Omega

¡En marcha!

- Darío ¿Donde está Adonai?
- Fue a avisar al alpha. ¡Buen trabajo! Conseguiste atrapar a la mocosa.- Mocosa ¡Mocosa! O dios yo que tu me protegería los huevos porque un día de estos te los arranco.
- Dios, no sabes la suerte que tienes de que tu amigo me esté aguantando.
- ¿Qué ladras, niña? .- ¿Acaba de llamarme perra? Oh Dios, no se atrevería.
- No sabes todas las ideas de muertes que me llegan a la mente, chaval.
- Darío, déjalo así .- Contesta esta vez Iker.
- Haz caso a tu amigo o utilizaré tus huevos como bolas billar.
- ¡Vaya! ¡Pero si la gatita tiene garras!.- Se burla Darío. Te mataré pequeño engendro, solo baja la guardia.
- Darío, dejala en paz, no pienso repetirlo.
- ¡Venga hombre! ¡Solo estamos jugando!.- ¿Si? Pues a mi ni puta gracia me hace.
- He dicho que la dejes, no es a ti a quien está clavando las uñas. Vamos aun nos queda recorrido por delante y no quiero que el alpha se enfade.

[...]

Por el camino ellos van hablando y bromeando mientras que yo me muero del asco aquí, he logrado escuchar que falta algo mas de medio camino y que, por lo tanto, en unas 3 horas estaremos en la entrada de la aldea. A lo largo del viaje ellos no paran su charla, de hecho, a veces incluso intentan meterme en ella, alegando sobre la supuesta belleza de la manada, diciéndome que no es tan malo como yo creo y que me encantaría vivir allí. Me han descrito lugares concretos como el mercado, el río que pasa por el medio de la aldea, la gran muralla que rodea la aldea, etc.
Se nota en sus palabras como aman su manada y lo cierto es que, aunque lo esconda, estoy ansiosa por llegar, es decir, tal y como me han descrito su aldea, costumbres y gente el alpha debe ser una buena persona ¿Cierto?, Quizás allí halla lugar para mi y mis hermanos.

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