Jin + Jungkook

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  Acababan de llegar al piso casi a las doce de la noche, agotados, Ji Min y Tae Hyung llevándose el uno al otro con los ojos cerrados. Yoon Gi tenía la música tan fuerte que podía escucharla saliendo de sus cascos, Nam Joon respondía mensajes como loco en su teléfono. Ho Seok movía los pies inquieto, repasando una y otra vez la coreografía que acababan de aprender aunque, como siempre, era el primero en pillarla. Jung Kook solo caminaba en silencio, al lado del mayor, intentando mantenerse despierto.
-Voy a preparar algo de cenar.-anunció Seok Jin.
-¿No estás cansado, hyung?-preguntó el más joven, sorprendido por la repentina propuesta. Aunque era cierto que no habían probado bocado en horas, no creía que le apeteciera demasiado ponerse a cocinar.
-Todos lo estamos, pero no puedo dejar que vayáis a dormir con los estómagos vacíos.-razonó, dirigiéndose a la cocina mientras se arremangaba. Seok Jin tenía esa necesidad innata de cuidar de los demás, y sobre todo si se trataba de jóvenes como Jung Kook, quien parecía comerse el mundo delante de las cámaras, pero después, solo era un chaval jugando a ser mayor. Porque ahí estaba, siguiéndole en silencio dispuesto a ayudar. Le indicó con la cabeza que le trajera un bol y algunos utensilios, y él se puso a limpiar el arroz. El ruido lleno poco a poco el piso, mientras se turnaban para ducharse o miraban las actividades que tenían al día siguiente.
Jung Kook se movía al lado de Seok Jin como un fantasma, obedeciendo órdenes mudas. Poco a poco, el mayor se distrajo, fijándose en el otro. Era tan adorable, y él se sentía tan orgulloso... Sin poder evitarlo, fue hasta él y lo abrazo por la espalda, apoyando la mejilla contra el cabello de su nuca. Notó el cuerpo del más joven ponerse tenso ante el repentino contacto.
-Acabo de darme cuenta de que estoy más cansado de lo que pensaba-sonrió-. Gracias por ayudarme, Jung Kook.
No obtuvo respuesta, pero sí que notó su cuerpo relajarse y cómo le acariciaba las manos. Dentro del grupo, no eran los que estaban más unidos o tenían más temas de conversaciones, pero a veces, Seok Jin tenía la necesidad de abrazarlo, pensando en cuánto le gustaba cuidar de él.
-La próxima vez-musitó en voz muy baja Jung Kook-, aprenderé una receta y seré yo el que cocine para vosotros. El que cocine para ti, hyung, y así podrás descansar.
Feliz por lo que acababa de escuchar, apretó más su abrazo.
-Espero ese momento con ganas.
Jung Kook era así. Parecía un niño malcriado al que le dejaban hacer lo que fuera, un joven con la impertinencia de la adolescencia, y el saber de que era bueno en lo que hacía. Sin embargo, era mucho más, era quien se fijaba en los pequeños detalles, ayudaba en silencio y le apoyaba.
Sonrió. Todavía quería quedarse en esa postura un rato más.  

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