I know (Tom Odell) TERMINADA. Parte I.

Cap. 17 Una cita con Tom

  Estaba nerviosa, respiré profundo y me propuse hacer lo que debía hacer. 

  Le dije a Tom que no estaría en mi hogar, y si podríamos arreglar un punto de encuentro, aceptó algo confuso y le agradecí. Estaba retrasada y quizás mis nervios lo empeoraban, no sabría que pasaría esa noche y como lidiaría luego de eso con ambos, conmigo misma.

   Allí estaba, esperando por mi en una de las equinas londinenses, era apuesto y alto, era perfecto. Pero aún así no podía convencerme de que hacía lo correcto al estar junto a él.

 — Hola —saludé.

  — Hola, ¿Por qué me has citado aquí?.

  — Pues, tenía cosas que hacer y me pareció practico, ya sabes.

  — Oh sí, entiendo. Ha sido raro, te encuentras rara desde que nos despedimos...

  — ¿Qué?, b-bueno ha sido todo raro, ¿No crees?, pero estoy bien.

  — Dime si pasa algo, lo que sea.

  — No ocurre nada.

  — Claire...

  — Vamos a cenar pronto, tengo mucha hambre ¿Sabes?. Nunca había estado tan agotada en un trabajo, hey Tom, no me ocurre nada. 

  — Okay, supongo que debo creerte —acarició mi mejilla—. Después de todo yo también tengo hambre.

  — Quiero cenar hamburguesas —dije de repente.

  — ¿Qué?.

  — Hamburguesas,a cinco calles hay una cafetería genial, allí venden las mejores hamburguesas con queso doble que he probado.

  — Vaya, bueno si tu lo deseas. 

  — ¿No quieres?.

  — Sí, adoro las hamburguesas, por favor ¿Quién no?, pero creí que querrías que nuestra primera cita sea un sitio diferente.

  — ...primera cita...—susurré—. ¡Claro, si es cierto, lo había olvidado!.

  — Pero cenaremos hamburguesas, si tu lo prefieres, lo haremos.

  — Oh genial, de verdad quiero hamburguesas. Ya lo verás, tu también las amarás.

   No una cita tradicional, no quería sentir que eso era una cita, la culpa me mataba.

Entramos a la cafetería luego de caminar cinco calles e intercambiar pocas palabras en sí, era un lugar que me encantaba por cierto, y en verdad amaba las hamburguesas con queso doble. 

  — Toma mi mano —dijo antes de cruzar la puerta.

— ¿Por qué?.

— Quiero entrar aquí por primera vez tomados de la mano, hazlo.

 Entrelacé mis dedos con los suyos, su manos me tomaban fuerte como si no quisiera dejarme ir nunca.

— Creo que jamás podría soltar tu mano con decisión propia —me susurró de espaldas a mí.

— Pues, debes hacerlo porque tu extra hamburguesa no se sostendrá sola.

 Ambos reímos, acto seguido nos sentamos en una mesa con vista hacía la calle, enfrentados.

 No decíamos gran cosa, él solamente me miraba cuando callaba y yo trataba de no pensar en nada, pero era imposible. A cada momento sentía que estaba levitando entre la realidad, un espejismo y una farsa.  

 Unos minutos después recibí un mensaje de texto, era Carl, preguntando si accedí a la cita. Me disculpé con Tom y contesté el mensaje.

"Sí, me lo estoy pasando fatal :( No sé que ocurre conmigo" - respondí.

 Sonreí a Tom luego de enviarlo.

  — ¿Quién es?.

 —Es Carl...—me detuve al ver que había respondido de inmediato.

  "El corazón quiere lo que la mente no"

— ¡Oh diablos! —dije fingiendo fastidio—. Tom debo irme, es urgente, Carl dice que ha ocurrido algo y necesita mi ayuda, l-lo siento. 

— ¿Qué ocurrió?, bueno descuida yo te llevo, dime donde se encuentra y te llevaré, iré por el...

— ¡No!, esta bien, iré por mi cuenta, no debes preocuparte, luego de diré —besé rápido su mejilla, para que no pida ni tenga que dar explicaciones—. Adiós, Tom. 

Me levanté tan pronto como pude y salí huyendo.

— Esper...Claire...

                          *                                             *                                           *

 Corrí por largos minutos como si pudiera dejar mi pasado atrás, corrí como si escapara de algo terrible y buscase una solución, corrí sin importar los mensajes de Tom o los de Carl preguntando si aún seguía allí, corrí llorando de lo fatal y conseguí encontrarme en el mismo sitio donde Dylan se accidentó aquella vez, no sabía si lo amaba, pero de hecho sí lo quería muchísimo y él a mí. Debía ser la niña más idiota del universo si no tomaba ese amor que me ofrecía, y debía ser terriblemente ilusa para creer que Tom y yo funcionaríamos alguna vez.  Se acercaba la hora de decidir...