Capítulo 2: Si la vida te da limones, haz limonada.

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Por Hyukjae.

-Indícame por donde doblar para ir a tu casa –le pedí una vez que habíamos llegado a su barrio. El niño aún tenía el ceño fruncido e iba con los brazos cruzados en una clara señal de capricho. Tomando en cuenta su edad, aquello debería de haberme fastidiado y en cierto modo lo hacía, pero más que nada me parecía adorable. Era cierto que sentía que debía ayudarlo dado su estado y todo lo demás, pero el plan de acercarme a él tenía otra intención: averiguar por qué me atraía tanto.

-Dobla a la izquierda en la próxima esquina y conduce hasta el final de la calle –me indicó después de un momento en el que dudó si decirme o no. Era desconfiado, tal vez algo de inteligente sí tenía.

-De acuerdo –seguí sus indicaciones y nos llevó al final de una calle que cortaba el paso. Justo en la intersección había una gran casa con un jardín extenso ocupando todo el terreno, a los laterales había otras casas no tan grandes pero notoriamente lujosas, era un barrio de gente adinerada. Silbé.

-¿Tú vives en una de éstas? –pregunté impresionado. Él asintió.

-En esa –señaló justo la más grande con jardín. Yo me quedé mirándolo con los ojos como platos.

-¿De verdad vives ahí? Debes decirme a qué te dedicas, quizás cambie mi rubro –el niño solo atinó a poner los ojos en blanco.

-Mis abuelos construyeron un laboratorio farmacéutico cuando eran jóvenes. Mi abuelo había estudiado algo de medicina y farmacología y mi abuela era conocida por sus eficientes y milagrosos remedios caseros. Mi abuelo consiguió una licencia para fabricar medicamentos de origen natural y así comenzaron. Luego mi padre estudió debidamente en la universidad y se doctoró en farmacia; tiempo después expandió las ramas de producción e investigación y el negocio progresó. Mis hermanos y yo heredamos los laboratorios y la cadena farmacéutica que actualmente está en manos de mi familia y los asociados, amigos de la familia. De los hermanos Lee, yo soy el único que estudió química y farmacia, mi hermano mayor, Sungmin, es quien se encarga del manejo de las empresas y mi hermano menor, Henry... bueno, él es otra historia; él prefiere dedicarse a la cocina, es cheff internacional. Actualmente está en China, aprendiendo los secretos de la cocina china ancestral.

Hablaba con mucho cariño de sus hermanos, se notaba que les tenía mucho afecto.

-Te pregunté si vivías aquí, no toda tu historia familiar -le dije después del discurso que me dio. Pensé que iba a enojarse pero por el contrario se encogió de hombros y desabrochó su cinturón de seguridad.

-Estoy bastante seguro de que tarde o temprano ibas a acabar preguntándote de dónde viene todo eso y entonces comenzarías a tirar preguntas aquí, preguntas allá hasta saber más o menos la historia. Prefiero decírtelo de una vez y no dejarte sacar tus propias conclusiones.

Supongo que era una pregunta que con frecuencia le hacían. No se veía muy orgulloso de todo aquello. Más bien parecía cansado. Bajé del auto y fui hasta su lado para ayudarlo a bajar

-Hey ¿te encuentras bien? -Pregunté mientras pasaba un brazo por su cintura y caminábamos hasta la casa. El niño gruñón había desaparecido y en su lugar quedaba un joven que parecía resignado y vencido. Me miró y sonrió levemente.

-Supongo que sí, pero todavía no lo sé...

-No te sigo...

-No importa, no esperaba que lo hicieras.

Aquella respuesta me hizo sentir casi ofendido, o más bien enfadado conmigo mismo, por alguna razón sentía que yo quería saber las respuestas a sus problemas. Me sorprendía a mi mismo la necesidad que había nacido en mí de querer que se sintiera bien. Quería que se sintiera protegido por mí.

Sexto Sentido (EunHae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora