Tan brillante como una estrella.

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Si tan sólo estuviera ya en Nunca Jamás, atraparle y hacerle pagar al niño engendro por todo lo que su madre les había hecho pasar a su padre y ella. ¿Qué culpa tenían ella y su padre? ¿En qué le habían fallado a Rachel? ¿Porqué los había abandonado?. Annie Wayne se encontraba con aquellas interrogantes mirando desde su ventana al cielo, observaba fijamente un par de estrellas, una de ellas, la de la derecha, más grande y brillante. Ahí, en nunca jamás se encontraban las respuestas a muchas de sus interrogantes.
La puerta de su habitación se abrió dejando entrever en la penumbra a la muchacha, un hombre alto y de cabellera castaña se adentró a la habitación sin encender la luz. El señor Wayne se acercó a su hija quien se limpiaba las lágrimas disimuladamente evitando el contacto visual.
-¿Pensando en ella y Peter de nuevo?, deberías estar alistando los últimos detalleso antes de partir- dijo él acariciando su mejilla. Annie era la viva imagen de su padre, su cabello castaño como el de él brillaba a la luz de la luna de manera casi mágica y sus ojos verdes también como los de su padre le miraban ahora como si de un espejo se tratase.
-Ya sé que debo dejarlo estar, pero no quiero. Necesito respuestas- contestó ella mirándolo
-Bueno, si tu estrategia sigue siendo interrogar a los Darling sobre todo cuanto sepan del muchacho dudo mucho que llegues muy lejos cariño. Haz llevado esa estrategia durante años.
La insistencia de Annie hacía la familia Darling , la habían convertido en una erudita de la tierra Nunca Jamás y quienes la habitaban. Sabía cada relato, cada anécdota y aventura vivida por los contados miembros de la familia que habían conocido aquella tierra prometida. Su trabajo como institutriz de los hijos de Jane ,( la hija de la gran Wendy, quien fue la primera en conocer a Pan), habían rendido todos los frutos que podían rendirle después de conocer a toda la familia durante sus años de servicio y someterles a una extenuante ( y divertida al parecer de Wendy) entrevista para sacar todo cuanto supieran sobre aquella tierra. Annie había contado todo cuanto sabía a su padre quien se mantenía al margen de la situación frente a los Darling, pero se sentía extasiadamente sorprendido, abrumado y emocionado por cada relato que llegaba a sus oídos mediante su hija una vez estuviesen solos en casa.
-La única manera en la que sabremos la verdad es ir allá- dijo ella
-Eres consciente de mi respuesta a eso. Yo no pisaré esa tierra por nada del mundo- contestó su padre de forma severa. Ella sabía que ir a ese lugar suponía un esfuerzo brutal para él.
-Cariño, si está en tu deseo ir a ese sitio y responder tus preguntas está bien, pero no me lo pidas a mi, por favor ...yo no podría, yo no sé si podría con tanto- dijo él apesumbrado mirando a la estrella donde su hija quería dirigirse.
-Zerina vendrá esta noche papá, no sé cuánto tardaré en volver, he planeado este momento por tanto tiempo- dijo ella tomando sus manos entre las suyas.
-lo sé- dijo él mirándola
-Haré cuanto esté a mi alcance para volver con noticias y me cuidaré de los piratas-
-también lo sé - contestó abrazando a su hija con ternura -debes de volver a salvo
-lo prometo- dijo la castaña sonriéndole a su padre.
Cuando un destello iluminó la habitación ambos se separaron para mirar a la pequeña visita que ahora les acompañaba. Annie tomó su bolsa en donde guardaba algo de proviciones, ropa y armamento. Echo una mirada a su padre mientras la pequeña hada la envolvía en polvo dorado tan brillante como la estrella de la que provenía haciéndola levitar hasta que su cabeza choco con el techo haciendo reír a su padre quien ya lloraba al ver con angustia a su hija marchar hacia una tierra desconocida.
-volveré, te amo papá-
-también te amo mi guerrera- dijo con el corazón en un puño el señor Wayne
Y fue así como vio a su hija marchar surcando la noche hacia la estrella más brillante, tan brillante como el corazón de su pequeña guerrera.
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Cuando ambas estuvieran por fin en la tierra prometida, Annie se deleitó con cada detalle que ella había visto en sueños de aquel maravilloso lugar, pero como siempre la realidad superaba por mucho a la ficción que ella había elaborado en su mente. Nunca había visto un cielo más azul que ese....nunca.
Descendió con cuidado pues odiaba la sensación de caída en su estómago y espalda mientras Serena le señalaba hacia el oeste.
-¿Qué dices?, ¿Piratas?- contestó ella mirando hacia la dirección que le había señalado el hada. Pudo ver un majestuoso navío cerca de la costa y salto de la emoción, no podía creerlo.
-El Jolly Roger!- exclamó con emoción, eso sólo podía significar una cosa...
-James- dijo la castaña con una pequeña sonrisa.
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Dentro del Jolly Roger, la paz por fin se hacía ver después de un arduo combate contra "El niño que nunca creció " , el cual culminaba de la misma manera como desde hacía ya bastante tiempo: un Peter Pan que burlaba a toda la tripulación y volaba junto a campanita perdiéndose en la selva, una tripulación aturdida y cansada de ir como idiotas detrás de un niño volador, al cual no alcanzaban ni a tiro de pistola y un capitán bastante furioso y cansado de ver cómo la escena se repetía cada vez que se enfrentaba a ese mocoso.
-Maldito seas...- siseo en gran capitán Garfio guardando su espada y acercándose a la orilla del barco para ver cómo su enemigo revoloteaba junto al hada burlándose de ellos en la línea de Costa, parecía que estaría ahí un rato más mofándose hasta cansarse y después huir como de costumbre.
Garfio apartó la vista de esa hórrida visión y miro hacia el horizonte cansado, cuando algo llamo se atención. A lo alto podía ver una silueta humana flotando, aquella figura miraba con interés hacia el niño que se mantenía en la costa revoloteando aún junto a su hada amiga.
-smee, mi monocular- dijo el capitán extendiendo su brazo hacia el mozo, un hombre regordete y canoso, mayor que el capitán y de gesto amable quien a prisa tomo dicho objeto y se lo dio a su capitán.
Garfio con velocidad ajustó su lente hacia aquella figura que seguía en el aire.
-¿Una mujer?- dijo el capitán observando con interés aquella muchacha, su esbelta figura y su blanca piel hacían juego con esos largos cabellos castaños que caían a sus costados, la vio decir algo inaudible para él y enseguida se percató de que no estaba sola, pues hablaba junto a un destello de luz que revoloteaba junto a ella.
-y un hada está con ella- dijo Garfio
-¿Será Wendy capitán? ¿O a caso la niñita que trajo Pan después ?....Jane creo que era su nombre- dijo Smee mirando con interés hacia la figura que se veía a lo lejos.
-Ni una y no la otra Smee, nunca olvido un rostro cuando lo veo y te puedo asegurar que eso no es una niña, y nunca había estado en esta tierra antes- aseguró el capitán al mayor, bajo el monocular para mirar a Peter Pan quien al parecer no se percataba que aquella figura en el aire lo miraba con interés, pues seguía en su ridículo juego junto con el hada a su lado.
Smee al ver que Garfio no ocupaba el monocular se lo pidió prestado para mirar aquella extraña figura que había descendido un poco acercándose a Pan, pero no lo suficiente como para que este se percatara de su presencia.
- Oh mi capitán, es verdad! se trata de una mujer, pero ese mocoso solo trae consigo a niños desde tierra firme, nunca adultos- dijo el hombre canoso mirando con interés a la muchacha quien ahora había bajado a tierra y se escondía detrás de unas rocas, cerca de donde Peter pan se encontraba, para mirarlo con el mismo interés conque ella era observada sin saberlo.
-Exacto Smee, el odia a los adultos y jamás traería consigo a ninguno de tierra firme, ahora bien, ¿Observas como le mira con interés detrás de esas rocas?- dijo el capitán mientras sacaba un pañuelo de su bolsillo y comenzaba a limpiar con delicadeza su garfio de color dorado sin dejar de mirar alternativamente a la joven y después a Pan.
-Si, parece esconderse de él- coincidió el mozo
- Eso no hace más que afirmar mis sospechas, él no la trajo, no sabe que ella está aquí y probablemente ni la conozca-
-Hay un hada con ella capitán, seguro fue quien la trajo aquí - le dijo el hombre mayor, aunque Garfio ya lo sabia.
El capitán ordenó que prepararán un bote y que dos de sus secuaces junto con Smee le acompañaran a embarcarlo, tenía que ir hacia dónde la mujer y saber el porque estaba en Nunca Jamás.

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Hacía rato que Annie dejaba de observar aquel majestuoso navío, pues Zarina se había percatado de que Peter Pan estaba en la costa y había guiado a la castaña hacia dónde él se encontraba. Annie sumamente interesada en conocer aquel niño que tanto había protagonizado las historias que ella había escuchado, descendió con delicadeza hasta pisar la blanca arena y acercarse a un conjunto de rocas donde podía esconderse para mirarle. Un niño menudo de al menos 12 años estaba como un tonto haciendo gestos ridículos hacia el barco burlándose, su cabello rojizo contrastaba con su piel un poco morena de tanto asolearse, observó su curiosa vestimenta y algo que le pareció reconocer como pecas en las mejillas y nariz.
-¿Vez campanita? ese estúpido de Garfio jamás nos vencerá, ni aunque los niños perdidos no estén con nosotros ahora- dijo el pelirrojo a la pequeña hada que le acompañaba.
"Niños perdidos" repitió Annie en su mente, recordaba al resto de la familia Darling y sus muchos hijos quienes ahora eran respetables caballeros de sociedad, ellos al igual que Wendy le habían contado tiempo atrás como habían dejado Nunca Jamás para llegar a tierra firme donde la familia Darling les adoptaría.
Aquel niño pelirrojo junto con el hada emprendió el vuelo nuevamente internándose en la selva y perdiéndose de vista.
-Era él Zerina, era él- le dijo Annie a la pequeña hada que tintineo a su lado.
-No, no le voy a seguir aún. Tengo que pensar bien cómo conseguir respuestas primero, aunque no sé bien a quién dirigirme aún para pedir ayuda, pero a él no por supuesto, es la última persona en quien confiaría- dijo Annie a la pequeña hada a su lado quien le dijo algo que solo ella podía oír.
-Sí, sé que tienes que volver a la tierra de las hadas, te agradezco que me hayas ayudado a venir- contestó la muchacha y Zarina le dijo algo que provocó que Annie buscara a prisa en su bolso.
-Oh es verdad, casi lo olvido- dijo sacando un morral más pequeño en el cual el hada se posó para sacudir su cuerpo y provocar que polvo dorado cayera en el. Cuando  este estuvo lleno Annie lo cerró con un fuerte nudo y lo guardo de vuelta.
-¿Segura que tienes suficiente polvo para volver? Le pregunto Annie a la pequeña figura quien asintió frenéticamente con al cabeza haciéndola reír - está bien, muchas gracias y buen viaje- le dijo mientras esta ascendía hacia la copa de los árboles y se internaba en la selva.
Annie se quedo ahí de pie mirando hacia el mar en busca del barco. Ahí seguía. ¿Sería buena idea empezar por ahí?.
Un carraspeo de garganta la saco de sus pensamientos y le hizo girar bruscamente del susto, ahí de pie frente a ella se encontraba un hombre alto, con barba y bigote, de cabellos negros y rizados que caían en cascada sobre sus hombros. Un traje color rojo con bordes dorados y un sombrero a juego contrastaban de manera impresionante con esos ojos azul profundo que le miraban con intensidad, esos ojos que tantas veces había visto solo en su imaginación y por primera vez como en sus sueños le perforaban el alma. Frente a ella se encontraba el pirata más temido de los mares después del gran Barba Negra del que tanto contaban las leyendas. Sin poder controlarlo, su cuerpo. comenzó a temblar un poco, pero en los ojos de las castaña no había ni una pizca de temor.
-Hermosa Dama...- comenzó a hablar el hombre con tranquilidad y suma educación - permítame presentarme, mi nombre es James Garfio-.

Azul ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora