Capítulo 28

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Decir que estaba asustada era quedarse corto. Desde que entramos en aquel lugar, sentí un húmedo escalofrío apoderarse de mí. Era un edificio moderno, muebles elegantes y estilizados, pero no dejaba de emanar esa esterilidad de los centros médicos. Si unías eso a las miradas de la gente, era imposible que pudiese tranquilizarme. El único apoyo que tenía era el cálido apretón de la mano de Alexander. Alex, como insistía en que le llamara. Tenía que sentir su fuerza y su seguridad envolviéndome, pero era mirar su rostro, y notar las tensas líneas en su mandíbula, los ojos entrecerrados. Si él estaba intranquilo, yo no iba a ser menos. A él no le gustaba estar allí, y a mí tampoco.

- Señora Montblanc, por aquí. El doctor Milles les está esperando.-

Alex asintió, y reacomodó sus dedos entre los míos. Caminamos hasta el despacho, donde nos indicaron que nos sentáramos en los sofás allí dispuestos. Sentí el calor del cuerpo de Alex pegado a mi costado, nuestras manos entrelazadas sobre su muslo, su atención centrada totalmente en el hombre que se sentaba en el sillón frente a nosotros. Su sonrisa no me gustaba. Parecía un gato a punto de comerse el ratón, que acababa de caer en sus garras.

- Le dije que vendría, señor Montblanc.-

- Déjese de formalismos, y vaya al grano.-

- Directo, sí señor. No mentían cuando me dijeron que no era una persona... afable.-

- Y ocupado, así que no divague.-

- Bien, estoy en lo cierto cuando aseguro que, aunque sea un vampiro, no tiene mucha idea sobre embarazos. Puede que la señora tenga más conocimiento de ello, por haber sido madre anteriormente, aunque hay ciertas peculiaridades que deben tenerse en cuenta. Yo les pondré al corriente de lo que deseen saber, y a cambio ustedes tendrán que colaborar conmigo.

- ¿Colaborar?.-

- ¿Creen que me he presentado voluntario para esto, por simple amor al prójimo?. No. Que los embarazos entre vampiros sean raros, y cada vez más escasos, es motivo de estudio. Lo admito. Pero la particularidad de la señora Montblanc, su conversión, su vinculación, su embarazo... y todo en tan corto período de tiempo... eso sí que es fascinante. –

- Mi mujer no va a ser un sujeto de laboratorio con el que estudiar. Y mi hijo tampoco.-

- No, por supuesto. Es tan solo una satisfacción de curiosidades de forma mutua. Yo compensaré su evidente ignorancia sobre el asunto, y ustedes satisfarán mi desconocimiento sobre su anímala situación.-

Seguro que Alex notó la tensión de mi cuerpo cuan dijo aquellas palabras. Anomalía, yo y mi bebé éramos una anomalía. Cada vez odiaba más el estar allí, pero también sabía que era el más capacitado para ayudarnos. Así que retendría el regusto amargo que se acumulaba en mi boca, y tragaría con aquello.

- ¿Qué quiere saber?.-

- Algunos detalles. Creo que mejor detallo las partes del proceso que yo conozco, y cuando necesite rellenar los huecos, haré las preguntas que necesito, ¿les parece?.-

Alex no dijo nada, no se movió, yo asentí lentamente.

- Bien. Los embarazos en la raza no son muy diferentes a los humanos. Esperma del macho que fertiliza el óvulo de la hembra. Aunque si fuese tan sencillo, con la capacidad de copulación y la frecuencia de nuestra especie, tendría que haber embarazos de forma masiva, y como todos saben, no es así. Esta es la forma en que tiene la naturaleza de compensar la esterilidad de nuestros machos. Sí, no se sienta ofendido, Alexander. ¿Me permite llamarle así?. Creo que es apropiado, sobre todo con la intimidad que conlleva nuestra nueva relación. Bien, como le decía, el esperma o semen en nuestros machos no contiene espermatozoides. Sólo cuando muerden a su pareja durante la cópula, la glándula o saco testicular que contiene los espermatozoides, descarga una pequeña cantidad de los mismos en el líquido seminal. Puede parecer complicado, pero yo le encuentro una lógica indiscutible. ¿Por qué desperdiciar espermatozoides cuando no hay una hembra dispuesta a recibirlos?. Ya saben, masturbación y otros métodos de satisfacción sexual. Es biológico, yo no critico los gustos sexuales de cada uno.-

Podía ser, pero su cara decía que él no era de los que se masturbaba.

- La segunda parte le toca al órgano reproductor femenino. Su cuerpo necesita estar bien alimentado para afrontar un embarazo, así que ha de hacerlo durante la cópula para garantizarlo. En definitiva, el conocido intercambio de sangres durante la cópula. Sé que su vinculación es muy reciente, por lo que presupongo que han empezado a copular no hace mucho tiempo. Oh, siento ruborizarla, Mira, pero también es algo fisiológico. Cuando un macho encuentra a su compañera, no puede contenerse, tiene que vincularse, tiene que marcar su territorio, y eso se hace con el intercambio de sangre. La cópula... bueno, es algo inevitable. La vida sexual de nuestra especie es muy... activa, podemos decir. Con una pareja estable se vuelve más frecuente, y cuando le sumamos la vinculación con la pareja que te ha sido asignada por la naturaleza... wow, bueno, puede ser explosivo. Así que, volviendo a mi pregunta, ¿Cuántas veces han copulado y en cuantas han mantenido intercambio de sangre?.-

- Dos.-

- ¿Dos, qué?, ¿Intercambios de sangre mientras copulan, cópulas con y sin intercambio?.-

- Las dos cosas.-

- Ah, vaya no es mucho. Dos veces, y aún así, la has dejado embarazada. Como dicen los humanos, un machote. ¿Has dejado embarazada a alguna hembra antes?.-

- No.-

- Umm, curioso.-

- Supongo entonces que la realmente fértil es su esposa.-

- Suponga lo que quiera.-

- Bueno, continuando con mi planteamiento. Una vez fecundada la hembra, el embarazo se gesta de forma similar a la humana, salvo que el período es algo más largo, 11 meses en vez de 9, y no se asuste, el tamaño a la hora del parto no es proporcional. El bebé suele pesar alrededor de 2 kilos. Lo único que tiene que hacer, es mantener una alimentación más regular, más frecuente y de calidad, cosa de la que se encargará su marido, ya que, esa es otra peculiaridad de nuestra raza, el macho vinculado desarrolla un excesivo sentimiento de protección hacia su compañera. Por poner un ejemplo, si en este momento me atreviera a ponerle un dedo encima, Alexander me arrancaría la cabeza antes de sentir el calor de su piel. Cosa que está amparada por la ley, así que no se me ocurrirá hacerlo. Las revisiones y seguimiento será realizado por una hembra de mi equipo, y ella después me pasará los datos para analizarlos. Así su esposo estará más tranquilo, y yo seguiré vivo.-

- Eso me parece bien.-

- La naturaleza manda. Ya sabe. Ahora llamaré a mi enfermera para que acompañe a Mira a otra habitación, para realizarle el primer reconocimiento. Después trazaremos un calendario de visitas.-

- De acuerdo.-

Alex se levantó como un resorte, en cuanto la enfermera entró en la habitación. Pero no me dejó sola, entró conmigo y permaneció a mi lado durante todo el proceso. Aunque sentía la incomodidad de la mujer, no se atrevió a hacerle salir. Puede que ese estado de permanente protección se extendiera más allá de los machos, porque cada vez que ella me tocaba, notaba como los nudillos de Alex se ponían blancos, y no era la única. Creo que la pobre mujer se sintió excesivamente aliviada cuando abandonamos la sala de examen.

Bueno, no es que fuera de las que se enorgullecen de tener un hombre celoso a su lado, pero ¡qué demonios!, tener a un vampiro poderoso como guardián... me hacía sentir algo más que segura, me sentía querida, protegida, amada. Y Alex, me parecía el hombre más sexy del planeta, ¿sería ese mi lado vampiro?, tal vez.

Soy suya, su "Trufa Blanca" (En pausa, esperando inspiración)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora