No puede ser

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Me escondo tras unos escombros mientras que Darío investiga el camino, asegurándose de que no hay ningún peligro. Ya han pasado dos días y solo nos falta inspeccionar un último barrio, pero... hay un inconveniente, ese barrio está realmente cerca de la guerra. Con eso me refiero a que han explotado bombas allí, no sería extraño encontrar a alguno de nuestros enemigos, de hecho, es seguro que nos encontremos al alguien. Los chicos aun intentan convencerme de que es una mala idea y que es poco probable encontrar a nadie vivo.
Sigo avanzando detrás de mí hermano con cautela, mientras analizo el lugar con la mirada en busca de algo fuera de lo habitual... joder, a este ritmo no llegaremos nunca.

[...]

Miro anonadada la batalla que se presenta delante de mi. No sé en qué momento me separe de los hombres que me acompañaban ni mucho menos el como llegué aquí, pero solo me preocupa la pelea que se encuentra en frente mi. Un brujo de apariencia un poco descuidada se encuentra combatiendo con un gran vampiro a su lado, y su oponente no es menos que el beta de esta manada, uno de mis mejores amigos. Adonai pelea a duras penas contra sus dos oponentes, esquivando los ataques y dandolos cuando puede. Yo, preocupada, busco a alguno de mis acompañantes, pero no e centro ninguno. Aún así no me rindo, busco un arma por el suelo, algo que me sirva para herirlos y conseguir salvar la vida de uno de los míos y, como la suerte me odia, no encuentro ni una mísera piedra, ni siquiera un palo. No me queda otra, fallaré a mi promesa y romperé algunas reglas, pero es la única opción. Utilizaré mis poderes y ayudaré a Adonai,

No abandonaré a un amigo a su suerte

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