Omega

Ojalá...

Miro con cariño cada fracción de su rostro, asegurándome de que esto es completamente real y no uno de los tantos sueños que he tenido estas semanas. Pero me doy cuenta de que es cierto, de que mi mate esta aquí, delante mío mirándome como si fuese la más hermosa obra de arte.
Tiene el pelo más corto, rapado por los laterales, pero su cara sigue teniendo las mismas características; su piercing en el labio, sus ojos tan misteriosos como profundos, su mandíbula marcada... Sólo que se ve marcada por algunos arañazos y moratones, sus marcas de guerra.

-Me esperaba un beso, princesa .- Bromea Eth con la sonrisa permaneciendole en la cara, con sus ojos bañados de cariño.

Corro en su dirección, hacia sus brazos abiertos. Al llegar a su lado sollozo con fuerza en su hombro, soltando las lágrimas que me produce el saber que esa mirada va únicamente hacia mi.

- Estoy aquí, vida, y quiero que sepas que no pienso marcharme ¿Si? .- Asiento cuando me separa de el para agarrarme la barbilla, obligándome a mirarlo a los ojos.
- ¿Me lo prometes?
- Juro por mi vida, que nunca me iré de tu lado si no es para volver después.

Tras esa frase comprendo que en este momento no necesito nada más, lo abrazo con fuerza mientras las lágrimas vuelven a caer por mis mejillas.

- ¿Me amas?

- Ojalá entendieses que decir que te amo es demasiado simple para lo que siento, princesa

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