♪ Lágrimas y Cocodrilos

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xx.

Pasé toda la mitad de la noche, esa noche,mirando el techo. Buscaba explicaciones, y es que ¿cómo podía este rizado, lleno de incógnitas y heridas, lleno de secretos, ser tan increíble?

¿Cómo podía irse así, de la nada, desaparecer durante tres días enteros, y luego- luego esto?

¿Cómo puede ser que lo desee tanto? 

Se suponía que sería mi amigo. Se suponía que seríamos compadres, de esos con los que hablas de los culos de las chicas y con los que tienes que tener "códigos", como no agarrarte a su hermana.

Pero no. 

Todo había salido mal.

Ahora estaba ahí, en mi cama, y cerraba los ojos tímidamente para mover mi mano hasta abajo de mi pantalón. 

Harry aparecía automáticamente en mi cabeza cuando todo era oscuro, ni siquiera tenía que enviarle órdenes a mi cerebro para que supiese en qué tenía que pensar. Desde que lo conocí solo era Harry Harry; Harry.

Acaricié la punta de mi miembro suavemente, haciendo círculos alrededor. Imaginé cómo se vería desnudo, saltando en mí mientras yo empujo sus rizos hacia atrás con fuerza. Gimiendo mi nombre. Rogándome que le haga el amor.

Comencé a mover mi mano más, más rápido, y las lágrimas comenzaron a bajar mientras sentía, junto al placer, grandes punzadas de dolor en las heridas de mi abdomen y brazos.

Harry, despeinado. Harry, debajo mío. Harry llamándome su dueño, o su esclavo. Harry, desnudo en la cama, tocándose a sí mismo cuidadosamente mientras muerde su labio. Harry chupando mi pene con esa lujuria que aseguro que tiene en los ojos. Harry, pensando en mí.

"S-sí" gruñía bajo pensando en él probándome. Pensando en mi entrada, comprimiéndose a su alrededor.

Y lloraba; yo lloraba y me sentía tan frágil, tan destruido por él sin siquiera haberlo tenido. 

Mi pene, duro como la mierda y palpitando, derramaba pre-semen sobre mi piel lastimada, y sobre las sábanas que debería lavar yo mismo a primera hora de la mañana para que mamá no se cabreara.

Rápido, cada vez más rápido, me sentí llegar al orgasmo susurrando en la oscuridad su nombre con mi estúpido acento Inglés.

"Ah H-Harry."

No sabía qué haría con todo esto. Solo sabía dos cosas; la primera, y la más evidente, estaba cayendo por él. La segunda, y la más indudable, ése chico me traería problemas.

Cerré los ojos, recuperándome por un segundo, y mis labios temblaban. 

Después de unos minutos me paré, vagamente quitando las mantas manchadas y mi pantalón, buscando desnudo en mis cajones un nuevo bóxer. Al encontrarlo bajé al cuarto de lavado, conociendo el terreno de memoria. Estaba ubicado en el patio, a través del cual se salía por la puerta corrediza.

Hacía un poco de frío, pero eso beneficiaba de alguna forma mi estado post-orgásmico. Me encogí de hombros, apoyando el bollo de cosas blancas que tenía bajo el brazo sobre la tapa del lavaropas mientras buscaba el jabón. Al terminar de preparar el lavado y encenderlo, decidí sentarme en el cerámico del jardín.

Dando un pequeño saltito cuando mi espalda toco el frío, rojo suelo, me dejé caer completamente. Con mis manos en mi estómago, reposando en calma, y mis párpados bajos. 

Soplaba un viento agradable que podía escuchar correr a través de las patas de las sillas blancas antiguas y la mesa de exterior. Todo era tan bonito y calmo. Pero yo lo extrañaba.

Quería tenerlo cerca y quería otro beso suyo. Quería que me hiciera olvidar. 

No sabía qué estaba mal con él, ni por qué era tan atractivo. Y yo no quería ser el stupidboy que trata de arreglar a su sadboy. No lo era. No lo éramos.

Éramos más que eso y si solo supiera, pensaba yo, si tan solo supiera que a mí también me pesa la vida, y que el mundo está pudiendo conmigo.

Si solo supiera que lo necesito. Que necesito que él me salve a mí, también.

"yo sí" ♪ l.s. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora