Cap 2.

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 Ser una secretaria no me parecía tan malo después de todo, mi vestimenta era mejor y no tenía que ser electricista en ningún show importante. 

 Me encontraba dentro del estudio de grabación Sonic, al parecer tenía que esperar al músico, aunque generalmente odiaba esperar ese día llegué temprano, siempre da buena impresión llegar puntual al trabajo.

 Tom Odell se acercaba a veinte metros de distancia, pude notar que me observó un instante y luego hizo un gesto de pesadez que hizo de mí un manojo de nervios.

—Buenos días, tal vez no me recuerdes —claro que sí, pero debía ser cautelosa con mis palabras—, soy Claire...

—Kennedy, —interrumpió groseramente— ambos sabemos que pasó. No quiero perder el tiempo contigo ¿Comprendes?, tengo veinticuatro años y no toleraré por mucho tiempo que una niña de ¿Cuantos años tienes?.

—Diecisiete —respondí en voz vergonzosamente baja.

—¡JA! Que una niña de diecisiete maneje mi carrera, pero debo hacerlo. No quiero atrasos, ni nada que lastime mi bondad, porque te aseguro que te irás sin ningún sueldo.

 Por empezar me sentía una estúpida, pero necesitaba el maldito empleo y luego ¡El mismo aceptó los términos de John! ¿Bondad, cuál? En ese instante era el mismísimo Grinch.

 Agaché la cabeza mirando al piso -no tenía otra cosa que hacer-, quizás eso le provocó que su voz grosera cambie de tono.

—Bien, entremos...

 Sonic era enorme, me hubiese encantado poder fotografiar cualquier rincón del mismo. Estaba pisando uno de los estudios mas importantes de todo Reino Unido, había demasiadas personas en cada piso, y mientras caminaba pude reconocer caras que vi la noche del incidente.

 Seguí a Tom tres pisos arriba y dos pasillos a la izquierda, hasta poder encontrar una puerta que contenía un cartel con su nombre. Abrió la puerta con llaves que sacó de su saco y la empujó suavemente. La sala era bastante amplia, tenía cuadernos, un piano, unos teclados, guitarras y sillones cómodos, poseía también, una ventana que daba a la ciudad, y a decir verdad estar allí era placentero.

—Debo acomodar mis horarios, pero como ahora te tengo a ti, puedes empezar con esas fechas —dijo señalando un monto de papeles—, justo allí tienes un escritorio.

 Tomé asiento y me propuse a ordenar, pero diablos, ¡Nunca había hecho esto en mi vida!. Busqué su agenda, sus días libres y ocupados, y sólo me dejé llevar por lo que leía. Supuse que ser secretaria era ordenar la vida de otro, y viéndole de esa forma sonaba a un juego de muñecas, pan comido.

 Luego de veinte minutos no parecía nada difícil e incluso me entretenía. Tom me dirigía miradas cada tanto desde su sillón, podía sentir sus ojos posados en mí, como si esperase que algo me vaya mal o simplemente analizándome. Las chicas de mi escuela no estaban equivocadas al decir que era atractivo; su cabello era rubio y largo, tan limpio y perfecto, sus ojos eran celestes y su sonrisa a la cual observé muy poco tiempo era hermosa. De a momentos podía sentirme incomoda con su presencia.

—¿Qué ocurre? —su voz me tomó por sorpresa.

—Eh...Es sólo que...—No sabía que decirle, no creí que me pescaría mirándole y menos sin una excusa—. A las tías de mi escuela les gustas —vaya tonta soy.

—¿Ah sí? —sonrió—, interesante. 

—Sí, así es. Sinceramente no te conocía hasta el día del show —era verdaderamente mala dando charlas con desconocidos.

—No te culpo si no te gusta mi música.

—No dije que no me gustara, sólo que no la conocía. 

—Entonces ¿Te gusta?.

—No me parece mala, pero no es mi estilo.

—Vaya, y ¿Cuál es tu estilo de música?.

—Bueno, dentro de poco iré a un concierto de Bowie.

—Oh, que interesante  —sonrió de lado—. No creí que te gustara el magnífico Bowie.

—Es uno de mis grandes ídolos.

—¿Sabes?, tengo la colección completa de CD'S de David Bowie.

—¿Bromeas?, a mi sólo me falta Ziggy Stardust, pero pronto lo conseguiré.

 Tom me sonrió como si le hubiera hecho un cumplido, hablamos de Bowie, y de ahí surgieron más temas de conversación.

 Se veía cada vez mas intrigado, a tal punto que las preguntas sólo eran hacía a mí y sonreía cada vez que le respondía.

 En un segundo se hizo silencio, pude verle directo a los ojos, él también me observaba y ese momento supe que no estaba frente a cualquier músico.

I know (Tom Odell) TERMINADA. Parte I.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora