Zheng Yi

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Zheng Yi, era un famoso pirata oriental que comandaba una tropa completamente fiel a él. En sus años de juventud, había conocido a Ching Shih, una joven muy bella y sin familia que se dedicaba a la prostitución. Comenzó a tratarla quedando inevitablemente enamorado de ella, y para su fortuna, ella también compartió el mismo afecto por él. Decidió hacerla su esposa y dirigirse a mar abierto para seguir dedicándose a la piratería. Durante todo ese tiempo, la instruyó en cuanto a todo lo referente a la piratería, haciéndola una gran comandante. Juntos, llegaron a reunir una flota formada por más de cuatrocientos barcos y setenta mil piratas siendo en ese entonces, los piratas más poderosos de oriente.

Una noche, sus suerte quedó marcada por un fuerte temporal, que destruyó varios de sus barcos y cobró las vidas de muchos de sus hombres.

Los fuertes vientos y la noche que se añadieron a la fuerte lluvia, impedían la buena visibilidad. Únicamente las enormes olas cerca de ellos que amenazaban con hundirlos, eran visibles.

En un momento de la desgracia, Ching había jurado escuchar el ruido de cañones, sin embargo atribuyó ese desliz al nerviosismo y la preocupación de salir de aquella situación. De un momento a otro, una enorme ola los cubrió por completo. Por fortuna, el navío no se había hundido, pero varios hombres habían caído al agua.

Zheng desapareció de la vista de Ching en ese momento, y ella tuvo que esperar hasta que el temporal se calmara, casi al amanecer para buscarlo con mayor visibilidad, ya que estaba convencida de que al igual que algunos de sus hombres, Zheng había caído por la borda.

Sin embargo, después de recuperar los cuerpos que pudieron, nunca hallaron el de Zheng.

Con gran dolor en su corazón, tuvieron que darlo por muerto y desaparecido en la inmensidad de aquel mar. Ella volvió a China como capitana definitiva de la gran flota, que junto a su esposo había conseguido, jurándose a ella misma y al recuerdo de su amado hombre, que levantaría su imperio y restauraría los barcos necesarios para comandar con dignidad, justo como él le había enseñado.

Esa era la historia oficial acerca de lo que se sabía de la vida de Ching Shih, quién tiempo después, ingresó a Nunca Jamás junto a su tropa y todas sus ostentosas riquezas, para desaparecer de los mares de oriente y permanecer en la "isla que nunca existió" desde entonces.

Dos cosas con respecto a su vida, eran un completo misterio para los habitantes de Nunca Jamás. El cómo había sabido acerca de la existencia de la isla y el cómo había ingresado a ella. Era una mujer hermética en cuanto a sus emociones y su historia, ninguno de sus hombres le traicionaría nunca, y ese pueblo que se había instalado al norte de la isla, mantenía en completa confidencialidad su verdadera historia.

James había conocido a Ching tiempo después de ser ayudado por Zarina a liberar a sus hombres de las minas, y evitó todo conflicto con la capitana hasta el día de las misteriosas muertes y desapariciones en ambas aldeas, donde las circunstancias les habían orillado a culparse el uno al otro por los eventos acontecidos.

En Nunca Jamás, todos sabían que la pirata había llegado junto a sus hombres a la isla, pero con el tiempo, se supo de la historia del hasta entonces difunto marido de la capitana Ching, así que fue una gran sorpresa para la flota oriental, el escuchar de los labios de Tigrilla el nombre de aquel preso.

-¿Zheng?- dijo la capitana Shih sin creer lo que sus ojos le mostraban - no...no puede ser...

-Claro que puede- dijo Tigrilla -y él es mi seguro ante cualquier estupidez que te atrevas a hacer.

Por un momento, Annie recordó con esa frase, la misma amenaza que Pan había utilizado contra ellos tras el rapto de Víctor.

-Y seguramente piensas que esto será así de sencillo...-Dijo Zarina desde su sitio llamando la atención de los presentes, a excepción de Ching y Zheng quienes no apartaban la mirada uno del otro, temerosos de que eso fuera un mal sueño.

Azul ProfundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora