Cap 20. Tom Odell (Final Primera Parte)

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—Hello, Tommy.

—Hey, ¿Quién habla ahí?.

—¿Quieres una pista?, pues soy bastante atractivo y toco el piano como...

—Como un marica, diablos Tom Odell ¿Por qué no llamas desde tu móvil? o mejor ¿Por qué no llamas?.

— Cielos Tom Patrickson eres peor que mi madre—rió Odell.

—Vale, ahora dime ¿Qué te ha sucedido con esa chica?.

—¿Por qué crees que te llamé por una chica?, ¿Acaso no puedo tener ganas de hablar con mi querido Tommy?.

—No lo sé, quizás porque la última vez que te vi no parabas de hablar como un marica acerca de ella.

Tom Odell rió.

—Dime, ¿Qué ocurrió?—añadió Tommy.

—Se ha ido.

—¿Acaso eres idiota tío?, dejar ir a las damas porque simplemente eres idiota ¿No es así?.

—Calmate Tommy, no la dejé ir, no creí que se iría tan rápido...

—Diablos, sabías que se iría a quién sabe donde en días.

—Lo sé, pero jamás creí que iba a volver ese tipo Dylan, ese niño estúpido, le he dado unos golpes...

—¿Qué? ¡Cielos viejo, qué te ha pasado!.

—¿Crees que me demande?.

—Eso no importa viejo, lo importante es que le hayas dado su merecido, oye espera...¿Ella se quedó con él?, dime que le has dado bien su merecido a ese cabrón.

—Sí, le he dado su merecido, aunque ha asestado un par de golpes, pero en fin sí, fue tras el maldito cabrón.

—Eres una perdición con las mujeres.

—¿Por qué crees que soy músico?, ellas me dejan y yo pues compongo —dije riendo.

—¿Y ahora qué?.

—No lo sé. No están juntos, Carl -su jefe- me ha dicho que se fue, no me dijo a dónde y no puedo aparece frente a su hogar y preguntarle a su madre donde diablos se encuentra. Incluso si me lo dijese, ella no quiere verme, me lo ha dicho, no entiendo a las mujeres, en verdad no las entiendo.

—Esa niña es un verdadero dolor de cabeza, viejo.

—Ni me lo digas, pero —pensé en todas esas veces que había reído junto a Claire y suspiré—...se ido.

—Tienes la certeza de que con ese niño no esta. Aunque si yo sería tú, no me preocuparía por qué será su vida, vamos Tom, ¿En verdad quieres seguir pensando en ella?.

—Lo sé, lo sé. Pero me ha dicho que lo nuestro jamás podría suceder, no me ha dicho que me odia, no soy un insistente es simplemente que no puedo dejar de pensar en ella, no puedo y no quiero, amigo. Claire ha sido una tía que me hizo sentir como un niño, como un estúpido y como un enamorado de secundaria, y si sólo pudiera intentarlo...

—Escribe una maldita canción y olvídate.

—Gracias por tu estúpido consejo, Tommy.

—Oye, lo siento. Es que tío, te ha dejado. Estás libre, divorciado y solo.

—Gracias de nuevo—Vaya que Tommy era un insensible hijo de puta cuando quería.

—Pero no hay mucho que puedas hacer ahora, si ella te viera quizás te evitaría completamente y no te dirigiría la palabra, entiende, las mujeres son difíciles. Espera un tiempo, unos días, unas semanas o cuando creas que todo estará calmo.

—¿Y qué haré de mientras; lamentarme?.

—Termina esa estúpida canción que escribías sobre ella, se la cantarás cuándo la veas, eso la enamoraría nuevamente, créeme , eres muy deseado entre las damas —dijo en tono divertido.

—Quisiera saber dónde está...

—¿Te acuerdas de Linda?.

—¿La rubia con la que salías?, sí claro. Si intentas tratar de hacerme olvidar...

—No, no es eso. Linda trabaja en aerolíneas internacionales, ella puede darme información, entre otras cosas ya sabes —bromeó.

—¿Es cierto?; ¿Cuándo comenzó a trabajar allí? creí que era bailarina.

— Sí yo también lo creí, pero resulta ser que tiene doble vida, en fin, mañana te llamaré y sabrás dónde esta tu querida mujercita.

— Cielos Patrickson, podría besarte ahora mismo —pude presentir la cara de terror de mi amigo desde el otro lado del teléfono—, o escribirte una canción de amor, lo que prefieras —reí.

—Maldito seas Odell, mañana llamaré. Adiós—dijo cortando la llamada.

Si volviese a ver a Claire sólo una vez más...

Ella no se escaparse de mí. No lo haría, y yo no lo permitiría, porque...

Love, I have wounds,

Only you can mend,

You can mend.

I guess that's love,

I can't pretend,

I can't pretend ...

I know (Tom Odell) TERMINADA. Parte I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora