseñare el arte del baile, para que aquellos que lo deseen, puedan bailar una pieza con su pareja. Señor Weasley, venga hacia aquí por favor.

Ron, muy desconcertado y con vergüenza, se encaminó a donde estaba McGonagall.

¡Ron esta bailando con McGonagall! Como deseo tener una cámara como la de Colin Creevery.

Todos nos estábamos riendo y algunos inclusive carcajeándose. Los gemelos están imitando a Ron y éste tiene una cara de pocos amigos. Les dirigió una mirada de odio a sus hermanos.

—Señorita Patterson, me cede el honor de bailar esta pieza conmigo— me pregunta Fred mientras me guiña un ojo. Se inclinó como hacían los príncipes en la edad media, varias chicas como Lavander y Parvatil empiezan a emocionarse y Hermione me da un empujón.

—Sería un honor señor Weasley— contesto siguiéndole el juego.

Ambos nos pusimos de pie y comenzamos a bailar improvisadamente, no sabíamos ni que hacer. Así que imitamos a Ron y McGonagall.

Pronto todos están bailando con la música del celador, después bailo con Neville y así con varios. La verdad, nadie lo hace bien, unos constantes “Auch, ¡oye!, ¡me pisaste! ¡Mis zapatos!" sonaban por todo el lugar, Aylien sólo reía ante aquello.

Harry, estaba riéndose de Ron que seguía bailando con McGonagall pese a que más de una vez había intentado zafarse de la profesora.

—Bailas muy bien, Neville, ¿Te molesta si tomamos un descanso?— le preguntó Aylien, con la intención de ir a donde Harry.

—No, esta bien— sonrió y Aylien corrió a sentarse a lado de Harry. Una vez ahí, dijo:

—Hola.

—Hola.

—¿Me cedes esta pieza, señor Potter?— pregunto conteniendo la risa que amenaza con escaparse.

—No sé bailar— responde con pena.

—No importa, yo tampoco— ambos nos reímos.

—Esta bien, entonces, señorita Patterson, bailemos hasta que la luna despierte y el sol se vaya a dormir. 

La canción cambia, ahora es algo más clásico y calmado, miramos a Neville que baila sin poder parar con Lavander Brown. Harry intenta imitar a Neville y yo tomó como ejemplo a McGonagall, que parece que sus pies se mueven solos con la música.

—Ey me pisaste— se queja.

—Perdón ¡oye!— le reclamo.

Pero como Harry y yo no nos rendimos jamás, seguimos bailando, intentando tomar el ritmo y hacerlo por lo menos un poco "aceptable"

—Somos pésimos bailarines— declara después de un par de canciones. Sí, después de tanto sufrimiento decidimos parar de bailar.

Al finalizar esa "clase" Fred, George y Ginny me llevaron al jardín.

—¡Los pelirrojos me secuestran!— dije jugando.

—Sí— contesto Fred —Te vamos a secuestrar.

El cuarteto de oroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora