Capítulo 13

2.8K 358 4
                                    

- ¿Quién era la mujer?.-

Byron alzó la cabeza para descubrir a Alex de pié en lo alto de las escaleras. Aquel mestizo era silencioso como la niebla. No te dabas cuenta de que está ahí hasta que ya te ha envuelto.

- Una donante de sangre de Leopold. No creo que tuviese algún contrato, porque no tuvo ningún inconveniente en que yo lo supliera.-

- Creí que ya tenías cubiertas tus necesidades alimenticias.-

- Me gustaría conservarla.-

- Lo supongo. También la he olido.-

- Tu padre era un cabrón con buen gusto.-

- Ya sabes lo que decían de él, sólo lo mejor.-

- ¿Tengo tu permiso?.-

- Nunca lo has necesitado antes.-

- Ya, pero se supone que es parte de tu herencia.-

- Es toda tuya, si ella quiere.-

- Ya me conoces, a mi no me excita el miedo como a otros. –

- Entonces te la cedo.-

- Nunca antes has renunciado con tanta facilidad a un donante hembra.-

- Digamos... que por ahora estoy cubierto.-

Byron asintió con una sonrisa. Claro que el tipo estaba cubierto. Con una joya como Mira, sería un estúpido si dejara pasar la oportunidad de convertirla en su donante. Quizás se alimentarían mutuamente, quién sabe. Alex no era de mantener una fuente exclusiva, era un macho con demasiada actividad como para alimentarse sólo de un donante. Pero... ¿quizás llegaría a establecer el vínculo?, Alex no era material para eso, pero... tampoco era de los que perdían el control, y ya había ocurrido.

- Voy a revisar la instalación de las últimas medidas de seguridad.-

Alex estaba casi junto a él, mirándole con aquellos ojos inquisidores y fríos.

- ¿Alguna pista sobre lo que ocurrió?.-

- A parte de lo que ya sabemos, nada.-

- O sea, que lo que tenemos es que conocía a la persona que le mató, porque no hay ningún rastro de que la entrada fuera forzada.Y que estuviese desnudo, apunta a que fue uno de sus amantes, de los regulares o nuevo, eso está por determinar.-

- Si lo recibió en casa, puede que su relación no fuese pública.-

- Sólo sexo. Es posible, el viejo era un macho insaciable, por lo que sé.-

- De todos modos...-

- ¿Qué?.-

- Me sorprende que no tuviese más seguridad aquí. Tenía demasiadas cosas de valor que proteger. No sé, yo hubiese puesto algunas cámaras.-

- Pienso lo mismo. Haz un rastreo, tiene que haber alguna, y estén ocultas.-

- Me pondré a ello.-

- Una cosa más.-

- Dime.-

- Cuando llegue el niño, quiero llevarlo con su madre.-

- ¿Estás seguro?.-

- Totalmente.-

Byron asintió y se retiró a realizar sus tareas. Alex era exigente, quizás algo prepotente, pero conocía sus límites. Si él creía que la mujer estaba lista para volver a enfrentarse a su hijo, tendría buenas razones para pensar que esta vez funcionaría. Había sido imposible distanciarse del dolor de la mujer, el rechazo a sí misma, a lo que había estado a punto de hacer. Cuando un miembro de la raza estaba hambriento como ella debía estarlo, los instintos animales anulaban el raciocinio, convirtiéndole a uno en un animal. Sólo saciar el hambre era lo que imperaba, el resto no existía. Y ella había estado muy hambrienta, y aunque le habían suministrado incontables dosis de sangre B, su nuevo organismo no estaba del todo saciado. Sus incisivos habían brotado con la cercanía de la sangre fresca, eso lo decía todo. Sí, él lo sabía, había escuchado la conversación, aunque se guardó que Alex supiera de ello. En su trabajo, estar informado era importante, y aunque Alex era extremadamente cuidadoso con su intimidad, sobre todo conviviendo entre humanos, Byron no sentía ningún remordimiento por espiarle. De momento confiaba en él, pero, con Alex, uno nunca sabía con quién estaba su lealtad, salvo consigo mismo. Como miembro de la raza, uno aprendía a desconfiar de todos, y más con un trabajo como el suyo. ¿Amigos?, podría decirse que lo eran, pero uno no sabía cuando un amigo podía traicionarle, porque podía ocurrir, y había que estar preparado para ello.


Soy suya, su "Trufa Blanca" (En pausa, esperando inspiración)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora