Salvajes

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Disclaimer: Los personajes no me pertenecen a excepción de los que he tenido que agregar para darle forma a la historia. El resto es propiedad de sus respectivos autores.
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El retumbar de las botas de Garfio era el único sonido que irrumpía el silencioso atardecer. Frente a la puerta de su propio camarote que se encontraba cerrada, él daba vueltas con ansiedad. Desde que habían regresado al Jolly Roger, Annie se había encerrado en el camarote y había cerrado por dentro la puerta para evitar que alguien entrara.

Ching al ver la conmoción que sus aclaraciones habían causado en sus visitantes, decidió despedirlos para verse la mañana siguiente, insitió en que se llevarán los cofres de regreso con ellos, muy a pesar de sus hombres quienes ya se habían hecho a la idea de tener en sus manos tantos objetos de valor. Tan solo James le pidió que conservara la caja musical como un regalo de una buena amiga en la aldea que habían dejado atrás. La lider algo desconcertada aceptó quedarse con al caja musical bañada en oro, sin embargo los cofres regresaron a los barcos de James. En la mirada de la pirata parecía entender que Annie necesitaba tiempo para pensar en la información que recién había recibido y sin agregar nada más dejo que regresaran al Jolly Roger haciéndoles saber que estarían vigilados.

Ya en el barco, ni siquiera las bromas de sus marineros sobre como una mujer lo había despojado de su propia habitación calmaron la ansiedad del capitán, quién al igual que Zarina que se había quedado en su lugar mirando hacia la puerta cerrada sin decir palabra, sólo podía pensar en el torbellino de emociones que la menor de los Wayne debería tener en su cabeza.

-Tenemos que evitar que cometa alguna tontería- dijo Leandro sin éxito en llamar la atención del hada o de su capitán

-Puedo tumbar la puerta si me lo pides James- soltó Zarina sin dejar de mirar la misma con el ceño fruncido, sus ojos enrojecidos delataban que había llorado por momentos, pero ninguno de los hombres le cuestionó cuando la vieron derramar silenciosas lágrimas.

Ambos hombres comprendían de sobra la conexión entre ellas, no eran necesarias preguntas como esa.

Los colores naranjas y rojizos que enmarcaban el atardecer adornaban la escena y el viento revolvía los cabellos de aquellos piratas frente a la puerta del camarote principal del Jolly Roger.

-Hay que darle más tiempo, comprendan lo difícil que debe ser para ella- respondió James mirando hacia el horizonte una vez que calmó su andar.

-Y para todos- se escucho la voz de Salvo quien recién se les unía - todo este embrollo es una estúpida locura James, esa jovencita carga sobre sus hombros un peso enorme.

-Lo sé- respondió James en su sitio mirando el atardecer y preguntándose lo que estaría pasando por la mente de la castaña.

-Ser la hermana de sangre del niño de la profecía, el mismo que está de lado de los salvajes ahora. ¿En dónde demonios está Esmeralda? ¿Y porqué no planta la cara ante su hija y su esposo?- continuó Salvo con furia mirando alternativamente a la puerta y a su capitán.

-Esmeralda...Rachel...Azalea...- comenzó Leandro a enumerar los distintos nombres por los que era conocida esa mujer.

-Da igual el maldito nombre, lo importante es lo que hizo, abandonar a su familia y huir- añadió Zarina con recelo sacando una daga y enterrándola en un barril vacío a un costado de la puerta provocando que los tres hombres la miraran.

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