Capítulo 14

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Ahora soy yo la que miro al frente, ocultando lo incómoda que estoy. Me quedo unos minutos en silencio hasta que Sam decide hablar.

-¿No me vas a decir nada? -pregunta frustrado.

-Te gusto -repito.

-Me gustas -repite.

-Te gusto -le vuelvo a decir.

-Esto ha sido una mala idea...

-Ya lo creo... -le corto.

-¿Te caigo mal?

-Sí.

-Qué directa -me reprocha.

-No me caes mal -suelto.

-¿Me lo dices enserio o es para que me sienta mejor?

-No me importa que te sientas mejor así que sí, lo digo enserio.

Se queda mudo después de mi última frase y conduce mirándome a la cara, después al frente, a la cara, al frente, a la cara, al frente...

-¿Puedes dejar de hacer eso? -le pido.

-¿Hacer el qué? -me pregunta.

-Mirarme -le suelto.

-Es que eres... preciosa.

No sé qué intención tenía con este comentario pero si quería que me pusiera roja, lo he hecho. Miro por la ventana para ocultar mis mejillas ardientes.

-¿Cuánto falta? -le cuestiono.

-Poco... Tranquila, dentro de nada me perderás de vista.

-Sam... -le digo yo sin saber muy bien como continuar.

-No hace falta que intentes decir algo, tú solo haz como si no hubiera dicho nada... No se lo digas a Diego, te lo ruego y tampoco a Cate... por favor. La quiero.

-Se nota, se nota...

-La quiero, ¿vale? Pero supongo que no lo suficiente ya que mi amor hacia ella no me ha impedido enamorarme locamente de ti.

Me estoy empezando a asustar de mi misma. El corazón se me acelera y necesito bajar del coche ya. Párate ya corazón, es Sam. ¿Dice la verdad? Puede que sea un amor pasajero... El caso es que yo estoy enamorada de Diego y...

-Ya hemos llegado -me espeta interrumpiendo mis pensamientos.

-Esto... Adiós... -añado mientras bajo del coche.

-Adiós... -dice en voz baja con la cabeza gacha.

Cierro la puerta despacio y rodeo el coche por delante. Camino hacia la entrada de mi casa y me limpio los pies en el felpudo. No me he mojado demasiado, pero la lluvia me ha ayudado a despejar mi mente.

-¡Carolina, espera! -me grita, como de costumbre.

-¿Qué quieres ahora Sam? -le pregunto a gritos.

Viene hacia mí y, sin prevenir lo que va a hacer, empiezo a caminar hacia su dirección. Cuando llego a él ya estamos los dos completamente empapados. Noto su agitada respiración y su caliente aliento. Me mira durante una fracción de segundo, me coge de la nuca, se inclina hacia mí y me besa. No es un beso delicado, sino un beso con fuerza e impulso. Su lengua rodea la mía a un ritmo frenético y cuando se separa de mi aprovecho para coger aire y esta vez soy yo la que me inclino hacia él y le beso. Empujo a Sam hasta que su espalda choca contra el coche. Es en ese momento en el que me doy cuenta de lo que estoy haciendo. Y juro por lo que sea, que ahora mismo desearía no ser yo la que nota un rápido golpeteo en el pecho. Dejo una distancia entre Sam y yo y le miro a los ojos. Desprenden anhelo, deseo... ¿Me desea? Expresa ansia, quizá la de querer tener algo que no puedes conseguir.

Bucle suicidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora