Vete

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Thiago corre hacia mi, abrazándome con toda la fuerza que puede emplear con sus pequeños brazos dejando al recién nacido entre nuestros cuerpos. Oigo el llanto de ambos niños, uno llora por la pérdida de su padre, por el miedo, incluso por la impotencia, mientras que el otro llora por hambre, sueño, o quizás por la molestia de la suciedad en su piel, viviendo en la ignorancia a causa de su corta edad. Ignorancia que yo envidio en este momento.

- Thiago, esto es lo que vamos a hacer. Tu, tu hermano y Karla vais a volver al refugio, donde os darán comida, una cama y un lugar donde lavaros. Debéis decirles que vais de mi parte ¿Te acordarás?
- Si, Luna.
- Sin embargo, no podréis decirles donde estoy. Aún tengo que buscar a más heridos .- Miro en dirección a mi cuñada, la cual me observa incrédula .- No te estoy apartando, menospreciando ni abandonando ¿Vale? Quiero que entiendas que una de las dos debe llevar los a un lugar seguro, y esto es un tema más mío que tuyo.
- No voy a dejarte, prometí ayudarte.
- Y lo seguirás haciendo. Necesito a alguien que me ayude desde dentro del recinto. Alguien que me ayude a meter a los heridos que encuentre ¿Entiendes?
- Si...
- Karla mirame ahora mismo .- Le susurro mientras me acerco más a ella, quedando cara a cara .- No voy a dejar la aldea, no voy a abandonar a tu hermano, no voy a morir y, sobre todo...

No voy a dejar de ser tu hermana

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