♪ Pensamientos y anteojos

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Narra Harry, xx.

Por la mañana me removía incómodo en mi cama, estando en ese estado límbico entre el momento en que te estás por despertar pero aun tienes consciencia de lo que estás soñando.

Y eran unos ojos azules como el cielo, pegados a una figura desenfocada que me extendía su mano.

Entonaba una preciosa canción, y yo la oía. La oía y sonaba tan maravillosamente bien.

Sonaba como deberían sonar el amor, los ángeles, quizás el mismísimo cielo.

Sonaba justo como imaginé que la voz de Louis lo haría.

Pero entonces, eso que envolvía mis tímpanos comenzaba a sonar cada vez más apagado y tenue.

Una goma, pegajosa y vil, tapando por completo mis cavidades auditivas.

Hasta que mi mente entera se sumió en un silencio ensordecedor que aturdía más que todos los sonidos del mundo juntos, justo como la primera vez.

Y él caía por un hoyo en el suelo de donde solo salía el bochorno de las bocinas de los autos.

E intenté correr hacia él, pero ya no lo veía.

No veía.

Estaba dentro de una jaula, y mi mamá y mi hermana estaban afuera antes de que se cerrasen mis pupilas.

Una jaula negra que se llenaba de agua.

Y yo imaginaba a todo el mundo sonriendo a mí alrededor, respirando pacíficamente mientras todo lo que entraba en mis pulmones era líquido.

Y luego; luego no había nada.

Era todo vacío.

Todo oscuridad.

Y yo caía, y caía, y nunca terminaba de caer. Y en mi garganta un nudo se formó, insinuándome que eso era lo que mi nuevo amigo ojiazulado probablemente sentía todos los días, a cada paso que daba.

La nada abriéndose paso en frente suyo y absorbiéndolo más y más.

Entonces rodé por la cama sin abrir mis orbes y choqué contra el piso, enredado en sábanas y almohadas acolchadas.

Gemma entró rápidamente, casi corriendo por el umbral de puerta de la habitación, pelo desordenado y uniforme del trabajo puesto. "¿HARRY?" exageró al vislumbrarme.

Yo me frotaba la cabeza y los ojos al tiempo que me incorporaba en el piso. "Estoy bien, Gem, estoy bien." Ella suspiró aliviada.

"Al menos eso creo" creí decir solo para mí, pero al parecer lo escuchó.

"¿Qué dijiste, Harry?" se volteó y arrugo las cejas, moviendo sus manos a la perfección.

Ella es la primera persona a la que le enseñé lenguaje de señas para que así nos pudiésemos comunicar más fácilmente.

Sinceramente, no hay nadie más con quien me interese particularmente tener contacto.

"Nada, nada." Respondí y regalé una sonrisa más amplia de lo que mi cara podía soportar, casi haciéndola doler.

Ella se reclinó sobre el marco de la puerta, cruzándose de brazos, haciendo que la tela de su blazer gris oscuro se arrugue. "Llamaron de la escuela hace rato, dicen que te ausentaste a tus clases ayer."

Ups.

"Sí.. yo..." me rasqué un poco el cabello atrás de la nuca y luego me paré, poniendo una mano sobre el piso de madera para impulsarme hacia arriba. Ella, cordial, me extendió su mano para que me sea más fácil, y resolví que no quería mentirle.

"yo sí" ♪ l.s. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora