CAPÍTULO 42: Comenzará cuando creas que todo ha terminado.

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MESES ATRÁS...

QUERIDO DIARIO

MAYO.

Presente.

Inicios de Mayo.

Quiero creer que aún está vivo, quiero creer que aún su sonrisa permanece entre nosotros, aunque todo sea mentira, prefiero imaginar que está acá conmigo, porque mientras sus recuerdos estén en mí y mi corazón continúe latiendo por él, todo en este mundo seguirá tan vivo como el beso que guardo para su llegada.

Y sigo andando, pero esta vez sin él.

Y no sé si es bueno pensar que ya no volverá, así como yo ya no seré la misma, si él no vuelve, ¿por qué yo tendría que hacerlo? Esa noche una parte de mí se fue con él, ¿A dónde? Al más allá dónde me estará esperando con su sonrisa coqueta y sus ojos pardos que me vuelven loca con solo pensarlo.

Estoy andando en mitad de la carretera, dónde un ángel y un diablo se vieron por primera vez. ¡Vaya que encuentro para más romántico! Te encontré sin buscarte, me encontraste en esta nada, me salvaste en todas las formas que alguien puede hacerlo. Y quizás cómo nos vimos en nuestra historia, una NADA, porque a pesar de no ser NADA, estábamos juntos y la NADA era tan bella a tu lado.

Me acuesto en mitad de la carretera viendo la luna llena pensando que quizás en el lugar que estés tú también la miras. Y es allí dónde te encuentro, te encuentro y me encuentras, y así... ¡Nos encontramos!

Sonrío en esta madrugada fría... ¡Sonrío! ¡Es por ti! Cada vez que no te siento vengo aquí para que no te vayas, cada vez que siento olvidarte, me castigo. Y si tuviera la mínima oportunidad de que regresarás... ¡Iría por ti! Mi Sebastián, mi chico malo.

Unas luces de un carro se estacionan cerca del lugar donde estaba recostada Flavia.

- ¡Flavia!- grita Austin bajándose del auto, me había estado buscando por todos lados.

Él se acerca a verme en mitad de esa nada y yo con los ojos fijos en la Luna, sin parpadear, sin importarme quién pueda estar

- ¡Es momento de ir a casa! ¡No sé qué rayos te pasa últimamente!- dice esto mientras intenta levantarme del suelo y yo me suelto de la fuerza que está haciendo.

- ¡Déjame en paz! Estaré aquí hasta que amanezca- dije aún desde la pista fría y sucia, nadie pasaba todavía por esa oscura carretera.

Austin, desde hace cinco meses que sucedió la muerte de Sebastián estuvo muy preocupado por mí, jamás tocamos el tema de la cabaña, era como si Austin hubiera tomado una pastilla para olvidarse de aquel día.

- ¿Te quedarás aquí? Si es así, me quedo contigo- dijo tan firme y conciso, por un momento no le creí hasta que vi que se acomodó a mi lado y giró su cabeza hacia la mía, nos mirábamos, sus ojos verdes que parecía más un gato, nunca me dejaron de parecer lindos.

- No te estoy obligando a que te quedes Austin... ¡Cada día hago esto!

- ¡Solo cuando sale la Luna! ¡Me he dado cuenta, ahora ya sé a dónde vienes desde hace cinco meses!- me dijo tranquilo, sin perder una sonrisa que la vida casi siempre destruía de su rostro, pero esa noche estaba sonriendo como si las cosas hubieran cambiado- Y no es ninguna obligación, me quedo porque quiero estar esta noche acá, contigo.

- Gracias... Austin-dije tan despacio su nombre que la sonrisa se alargó en su rostro y la mía se formó, me apegué más a su cuerpo mirando la Luna y él también.

- I love you...¡Flavia!- dijo entre sus pensamientos mirando el perfil de su gran amor y lo bella que siempre ha sido para sus ojos y de muchos.

Caminos Cruzados💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora