Capítulo 1: Extraterrestres.

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Por Donghae.

-Donghae ¿te encuentras bien?

-¿Eh? –hacía unos minutos que había comenzado a sentirme mal, tenía un malestar general en todo el cuerpo pero principalmente en el pecho. Un presentimiento; esas cosas me pasaban, no con frecuencia, pero sí de manera acertada. Me puse nervioso de inmediato, la última vez que algo así me había sucedido, a la media hora mi padre había muerto en un accidente.

Traté de serenarme y respirar profundo, llevaba tiempo sin que este tipo de cosas sucedieran pensaba que no iban a volver, pero los minutos pasaban y yo me encontraba cada vez peor.

-Siwon... -mi amigo me miró preocupado por la falta de aliento en mi tono de voz.

-Donghae ¿qué tienes? –me preguntó acercándose a mí y palpando mi frente –Yesung, tráeme un paracetamol y un vaso con agua, tiene una febrícula.

-¿Febrícula? ¡Oh vamos, Siwon! Eso es para bebés –se burló Yesung, pero de todos modos estaba haciendo lo que Simba había pedido.

-¿Qué es lo que tienes, Donghae? –volvió a preguntar mi amigo.

-Nada, Wonnie –mentí porque no quería asustar a nadie -Debe ser algo que comí ¿crees que podría irme a casa?

-Ni lo sueñes, no voy a dejarte ir así a ningún lado –estaba negado completamente, así que tuve que poner mi mejor cara de súplica.

-Por favor, te juro que recuperaré las horas otro día. Trabajaré los siguientes tres días que la farmacia esté de turno ¿sí?

-No, Donghae, no es por el trabajo. Yesung, Teuk y yo podemos arreglárnoslas perfectamente bien sin ti por unas horas, pero me preocupa que te quedes solo estando enfermo.

-Siwi, ya soy una persona adulta, puedo cuidarme solo. Y de verdad necesito ir a mi casa, creo que voy a tener una cita con una parte específica de la casa por un tiempo largo –en realidad pensaba tener una cita con mi cama a ser posible, pero le di a entender otra cosa para que me dejara ir. Comprendió lo que había insinuado y su rostro cambió a uno más apremiante.

-Bien, te llevaré. Yesung, deja ese paracetamol y trae una Buscapina –se sacó la chaqueta de la farmacia y se acercó para ayudarme a levantar, hice mi mejor esfuerzo por pararme solo, así no parecía que estuviese tan mal. Necesitaba salir del laboratorio rápidamente, me faltaba el oxígeno y podía descomponerme en cualquier momento. Dejé que me ayudara a llegar hasta afuera, pero no que me llevara hasta mi casa, o me descubriría.

-Siwon, voy a ir en un taxi. Vuelve al trabajo por favor.

-Pero...

-No te preocupes, voy a estar bien –le dije con una media sonrisa porque era todo lo que me salía.

-Muy bien, pero tómate la buscapina ni bien llegues y llámame por cualquier cosa ¿ok?

-Okey... -Tomé un taxi frente a sus ojos y le dije la dirección de mi casa al taxista; sin embargo, mientras nos dirigíamos allí comenzó a faltarme realmente el aire y una sensación de claustrofobia me desesperó. Le pedí al chofer que parara el auto, pagué más de lo que debía y salí corriendo.

El cuerpo me temblaba demasiado, me apoyé en una pared y puse sobre el frío bloque mi frente para refrescarla. Llevé mi mano al pecho y apreté fuerte tratando, de alguna manera, que esa sensación de desasosiego dejara de aumentar, de expandirse como un agujero negro. Había algo que me gritaba sin voz, un pozo ciego que se tragaba mi alma, una palabra que no podía pronunciar porque no conocía qué letras la conformaban pero que tenía consistencia.

Sexto Sentido (EunHae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora