Capítulo 2

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Intento localizar a Lucía en los corredores pero solo veo a Diego, así que me acerco...

-¡Hola guapa! ¿Eres nueva? -La gente que nos oye se ríe- Me llamo...

-Diego -le interrumpo-. Yo... Llámame Caro de acuerdo? Soy amiga de Lucía.

-Bueno pues que sepas que las amigas de Lucía son automáticamente las mías. Encantado de conocerte Carolina -remarca cada sílaba de mi nombre.

Reconozco que aun que poca gente me llame así lo dice de una manera tan aterciopelada que hace que suene más bonito de lo que realmente es.

-¿Me acompañas a clase? Es que estoy un poco perdida -le digo intentando caerle bien y así no ir sola.

-A ver yo empiezo con Biología y tú... -me tira del horario- ¡Fíjate, pero si tú también! Por cierto te he de presentar a Bruno, el...

-Sí, lo sé, el novio de Lucía.

- ¿Estás informada eh? Bueno te apetece ir a dar una vuelta... ¿Esta tarde?

-¡Perfecto!

Empiezo a buscar una mesa libre para sentarme cuando ya hemos llegado a clase, pero antes de que pueda encontrarla, alguien me tira del brazo. Es fascinantemente mono. Con su tierna y tentadora mirada me mira y me dice con tono educado:

- Hola, me llamo Sam. ¿Tú eres Caro verdad? La nueva -me sonríe.

-La verdad es que sí...

-Ven, siéntate a mi lado.

He dirigido la mirada hacia Diego y Sam ha entendido que iba a sentarme con él.

-Tranquila ve, seguro que nos toca juntos en otra clase.

Diego me hace señas y me siento donde me dice, en tercera fila. Los pupitres van de dos en dos, así que estoy tan cerca suyo que casi puedo rozarle. Noto que alguien me observa a mis espaldas. Me giro y veo cómo Sam, que se sienta detrás mío, me mira con una fingida sonrisa, estaba segura de que había pensado que a lo mejor cambiaba de idea y me sentaba junto a él. Realmente yo también lo pensaba hasta que me he acordado de Diego, que me ha dirigido y casi obligado a sentarme con él, aún que admito que también en parte ha sido por propia voluntad. Decido no pensar más en este tema y prestar atención.
La clase se me pasa rápido, ya que no hemos comenzado nada de temario. Hemos dedicado toda la clase a mirar un documental.

Salgo del aula y me dirijo a mi siguiente clase, literatura. Al salir me encuentro a Lucía sonriente acompañada de una chica rubia. Lleva unas gafas vintage y pinta labios rojo. A simple vista parece la típica chica que se dedica a criticar a todo aquel que le rodea. Pero su manera de saludarme lo cambia todo. Me extiende la mano y yo se la estrecho.

-Hola, soy Cate, Catalina -me dice con tono ilusionado.

-Hola, yo soy Caro, Carolina -me río.

Me acompañan al aula de literatura mientras me explican que han puesto un nuevo profesor en la clase de inglés que, palabras textuales de Cate: "Está cañón". Cuando llegamos, se alejan y veo cómo se separan en el siguiente pasillo. Entro en mi clase y me encuentro con un cartelito en cada mesa con los respectivos nombres de los que supuestamente asistirán. Soy de las primeras en llegar y me dirijo allí donde pone mi nombres en cursiva, Carolina Navarro. En el que tengo a mi lado se puede leer claramente Patricia Olmedo. Me siento y espero ansiosa a que llegue. Delante tengo a un tal Dani Rodríguez, que es el siguiente en llegar. Lleva un lado de la cabeza rapado y cuando se fija en mí se pone serio, yo aparto la mirada sin querer causar problemas y, justo en ese instante mi compañera llega.

-¿Cate? ¿No te habías ido por el pasillo? -le digo alucinando.

-Patricia Olmedo, su hermana gemela. Llámame Patri. Encantada.

-Su... ¿Su gemela?

Ella me dirige una sonrisa y me hace callar con el dedo y mueve la cabeza hacia la puerta por donde entra trajeado el señor Santi Vasco Basco, tal como escribe en la pizarra. ¿Vasco Basco? Qué curioso. Como si me leyera la mente. Me mira y me dice:

-Sí, señorita Navarro, Vasco Basco. ¿Qué casualidad verdad? Espero que pueda adaptarse a mis clases tan bien como lo espero yo -se dirige a los alumnos-. Buenos días a todos.

-Buenos días -responden todos al unísono.

-¿No me saluda usted señorita Navarro?

-Buenos días -añado yo tímidamente mientras oigo risas a mi alrededor.

A la hora de la comida me dirijo al comedor y allí me encuentro con Diego, Bruno, Cate, Lucía, Patri y una chica más. Me acerco a ellos con una sonrisa, pero ellos me responden con cara de preocupación. Asustada por si me dicen que no puedo sentarme con ellos, me acerco.

-Sam -dice Diego.

-¿Sam? -preguntan Cate y Patri a la vez.

¿Será que tienen el pensamiento conectado?

-¿Que pasa con él? -les pregunto.

-Pues que no puedes ser su amiga -añade Lucía.

-¿Y porqué no?

-Punto uno, es mi hermano. Punto dos, es un capullo y punto tres, es capaz de cualquier cosa -me dice Diego, a lo cual no sé qué responderle.

Para empezar ellos no deciden de quién puedo o no ser amiga, pero para poner las cosas fáciles, decido aceptar lo que me dicen sin darle importancia. Coincido en la mayoría de las clases con Sam así que no podrán remediarlo.

-Vale, lo que vosotros digáis.

-Hola, me llamo Nina, tú debes de ser Caro, todo el mundo habla de ti -me dice la chica a la que no he reconocido al llegar.

Automáticamente me sonrojo y todos lo notan, nos reímos juntos y nos dirigimos a la mesa.

Tras un sinfín de clases llegan las cuatro, final de clase de filosofía. El timbre suena y todos los de mi alrededor se levantan ya con la mochila preparada. Yo que aún no tengo preparada la mía me quedo un rato más y, cuando ya estaba a punto de salir se asoma por la puerta Sam.

-Hola Caro... ¿Quieres salir un rato?

-Lo siento... He quedado para ponerme al día con Diego, dice que va a explicarme todo lo que habéis hecho hasta ahora sí hace falta. Lo siento en serio... Va a enseñarme cómo funciona todo, ¿lo dejamos para otro día?

-Con Diego... Sí otro día -se aleja.

Noto cómo cae sobre mí el peso de tener que soportar otra vez las miradas en los pasillos y las risas a mis espaldas. Veo a Patri al final del pasillo y le guiño un ojo. Por un momento, pienso que todo va a cambiar. Que de ahora en adelante voy a vivir en paz, sin tragedias...

Bucle suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora