Jimin-V

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  Ji Min era idiota. A ver, no era ninguna novedad para él que lo conocía tan bien, pero a veces le quedaba la esperanza de que hubiera adquirido un poco de conocimiento sobre el mundo. Pero no, a pesar de los años, seguía siendo un idiota.
Tae Hyung, a sus treinta años, le había pedido matrimonio a Ji Min porque creía que después de ocho años de noviazgo, era hora. Pero no, el otro iba y le decía que eran jóvenes y atarse de aquella manera era arriesgado...
¡¿JÓVENES?! Tae Hyung quería ser padre, y por supuesto, no podía pedirle a Ji Min que aprendiera a parir, así que lo suyo era adoptar. Y adoptar costaba tiempo. Por suerte, el dinero lo tenía porque había empezado a ahorrar antes de irse al servicio militar, y ahora como actor de renombre no era un serio problema. Además, sus fans se habían tomado aquello de que saliera con otro hombre bastante bien... Ji Min y él se habían conocido recién llegados a Seúl, el primero porque quería ser bailarín y el segundo, actor. Al principio había sido difícil para ambos, pero el que por aquel entonces solo era un buen amigo, había logrado entrar en un grupo de música. Eso hizo que perdieran el contacto, pero años más tarde, se reencontraron en un programa, siendo ya los dos bastante famosos. A partir de entonces, ocultar lo que sentían el uno por el otro había sido inevitable. Tendían a discutir sobre quién había dado el primer paso, pero nunca llegaban a un acuerdo y cada vez que contaban su historia, ésta cambiaba.
El caso era que Tae Hyung había decidido sentar la cabeza, a pesar de que algunas personas se creían que era solo un chico... no, ya no chico, hombre, que no se tomaba nada en serio. Una cosa era que fuera alegre y desenfadado y otra, un idiota.
EL IDIOTA ERA JIMIN.
Se había ido a dar una vuelta para tranquilizarse y después de pasarse tres horas de un lado para el otro sin saber muy bien a dónde ir, había regresado al piso que compartían los dos. Al llegar, le extrañó encontrar las luces apagadas porque su pareja no tenía trabajo y le comentó que aprovecharía para descansar —justo antes del rechazo, por supuesto—. De repente, música de orquestra empezó a sonar por la casa y él dio un respingo por el susto. Caminó despacio hacia el salón, donde tenían el equipo de música, y cuando llegó, la luz de la luna que entraba por el balcón chocaba contra la figura que se encontraba en el centro. Ji Min, a oscuras, podía adivinarse vestido con traje y cargando un ramo de rosas en la mano. Cuando Tae Hyung entró en el salón, él se acercó despacio y al tenerlo más cerca pudo adivinar la sonrisa que se dibujaba en su rostro.
—Tae Hyung, lo siento. Pero antes te he mentido. No creo que seamos demasiado jóvenes, pero... ¡te me has adelantado! La... la verdad es que llevo meses dándole vueltas y... y quería pedírtelo de manera espectacular, no como lo voy a hacer pero...—Ji Min, de repente, se puso de rodillas, carraspeando un poco. Dejó con cuidado el ramo de rosas a un lado. Tae Hyung, en medio del bloqueo mental que la situación le había provocado, se preguntó por qué mejor no se lo daba. Entonces, el otro extrajo una cajita del bolsillo interior de su chaqueta y la alzó hacia él, abriéndola- Tae Hyung... querrías... ¿casarte conmigo?—preguntó, con voz trémula. El aludido lo miró sorprendido unos segundos, parpadeando muchas veces mientras intentaba asimilar la situación. Mientras le veía dubitativo, Ji Min se puso en pie de nuevo, y dado que no podía hablar, su novio asintió con la cabeza, todavía teniendo la mandíbula desencajada. Ji Min sonrió feliz y le colocó el anillo en el dedo, abrazándolo después por la cintura. Apoyó la frente en la suya, besando sus labios con suavidad y esperando todavía a que reaccionase— Por cierto. El anillo real todavía lo tengo que ir a buscar, o deberemos usar los tuyos, claro... eso es un cereal.—matizó, logrando que al menos esta vez Tae Hyung reaccionase, dejando escapar una sonora carcajada.

Micro FicsWhere stories live. Discover now