RapMon + OC

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  Nam Joon se pasó la lengua por los labios. Era un reflejo, pero había veces en las cuales se arrepentía de tenerlo. Las chicas que estaban en la mesa justo delante de él, le miraron alarmadas y se inclinaron más hacia adelante.
¡Las mujeres eran tan complicadas! ¿En qué momento había dado a entender que estuviera mirándolas a ellas cuando hacía aquello? Solo estaba pensativo, con la vista perdida en el horizonte y preguntándose cuánto iba a tardar en llegar su café. Justo entonces, la camarera se acercó, con una enorme sonrisa dibujada en el rostro y un mechón rebelde escapando de su moño. Nam Joon carraspeó, apartando un poco el libro que había estado leyendo.
—¿Un libro nuevo?—preguntó. No estaba seguro de cuándo habían comenzado a hablar como si conocieran de algo, pero lo hacían. Por norma general, ella comenzaba las conversaciones de manera casual, suponía que por ser amable. Al principio, Nam Joon se había mostrado receloso a responder. A pesar de la imagen que los demás tenían de él, la verdad era que no solía ser bueno en las conversaciones, y menos con chicas. No sería la primera vez que al ir a responderle de manera tranquila, rompía la bolsa de azúcar y se lo echaba todo encima.
—Lo compré de camino aquí.—asintió. Movió la mano que tenía sobre la pierna dispuesto a enseñárselo, pero entonces decidió que lo mejor no sería hacer movimientos de más y tirar la bebida ni nada parecido.
Ella no dijo nada más, asintiendo con la cabeza y dándose la vuelta. La campana del local había sonado y tenía que seguir atendiendo a los clientes. Nam Joon se encontró a sí mismo preguntándose si mejor pedía algo para acompañar al café. Sus ojos seguían los pasos de la muchacha, y él imaginaba que pisaba hielo por la manera veloz y grácil en la cual se desplazaba. Quizá es que en sus ratos libres bailaba. O era atleta. Podía verla dando vueltas o saltando vallas. Si se lo proponía, era capaz de imaginar toda su vida.
Y qué sucedería si era valiente, y le pedía una cita. Y cómo sería su primer beso y su primera cita y su... Y su nada, porque como siempre, no se atrevía. Pagaba el café, ni siquiera se despedía, y se marchaba hasta el día siguiente.
Justo cuando estaba por cruzar la puerta de cristal, la voz de la camarera lo detuvo.
—Se te ha caído esto.—dijo con voz suave y calmada, justo antes de desaparecer de nuevo entre las mesas. Confundido porque aquel trozo de papel no le sonaba, lo desdobló y vio un nombre y un número de teléfono.
Creo que será mejor que yo dé el primer paso, rezaba el papel, con letra redondeada. Lo sujetó, sorprendido. Por lo visto, podía seguir imaginando qué sucedería en la vida de ella, si se enredaba en la de él.  

Micro FicsWhere stories live. Discover now